Veintiseis

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Kusanagi Shoichi no sabía que estaba viendo en esos momentos se había levantado un tanto sorprendido de su lugar, el doctor que hasta hace poco habían investigado y el mismo que había hecho del incidente Lost una tragedia, estaba ahí presente, no estaba muerto como le habían hecho creer en aquellos documentos que robaron de SOL. Realmente se lamentaba de no poder escuchar lo que sucedía, tampoco podía saber como Yusaku estaba reaccionando hasta ese momento. Aunque realmente se conformaba con que apareciera el video.

Si estaba vivo entonces podría vengarse realmente. Podía vengar a su pequeño hermano para que todos pudieran vivir con paz y tranquilidad al saber que aquellas pesadillas acabaron.

Revolver miraba con curiosidad a su padre. Había aparecido, bajo su vista a su disco de duelos, el ritmo cardíaco de su padre era cada vez más lento. No sabía que tenía en mente pero algo no le gustaba, no quería saber que pasaría después no quería aquello. No quería quedarse sólo ahora que las cosas se habían complicado.

Perdóname hijo mío —Habló Kiyoshi—. Te arrastre a este mundo por obligación, te obligue hacer cosas que tu probablemente no querías —Se le notaba su rostro de arrepentimiento—. Nunca pude ser un padre perfecto para ti, te abandoné a tu suerte y ahora tu pagarás esas consecuencias —Suspiró—. Lamento todas y cada una de las cosas que hice pero la peor de todas, fue dejar a mi único hijo sólo y a su suerte, tuviste que madurar y nunca pude disfrutar de todos esos momentos.

Eso no es cierto padre —Habló Revolver—. Tu me necesitabas, no confiabas en alguien más, tu realmente no tienes la culpa —Hablaba con desesperación.

Es por eso que debes ver más allá de esto —Habló su padre con calma—. Tienes que hacer tu vida, tienes que ser feliz con ella y tienes que olvidar cualquier venganza que te obligue que instalaras en tu corazón —Se veía totalmente arrepentido. Playmaker observaba atentamente—. Crea tu propio destino, planea un mejor futuro y sigue caminando para ser un mejor hombre —Revolver bajo su mirada para ver su disco de duelos, eso no podía estar pasando—. Nunca pude apoyarte pero esta será probablemente la última vez en la que pueda ser un padre para ti.

No lo hagas padre —Suplicaba Revolver—. Sin ti ya no me queda nada.

Lo haré Revolver porque te amo —Una sonrisa apareció en Kiyoshi—. Te quedaste sólo por mucho tiempo en esa casa, me hubiera gustado vivir más tiempo para estar presente en tu futuro, para poder apreciar cada una de las cosas que siempre me perdí —El brillo empezaba apagarse—. Sigue el camino que tu creas correcto, puedes seguir mis planes o puedes dejarlos, nadie te culpara —Empezaba a desaparecer—. Sigue lo que tu corazón quiera, que yo te acompañare en toda decisión.

Komagi Kiyoshi desaparecía. Una luz dorada rodeaba a Revolver quien miraba con desesperación a su padre, no quería eso, no quería que desapareciera así. Si fuera posible, Revolver estuviera llorando ahí mismo, se hubiera caído de rodillas y gritado porque aún quería tener ese tiempo juntos pero el hubiera ya no existía. Frente a él un camino azul aparecía, este terminaba hasta la Data Storm que aún seguía congelada.

Si estuve sólo padre —Confesó—. Pero cada vez que veía el Stardust Road, me guiaba a seguir caminando, a que debía seguir levantándome y era lo único que me ayudaba a tomar las decisiones de mi futuro —Alzó el rostro, su padre se había ido y al ver el disco de duelos en su muñeca, este le marcaba que ya no había señal alguna—. Seguiré peleando padre y buscaré aquel futuro donde los humanos no puedan ser controlados por los Ignis.

Fue en ese momento que Playmaker entendió esas palabras, abrió los ojos sorprendida y tapó su boca con las manos, sus piernas temblaba. Sólo había dos personas que le habían hablado sobre aquel fenómeno que ella nunca había visto, el Stardust Road había sido mencionado por Kusanagi pero sólo fue eso, una mención que quedó en el olvido. Pero Ryoken, Ryoken era el único que le había confesado que se sentia triste y al mirar aquel fenómeno, este le ayudaba a tomar las decisiones de su futuro.

Sin llegar a creerloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora