Una música suena al fondo mi mente. Llena mis sentidos adormecidos. La escucho a lo lejos, pero se detiene. Ya no la escucho más. Ahora simplemente la penumbra me rodea. Solo puedo distinguir mi cuerpo. En el aire percibo el olor que más me desagradaba. Cada fibra de mi cuerpo se tensa. Miro mis manos y están llenas de sangre. Todo mi cuerpo está lleno de sangre. Tiemblo de terror. Quise gritar, pero no pude, mi garganta está cerrada. No emite ningún sonido. Comienzan a caer del cielo gotas de sangre. Grito de terror y caigo al suelo arrodillada. "Tú lo hiciste" escucho como un eco. "Tú los mataste" repitió una voz de mujer. "Yo no lo hice" quise gritar, pero seguía muda. La sangre seguía cayendo como lluvia, cubriéndome por completo. Temblaba tanto que parecía que en cualquier momento tendría una convulsión. "Tú los mataste y ahora te toca a ti". Mis fosas nasales y garganta se cierran cuando intento respirar. Mi desespero aumento hasta que simplemente caigo en la oscuridad...
Me despierto buscando aire desesperada, pero al instante siento las arcadas para vomitar. Corrí hasta el baño y expulso lo poco que comí es noche. Cuando terminé, lavé mis dientes y cara. Me observo en el espejo y se refleja una cara mortalmente pálida. Me alejo de inmediato con piernas temblorosas. Me siento en el sofá y trato de calmar mis manos. "Necesito mis pastillas". Pensé que había superado las pesadillas. Hace años que no escuchaba esa voz. "Es todo esto" confirmé con una mueca. Saber de Cristian, es como abrir la caja de Pandora. Una que pensé tenía muy bien cerrada. Era necesario que me calmara. Solo unos días y todo habrá acabado. Cerré los ojos y quise dejar de pensar, pero una y otra vez se repetía en mi mente "tú los mataste". Necesito mis pastillas tranquilizantes. Me levanté a buscar mi bolso y destapé el frasco de emergencia para tomarme dos cápsulas. Estas pastillas las tenían en el bolso para cuando estaba bajo un fuerte estrés, sin embargo, cuando estaba más joven, las tomaba cuando sufría de pesadillas y escuchaba la voz de mi conciencia.
Fui al baño para llenar un vaso de agua y tomarme las pastillas. Nunca tomo agua del grifo, pero no pensaba bajar a la cocina. Fui hasta el sofá y me volví a sentar colocando las piernas cerca de mi torso. No quería volver a la cama. Recosté la cabeza en mis rodillas y me fui quedando dormida, gracias al efecto de las pastillas.
***
- Buenos días-- exclamé relajad cuando entré a la espaciosa cocina. Ahí sentados en la mesa vi a Diana y Sebastián esperando la comida.
- Buenos días Damien---respondió Mary sirviendo los platos---justo a tiempo. Ya voy a servir---le sonreí y me senté junto a los chicos. Ellos me sonrieron y comenzaron a comer. Hice lo mismo, pero al cabo de unos minutos me di cuenta de algo.
- ¿Dónde está Carlota?---pregunté curioso
- No sé por qué debe importarte---exclamó su encantadora voz tras de mí. Me volteé y vi a una Carlota muy pálida. Entraba a la cocina con el entrecejo puesto-
- Buenos días tía Charllota---comentó Diana sonriendo. Sebastián la ignoró.
- ¡Oh! buenos días Carlota---comentó Mary sonriendo---ya te sirvo el desayuno
- No hace falta. No tengo apetito---respondió tensa--solo quiero un poco de agua, pero sigue comiendo---agregó ella al ver que Mary se lo iba a servir--- puedo hacerlo yo misma. Hagan como que no me han visto--- Carlota agarró un vaso, y se sirvió el agua. Mary y yo intercambiamos miradas. Algo había pasado. Seguimos comiendo, pero no apartaba la mirada de la cara pálida de Carlota. Vi que ella abandonaba la cocina.
- ¿A dónde vas?---pregunté de inmediato
- ¿Sabes? No tengo porque decirte lo que hago--- me miró con gesto helado---pero para satisfacer tu desagradable curiosidad, saldré a buscar aire--- y diciendo eso se fue de la cocina. Arrugué el entrecejo. Ni siquiera se molestó en saludar a los niños. Suspiré. A veces pienso que ella es una causa perdida y fracasaremos en este plan.
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La Oscuridad de mi Corazón
RomanceCarlota Montenegro es una arpía sin corazón, todo el mundo lo sabe, incluso ella está orgullosa de serlo. Su lema es "sin compasión, vivirás en la gloria", pero, ¿qué pasaría si la muerte de su hermano exiliado, cambia su estilo de vida contra su vo...