Capítulo 20 "Nuevamente en mi cárcel"

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Solo pasó una hora para que pudiera calmarme, arreglarme y salir del baño con debilidad. Fui hasta el mini bar agarré la botella y me bebí lo que quedaba. "Al infierno el glamour" pensé secándome la boca con el brazo. Desde el accidente había evitado las bebidas alcohólicas, pero para sobrellevar esta situación necesitaba un apaciguador cerebral, en especial ahorita que me toca partir de la empresa. Mi cuerpo se relajó con el coñac, caminé tambaleante hasta el escritorio, agarré mi cartera, busqué mis lentes oscuros para colocármelos y sin mirar atrás caminé hasta la puerta. Donde solo estaba Benzon tras su escritorio en espera. Él se levantó de inmediato al verme.

- Ya es hora de irme---mi voz sonaba ronca, extraña. No sé si fue por lo que lloré o el coñac que me tomé. Caminé tambaleante y casi me caigo al tropezar con mis tacones. Benzon me sostuvo el brazo de inmediato. Reí por lo cómico de la situación. Antes jamás hubiese permitido eso---gracias Benzon. No sé qué me pasó---y volví a reír. Él me veía preocupado.

- La acompañaré al automóvil---dijo Benzon con su típica cara seria. Me lo imaginé con el cabello naranja, bigotes y anteojos grandes y no pude evitar reir a carcajadas. Él se sorprendió--- ¿De qué se ríe?

- Te imaginé gracioso---y seguí riendo sin parar.

- Srta. Carlota---Benzon suspiró---usted está un poco ebria. Es mejor que se mantenga callada, para yo así poder sacarla del edificio, si no, todos se enteraran de su estado.

- ¿Qué es otra mancha a la cebra?--dije dolida---esto no es nada a comparación de lo que sucedió.

- Srta. Carlota...

- Tranquilo Benzon---lo interrumpí----aunque esté ebria y mareada, mantendré la compostura. Llevo 26 años haciéndolo. Es lo que mejor se hacer---me erguí y caminé recta hasta el ascensor. En este piso, solo está mi oficina. "Ex-oficina" pensé con tristeza. Benzon iba tras de mí. Me apoyé a la pared y él se puso adelante para presionar los botones. Marcó sótano.

- El auto la espera en el sótano---comentó Benzon para responder una pregunta invisible. Asentí. Era lo mejor. No me veía caminando por todo el vestíbulo. Comenzamos a bajar del piso 15 hasta que paró en el 10. Las puertas se abrieron y tres jóvenes que reían de un comentario, al vernos se quedaron estáticas.

-¿Suben señoritas? ---preguntó Benzon serio. Ellas negaron con la cabeza y él cerró las puertas. Seguimos bajando hasta que otra vez se detuvo en el piso 8. En este caso había cinco personas que tuvieron la misma actitud de las otras tres. Benzon ni preguntó sólo cerró las puertas. Lo mismo ocurrió en los pisos 5 y 2. Las personas me veían impávidos y no se subían al ascensor. Un nudo se formó en mi garganta. "Les doy tanto asco que ni siquiera se atreven a montarse conmigo en el ascensor" pensé deprimida. Al fin las puertas se abrieron en el sótano. Allí se encontraba Pedro con la puerta abierta. Benzon a mi lado.

- Benzon ¿Cuál es tu nombre?---pregunté antes de subirme al auto.

- Daniel---respondió con sorpresa

- Bueno Daniel---extendí mi mano para estrechársela--- gracias por haber trabajado conmigo. De todos los secretarios que tuve fuiste el único que soportó mis exigencias. Eres realmente bueno. Gracias ----Daniel Benzon estrechó mi mano con fuerza y asintió.

- Gracias a usted Srta. Carlota. Y aunque usted no lo crea, es una jefa muy buena---sonreí levemente. Las ganas de llorar me superaban. Me subí al auto, mientras Pedro cerraba la puerta. Bajé la ventanilla y me despedí de Benzon la mano. El hizo lo mismo hasta que desapareció de mi vista. Pedro salió del edificio Montenegro y se metió en el tráfico de Bruselas. Me recosté al asiento y calmé mis mareos. Tardamos en llegar a mi apartamento. Pedro se estacionó al frente del edificio y me abrió la puerta.

La Oscuridad de mi CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora