El camino a la biblioteca había sido lleno de silencio, aunque estaban en el centro de la ciudad aún así tenían que tomar el transporte al mismo, aunque esa era sólo una opción. Para desgracia de ambos, como el sol brillaba con intensidad y las personas querían llegar más rápido a su destino, los transportes estaban tan llenos que apenas y pudieron entrar.
Ryoken suspiro, a pesar de tener aire acondicionado y las ventanas abiertas, el calor en conjunto de las personas y el suyo mismo no ayudaba. Ahora no le hubiera parecido tan mala la idea de caminar bajo el sol brillante, aunque eso significará estar lleno de sudor y apestar del mismo. Bajo su mirada para ver a la dulce Yusaku siendo encerrada entre la ventana del transporte y su cuerpo mismo. Sus brazos estaban por arriba de su cabeza, se dio cuenta de lo pequeña de estatura que era y para que negarlo, de la dulce colonia que la chica usaba ese día.
Sus pequeñas manos estaban apretando su chaqueta, se sostenía ante los movimientos que hacía el transporte, y al igual que el, miraba a otro lado con sus mejillas rojas y el sudor resbalando por su rostro. Para su mala suerte, era que ni aún así ella dejaba de verse linda. Maldijo cuándo sintió ser empujado contra ella y casi chocando en el proceso, se dio cuenta que sus pechos estaban un tanto grandes, realmente disimulaba bien su figura debajo de aquella ropa tan holgada. Tuvo que pensar en otra cosa, esta era una situación vergonzosa que no había vivido con otra chica más que ella, para su desgracia, había un tipo a su lado quien no dejaba de acercarseles y empujarla en el proceso buscando alguna excusa para acercarse más a ella.
Había visto a ese tipo sonrojarse y con una sonrisa que no le había gustado para nada, lo había visto mirar a Yusaku desde que se colocaron a su lado, era la misma mirada que daba alguien cuando miraba un trozo de carne. Realmente le daba asco ese tipo de personas, tenía suerte de estar ahí con ella. La escucho removerse más y ver como la mano del hombre había tomado una de sus piernas.
A sus palabras había sido un accidente, a su vista era sólo un pervertido más.
Ryoken tomó aquella mano y la apretó causando que aquel hombre se quejará un poco. Que Yusaku le mirará como su salvador, tenían la suerte que nadie habia prestado atención.
—No te atrevas —Habló con voz profunda.
—Lo lamentó, no era mi intención molestar a tu novia —Tartamudeo el hombre de miedo.
—Alejate entonces o pagarás las consecuencias —Amenazó por ultima vez.
Dejo su mano libre, Ryoken escuchó el nombre de la estación por la bocina del mismo y sólo fue cuestión de tomar la mano de Yusaku y caminar a la puerta. Entre varios empujones ambos salieron. Esperaron que la parada se liberará de tantas personas y fue en el momento que Ryoken volvió a suspirar con más tranquilidad.
—Creo que hubiera preferido caminar y hubiéramos evitado tanto problema —Hablo Ryoken molesto.
—Superior podría...
Ryoken la miro, señalaba sus manos enlazadas, tuvo que separar sus manos con rapidez y rascar su cuello nervioso. Había olvidado aquel punto importante. Aunque ahora que veía mejor su pequeña mano, realmente era el tamaño perfecto para tomarla entre las suyas. Tuvo que mover su cabeza de un lado a otro, no estaba en ese tiempo de pensar en todas esas cosas.
—No me molesta pero gracias por decirle algo a ese señor —Habló un poco molesta—. Me molesta que las personas me miren de esa manera, como un pedazo de carne —Suspiró cansada—. No soy alguien violenta pero suelo decir malas palabras en situaciones así.
—No tienes que agradecer, sólo... —Habló ya tranquilo.
—¿Sólo? —Preguntó curiosa.
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Sin llegar a creerlo
FanfictionKogami Ryoken recuerda la primera vez que vio a ese niño de ojos verdes. Nunca llegó a imaginar que después de diez años volvería a ver ese niño como su enemigo o tal vez como algo más al descubrir su error. Una sorpresa que le hará abrir más sus oj...