Los días fueron pasando muy rápido. Ya sólo quedaban quince días para poder irme de este lugar. Aunque tal vez quede menos si todo mi plan resulta a la perfección. He salido poco de mi habitación. Menos mal que había un módem de Internet wifi, así que pude hacer todas las reuniones por videoconferencia. Si estaban sorprendidos o no, no lo mostraron, solo siguieron mis órdenes. Así estuve todos estos días, trabajando. No me he separado de mi laptop, por mucho que Diana armara berrinches cerca mío hasta que la Sra. Julie se la llevaba, o cuando el indeseable me observaba de forma recriminatoria y decía que tenía puntos menos. En realidad no me importaba, solo quedaban algunos cables sueltos para terminar los acuerdos con las Industrias Monogami y Corporación Axis. Ambas sustituirán a Bellington y CCA. Sonreí satisfactoriamente. "Creíste que me habías atrapado Cristian, pero no, siempre fui astuta " pensé tomándome una copa de vino.
****
- Damien ¿Qué vamos a hacer?---preguntó Julie preocupada---los días pasan y no hay avances. Solo se la pasa ahí encerrada con esos aparatos. No interactúa con los niños---miré su rostro angustiado y apreté los dientes. Esa condenada mujer no bajaba para nada.
- Julie aun no entiendo algo---comenté en voz baja para que los niños que veían tv, no escucharan--- si ella no quiere hacerse responsable de los pequeños ¿por qué aún está aquí? Algo la debe estar reteniendo---vi como ella se ponía nerviosa y estrujaba las manos---dime la verdad por favor.
- Bueno esto es algo que me contó Lee de forma confidencial, claro que también se estaba desahogando del mal rato que paso con Carlota---suspiró y me miró al rostro---Damien, Cristian y Maritza la están obligando a hacerse cargo de los pequeños. Al parecer estipularon que si ella no acepta, dos de sus inversionistas mayoritarios la abandonarían, ya que las empresas eran de Maritza, así que si ella no acepta el testamento perdería una gran parte de su industria. Es por eso que está aquí---la noticia me dejó sin habla por un momento.
- Ya sabía yo---susurré molesto---- es que ella no se mueve si no hay algún interés financiero. Es tan...
- Damien es la hermana de tu amigo---interrumpió Julie con suavidad.
- Si lo sé, pero ¿cómo es posible?---pregunté molesto
- Debemos aprovechar el motivo para jugarlo a nuestro favor Damien---dijo ella positivamente. Solo me quedé en silencio. Necesitaba pensar. Salir.
- Julie voy a salir un rato a buscar aire---me levanté del asiento de la cocina. No espere que contestara, solo salí por la puerta trasera hacia el jardín. Ya era de noche. La luna llena iluminaba todo el patio. Me senté en uno de los bancos y fije mi mirada en la luna y las estrellas. A Cristian le encantaban. Si hubiese podido, era lo que hubiese estudiado, pero sus padres jamás se lo permitieron. Lo obligaron a ir a Harvard a estudiar administración de empresas, ya que era el sucesor familiar. Y aunque luego que pasó todo su problema, jamás pudo estudiar astronomía, solo quedó como hobby. Iba a convenciones, seminarios, talleres y todas esas cosas. Y a mí me obligaba a ir con él. Sonreí por el recuerdo, pero luego me puse serio--- ¿por qué hiciste todo esto Cristian? Porque estoy seguro que tú fuiste quien planeó todo ¿por qué quieres que esa mujer se encargue de tus hermosos hijos? Ella es tan... mala---fue lo único que se ocurrió---ella solo quiere deshacerse de los niños. Seguramente ya busco los internados o alguna otra opción para no hacerse cargo de los niños.---suspiré--- ¿qué debo hacer?---cerré los ojos. Recordé el día que conocí a Cristian. Había ido a visitar a mi hermana al hospital y me había perdido en ese gigantesco lugar. Yo tenía un aspecto horroroso. Acababa de llegar de un viaje de negocios por China y había ido directo para allá. Me ganar se había caído de unas escaleras y estaba hospitalizada. En unos de los pasillos vi a un joven con ropa de hospital y arrastrando el suero que estaba conectado a su brazo. Caminaba "rápido" o eso creía él. Miraba a todos lados. Me pareció curioso. Se notaba que escapaba de alguien. Así que me acerqué a él y le toqué el hombro, él se sorprendió y me gruñó.
ESTÁS LEYENDO
La Oscuridad de mi Corazón
RomanceCarlota Montenegro es una arpía sin corazón, todo el mundo lo sabe, incluso ella está orgullosa de serlo. Su lema es "sin compasión, vivirás en la gloria", pero, ¿qué pasaría si la muerte de su hermano exiliado, cambia su estilo de vida contra su vo...