Epílogo

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.o.

El cielo comienza a borrarse,

Ilumina el flujo de nubes;

Me imaginé que estaba gritando,

Mientras escuchaba la voz del viento.

.o.

El tiempo era eterno y los momentos eran pasajeros. Esa misma noche que todo acabó, AI había sido liberado con la promesa de que visitaría a Yusaku y le haría compañía ahora que estaría sola junto con ese pequeño que crecía en su vientre. La chica se sorprendió ante el comentario del monigote morado, antes de que preguntará el como sabía, este sólo había soltado una risita.

Soy tu origen Yusaku —Habló AI despreocupado—. Y soy bueno para darme cuenta de los cambios que pueden ocurrir en el cuerpo femenino —Antes de poder decir algo más Yusaku le sonrió—. Hoy estuviste sonriendo mucho.

Bueno —Habló Yusaku mirando el mar—. Ahora que estoy así, no me puedo permitir estar triste —Sonrió—. Solo te pido que no lo menciones a nadie, incluso si son tus amigos o Kusanagi, no menciones nada —Miró a AI— ¿Podrías prometerme esto?

¡Claro que si! —Pudo jurar que el monigote sonreía—. Bien, es hora de irme, prometo venir a visitarlos ¡Adiós!

Yusaku miró como este pronto había desaparecido. Sin duda lo extrañaría, se había acostumbrado a él. Se levantó de aquella banca para caminar al camión de Kusanagi. Abrió la puerta trasera y tomo su mochila. Donde se encontró con el dueño.

¿Te vas? —Le preguntó curioso—. Puedo llevarte.

No gracias, quiero caminar un rato —Yusaku sonrió—. Nos vemos mañana.

Dio la vuelta y empezó a caminar observando el mar desde el barandal. Sin duda, aquel escenario llamado Stardust Road era muy hermoso pero lo hubiera sido más si Ryoken estuviera a su lado. Alejo esos pensamientos. No podía estar triste. Su celular sono, un poco confundida vio quien le llamaba. Se sorprendió que era de su madre, sin dudar contestó, nunca había querido comunicarse con sus padres de esa manera pero que su madre diera ese primer paso, era lo importante.

¿Mamá? —Sonrió—. Estoy bien, podría decir que algunas cosas empezarán a ser mejores ahora —Escucho una risita del otro lado de la línea, Yusaku abrazaba su vientre al sentir una corriente de aire frío—. ¿Podía verte sólo a ti algún día? Tengo muchas cosas que hablarte y darte una sorpresa antes de que papá se infarte —Yusaku soltó una risita. Escuchaba con atención los planes que su madre tenía, sin duda ambas esperaban aquella salida, todo iba bien hasta que miro la casa de Ryoken, una idea había llegado a su mente—. Mamá ¿Me podías decir cuáles fueron los servicios que atendieron el funeral del abuelo? Es para un amigo.

Sonrió. Le alegraba saber que no estaría sola ahora en esas situaciones. Saber que tenía a sus padres de su lado, sería algo importante.

.o.

Sentimos un rastro de fiebre en nuestras mejillas.

Como lágrimas que corren.

Ya conocíamos el tipo de cicatrices,

Tendemos a aceptar incluso antes de que lo sepamos.

Sin llegar a creerloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora