"Oh Dios mío" pensé aterrada. Apreté los labios y aguanté las ganas de vomitar.
- Tía me duele mucho---lloró Sebastián. Me acerqué y le lancé una mirada tranquilizadora aun cuando yo no me sentía así.
- Tranquilo Sebas te voy a llevar a la casa--busqué a Diana con la mirada, seguía llorando a mi lado---Diana cariño, sé que estás asustada, pero necesito que por tu hermano, seas una niña fuerte ¿está bien?---ella paró de llorar y me miró gimoteando--- muy bien quiero que vayas a la casa y busques a alguien y que llamen a la ambulancia ¿sí?---ella asintió y corrió por el jardín hacia la casa---ahora cariño ¿qué más te duele?
- La pierna derecha---respondió Sebastián asustado. "Seguro tiene el hombro dislocado y la pierna fracturada" pensé asustada.
- Bueno sebas, sé que te está doliendo mucho, pero necesito llevarte en mis brazos. Te voy a cargar ¿sí?---él asintió con dolor. Pasé mis brazos por debajo de sus piernas y comencé a caminar. Sebastián apretaba la boca para no gemir de dolor. De sus ojos emanaban lágrimas--- Espera un poco cariño. Ya vamos a llegar---cuando ya casi llegábamos, vi a Damien salir apresurado de la casa. Corrió hasta nosotros. Me alivié al verlo. Él sabría qué hacer.
- ¿Qué sucedió?---exclamó con rapidez
- Se c-cayo del c-caballo---tartamudeé
- Vamos a acostarlo en la parte de atrás. Estando en esa posición quizás lo estés lastimando más porque no sabemos si es fractura o algo peor---lo miré asustada. No pensé en ello. Damien me abrió la puerta del auto y entre los dos lo acostamos en el asiento. Mary estaba cerca de nosotros mirándonos con preocupación---Mary lo llevaremos al hospital. Busca a Diana, se escondió en el estudio de su papá, tranquilízala. Y dile a Enrique que guarde a las yegua---el tono de Damien era implacable. Ambos nos sentamos en los asientos delanteros y Damien encendió el auto y aceleró. Sebastián lloraba de dolor y yo lo trataba de tranquilizar.
- Ya vamos a llegar cariño---dije con voz llorosa. Hace tanto tiempo que... Sacudí la cabeza. No era el momento de recordar. Traté de no pensar en la sangre que tenía en mis manos. Solo me concentré en el rostro adolorido de Sebastián. Estaba nerviosa. Miré a Damien y él me observaba por el espejo retrovisor. Yo tragué grueso. Sus ojos parecían dos fosas de hielo. Desvié la mirada y apreté mis manos para controlar el temblor.
Creo que solo pasaron diez minutos cuando Damien se estacionó en emergencia. Allí nos esperaba un médico con dos enfermeras. Llevaban consigo una camilla. "¿Cómo fue que ellos se enteraron tan rápido?" pensé asombrada
- ¿Qué fue lo que ocurrió?---preguntó el doctor mientras sacábamos a Sebastián del auto y lo colocábamos en la camilla.
- Estábamos cabalgando y la yegua de él perdió el control y lo tiró al suelo---dije rápidamente
- Muy bien. Debemos llevarlo a urgencias---exclamó el doctor a las enfermeras. Los tres se llevaron la camilla, mientras nosotros los seguíamos hasta unas puertas que tenían acceso restringido.
- Lo sentimos, pero no pueden pasar--- nos dijo una enfermera que luego entró por esas puertas. Nosotros nos quedamos ahí parados, hasta que me dieron unas ganas de vomitar y salí corriendo a buscar un baño. Una de las enfermeras me dijo donde quedaba uno. Entré en uno de los cubículos y vomité. Estuve varios minutos encerrada ahí hasta que salí al lavamanos. Me enjuagué la boca y me lavé la cara. Al mirarme al espejo vi a una mujer mortalmente pálida. Jamás en tantos años me había visto así. Me lavé las manos con fuerza. Necesitaba quitarme la sangre. Al final me rendí y salí del baño. Afuera me esperaba Damien recostado a la pared.
- ¿Te encuentras bien?--preguntó preocupado
- Sí--dije arreglándome el cabello
- ¿Por qué será que no te creo?--me dijo fijamente---tu cara te delata Carlota. No estás bien.
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La Oscuridad de mi Corazón
RomanceCarlota Montenegro es una arpía sin corazón, todo el mundo lo sabe, incluso ella está orgullosa de serlo. Su lema es "sin compasión, vivirás en la gloria", pero, ¿qué pasaría si la muerte de su hermano exiliado, cambia su estilo de vida contra su vo...