Epílogo

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- ¡Vamos tía Charllota! Llegaremos tarde---sonreí. La niña estaba emocionada y ansiosa.

- Tranquila Diana, vamos bien---escuché a Julie tranquilizarla--- ¿estas lista Carlota?--la miré a través del espejo y le sonreí.

- Creo que si---Julie me sonrió con cariño

- Diana, anda con Daniel y dile que ya vamos a salir--- la pequeña salió corriendo a buscar a mi antiguo secretario. Cuando supe que él era nieto de Julie me sorprendí enormemente. Ella hace algunos años hizo lo posible para que Daniel fuera contratado por mí. Todavía no sé cómo lo hizo y tampoco me interesa porque gracias a él pude estar con mis niños al mentirme sobre las supuestas leyes australianas. Al final resultó ser un gran amigo y confidente. Luego de la detención de mis padres y el nuevo nombre de las industrias Montenegro hace ocho meses, Daniel se convirtió en un querido amigo. Algo que nunca tuve. Le renunció a Damien y fundó su propia empresa. Hace años que lo quiso hacer, pero para ayudar a su abuela, trabajo para mí. Ahora yo trabajo para él a distancia. Aún no he salido a luz pública. Excepto hoy...---estas hermosa, cariño--- sonreí y miré el espejo. El vestido blanco se ajustaba a mi cuerpo como segunda piel---la novia más hermosa que he visto.

- Gracias Julie---la abracé con cariño--- gracias por todo. En poco tiempo te ganaste mi corazón. Tu eres como la mamá que siempre quise tener---a Julie se le aguaron los ojos.

- ¡Oh mi niña! Tú eres como mi hija, igual como lo fue Cristian. Te quiero mucho y estoy muy feliz por este día. Así que ahora vayamos. Damien debe estar muy nervioso. Aun no se cree que te casaras con él-- reí por su comentario y agarré el ramo de flores. Caminé a la salida. Afuera de la casa me esperaba Daniel y Diana junto a la limosina. Me ayudaron a subir y cuando ellos también lo hicieron partimos para la iglesia. El tiempo pasó rápido, como si estuviese en una nube. En las puertas de la iglesia, había un grupo de reporteros y fotógrafos, pero los ignoré. Solo quería entrar y ver a la persona que más adoraba y amaba. Entre flashes logré ingresar a la iglesia y al instante comenzó a sonar la orquesta. A mi lado se puso Pedro. Sonreía feliz. Besé sus mejillas.

- Gracias por llevarme Pedro---sonreí feliz

- Es un honor para mí Srta. Carlota. Hace tanto tiempo que no la veía feliz---agarró mi brazo--usted es como una hija.

- Entonces deja de tratarme de usted--- le sonreí---tú fuiste como el padre que nunca tuvimos Cristian y yo. Y agradezco todo lo que tú y Margarita hicieron por nosotros---él me abrazó y comenzamos a caminar por el pasillo. Todo estaba lleno de personas. Unas que conocía y otras que no. Los nervios me atacaron, pero al ver a Damien al final del pasillo todo a mí alrededor se esfumó. Él me observaba feliz. Era como si los dos fuéramos los únicos del lugar. Cuando llegamos, tomé el brazo de Damien y escuchamos las palabras del padre. Ni entendía lo que decía, solo veía a Damien. Al momento de decir que si y sellar nuestros votos con un beso fui la mujer más feliz del mundo. Los aplausos resonaban entre las paredes. Miré a Damien a los ojos.

- Te amo---exclamé con pasión

- Yo también te amo---me respondió Damien besándome otra vez.

- ¡Yo también los amo! ---gritó Diana corriendo a nuestro lado. Tanto Damien como yo reímos y la abrazamos. Sebastián se acercó a nosotros y nos abrazó.

- Y yo también--- comentó Sebastián sonriendo. Cerré los ojos y agradecí a Dios y a Cristian por esta oportunidad de vida. "Te la mereces". Abrí los ojos de golpe. Creí haber escuchado... Parpadeé varias veces, pude ver en el altar la figura de Cristian sonriendo. Quise gritar, correr, llorar, pero solo me quedé ahí viéndolo. De inmediato supe que no lo volvería a ver más, así que le sonreí y mentalmente le dije "te amo" y como un susurro en el aire escuché "yo también". Su figura ya no estaba, pero sé que siempre estaría con nosotros.

- ¿Pasa algo amor?---preguntó Damien preocupado

- No--lo miré a la cara y se la acaricié---no, no pasa nada---miré a mi alrededor y los invitados esperaban a que nosotros saliéramos de la iglesia. Afuera nos esperaban los periodistas. Damien apretó mi mano.

- Puedo decirles que se vayan

- No, déjalo---suspiré---es hora de que lo enfrente---los periodistas se agruparon a nuestro alrededor

- Srta. Montenegro ¿cómo se siente el haberse casado?---preguntó uno de ellos. Sonreí y miré a Damien feliz.

- Cómo lo mejor que me ha pasado en la vida. Damien Aldridge es el amor de mi existencia---sonreí y me volteé hacia ellos---y ahora soy la Sra. Aldridge, no Montenegro. Gracias---querían seguir preguntando, pero Damien y yo seguimos caminando hacia la limosina. Sin embargo, antes de subirme grité a todo pulmón--- ¡AMO A DAMIEN ALDRIDGE!---todos se sorprendieron. Yo sonreía feliz. Damien soltó las risas y también gritó.

- ¡YO AMO A CARLOTA ALDRIDGE!--- los flashes de las cámaras no paraban. Damien y yo reímos y nos besamos con amor. Jamás me cansaría de hacerlo. Él es lo que mi corazón buscaba y no sabía. Miré sus ojos y supe que a él le pasaba igual. Nuestro destino era encontrarnos y estar juntos. Y gracias a Cristian, así estaremos.

FIN

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Muchísimas gracias a tod@s  por llegar hasta el final de esta hermosa historia. Fue un placer para mi escribirla para ustedes. Ame el personaje de Carlota. Me encanta escribir historias de mujeres fuertes, que a pesar de los contratiempos, logran tener éxito y recuperarse aunque todo se vea negativo. Por eso ame a Carlota Montenegro. Todos tenemos segundas oportunidades y podemos cambiar ♡♡ 

Espero que les haya gustado mucho está historia y que se pasen por mi perfil para disfrutar de más historias de amor salidas de mi inspiración.

Un beso a tod@s y son veremos en otra historia... ♡♡♡♡

La Oscuridad de mi CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora