Capítulo 19 "Disculpas públicas"

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Las horas fueron pasando. La reunión con la junta directiva y los empleados fue muy dura. Miradas de compasión, diversión, disgusto, placer y molestia, llenaban la sala. Solo callaron cuando hablé y pedí disculpas por todo lo ocurrido, y que debido a la situación las Industrias Montenegro dejará de llamarse así y formará parte de Conexus Petroleum. Muchos se sorprendieron, pero no dijeron nada. Terminé diciendo que Damien Aldridge sería su nuevo jefe y que él prometió no despedir a nadie. Y como último gesto hacia todos mis ex-empleados, incliné mi cabeza y les agradecí haber trabajado para mí. Alcé mi rostro y salí de allí con la frente en alto. Pudiera ser que toda Bélgica estuviese juzgándome, pero eso no significa que sea realmente culpable por todos los hechos de mis padres. Caminé con Benzon hasta la oficina y allí me encerré hasta la hora de la rueda de prensa.

Durante ese transcurso de horas, seguí tomando mi coñac mientras recogía mis cosas para no pensar, porque si lo hacía me derrumbaría sin control. Fue muy difícil para mí guardar todas mis cosas. En especial, cuando me toque ir a casa y hacerlo lo mismo ahí. La policía ya me llamó para notificarme que mis cuentas fueron congeladas y todos mis inmuebles fueron confiscados por el Estado. Las mansiones de Nueva York, Londres, Marruecos, Los Ángeles y París. Además de los cuatro yates y los diez automóviles. Lo único que me quedó fue la casa familiar y solo porque perteneció a mis tatarabuelos. No fue comprada con el dinero lavado de mis padres. Sin embargo, igual tendría que venderla. Mantener una casa de esa magnitud era muy difícil si no se tiene los recursos. Unas lágrimas furtivas cayeron por mis mejillas. "¡Todavía no Carlota! ¡Tienes que ser fuerte!" me regañé a mí misma. Me las sequé y respiré hondo. En eso tocaron la puerta, vi la hora y puse una mueca. Llegó el momento. Me bebí lo que me quedaba de la bebida y con la frente en alto, salí de la oficina, donde que me esperaba Benzon con algunos miembros de la junta directiva.

Al llegar a la sala de conferencia, me percaté que estaba a rebosar de periodistas y camarógrafos. Tragué grueso y caminé recta hasta el podio. Todos se callaron de inmediato al verme y podía cortar la tensión con una tijera. Sin perder mi serenidad comencé a hablar.

- Buenas tardes. Gracias a todos por asistir a esta rueda de prensa. Antes que comiencen las preguntas---los vi detenidamente---quiero hacer una disculpa pública a toda la nación---todos me miraron con sorpresa---los hechos denunciados en el día de hoy, los repudio con todo mi ser. Quiero que sepan que aunque son mis padres, repudio lo que hicieron y siento una profunda vergüenza hacia todas las personas afectadas por los delitos de Mark y Jessica Montenegro---observé el fondo de la sala para no tener que ver los rostros de las personas. La cabeza me daba vueltas y quería vomitar---No tengo palabras para lo que me enteré---respiré hondo---y por ello pido disculpas. Gracias---los periodistas quedaron momentáneamente aturdidos, pero se repusieron rápido y comenzó el ataque de preguntas. Le di la palabra a uno de ellos.

- Srta. Montenegro ¿estaba usted en conocimiento de lo que hacían sus padres?

- Así como ustedes, me enteré esta mañana, no tenía ni idea de su pasado. Cómo es de conocimiento general, mis padres y yo no somos muy comunicativos entre nosotros, así que jamás preocupe en investigar a mis padres. ¡Por dios! ¿Cómo un hijo investiga el pasado de sus padres para ver si tienen algo turbio? No creo que exista alguien así. Uno confía en ellos y lamentablemente, uno como hijo sale perdiendo--- vi como varios periodistas asintieron. Otro levantó más la voz y preguntó lo que más temía.

- ¿Puede hablarnos de la familia Bombardi? Según, usted fue la culpable de la muerte de esos dos jóvenes---me puse pálida de inmediato. Todos se quedaron en silencio en espera de mi respuesta. Quería irme y dejar que todo se vaya al infierno. "Pero ¿qué infierno Carlota?" pensé cínica. "Ya estás en él". Respiré profundo y con voz rota continué hablando.

- No sé de dónde sacaron esa información, pero la familia Bombardi fue muy querida para mí. Su hijo mayor fue mi novio y su hermana, mi amiga y compañera de ballet. El día de sus muertes---mi voz se pudo aguda, así que me controlé un poco. Cosa difícil, considerando que mis niveles de alcohol está ligeramente altos---estábamos celebrando en casa de un amigo de Domenic la aceptación tanto de Katerina como la mía, en la compañía de ballet ruso. Antes de ir a la fiesta, Domenic pasó por mi casa y su auto se averió, por lo que le presté mi automóvil descapotable. En la fiesta nos descontrolamos con la bebida y luego nos tuvimos que ir. En la carretera se nos atravesó un animal y Domenic perdió el control del auto---las manos me temblaban, así que las uní para que no se me notara. Ver nuevamente las imágenes, recordarlas me daba ganas de vomitar. Quería escapar. Observé a Benzon quien a su vez me veía preocupado. Le pedí ayuda con los ojos, pero los cerré y continué hablando---estuvimos horas tirados en el asfalto. Domenic murió de iso facto y Katerina murió después--no pude evitar que una lágrima escapara---yo también casi morí y pensé que había sucedido hasta que desperté en el hospital. Fue un milagro el haber sobrevivido. Así que eso fue lo que pasó. ¿El resto? No lo sé señores. Tan solo tenía 16 años. Había perdido a mi novio y amiga. Viví una situación traumática. Se destruyeron mis sueños de ser bailarina de ballet porque mis piernas quedaron destruidas. Solo tras casi un año de rehabilitación pude volver a caminar. Lo que hicieron mis padres escapa de mis manos---todos me observaron sorprendidos y con compasión. Quería irme. Sentía una opresión en mi pecho.

- Srta. Carlota---exclamó un viejo y reconocido periodista---sabemos que esta en una situación angustiosa y de mucha agonía---vi sus ojos y solo pude ver comprensión. Un nudo se formó en mi garganta---así que permítame decirle que para mí usted no es una Montenegro---muchos periodistas asintieron---ahí está usted con la cabeza en alto pidiendo unas disculpas públicas cuando usted no es responsable de los actos de sus padres. Sabemos que usted hace algunas horas atrás, denunció a sus padres. Pretendían escapar del país---la boca de mi estómago comenzó a arder---y le doy gracias por ello. Mi hermano fue víctima de una estafa hecha por sus padres y el solo saber que ellos ya están detenidos, podemos respirar tranquilos. Se hizo justicia---abrí los ojos desmesuradamente---sé que fue difícil para usted, considerando que son sus padres. No todos tenemos ese valor. Así que opino que esta rueda de prensa debe terminar. Ya lo que tenía que decir, lo dijo---el tono que usó el aclamado periodista Harvie Dickenson no dio chance de refutar. Se lo agradecí de corazón.

- Gracias sr. Dickenson y gracias a todos por escucharme---incliné ligeramente mi cabeza y caminé hasta donde estaba Benzon y con toda la fuerza que no tenía me dirigí hasta la salida de la sala de conferencia con los flash persiguiéndome. Al cerrarse las puertas tras de mí, me desboroné. Si no hubiese sido por Benzon me caigo al piso. La cabeza la tenía doble y quería vomitar---Benzon por favor ayúdame a llegar a la oficina.

- Por supuesto---respondió preocupado. Me levantó en sus brazos, porque al intentar caminar me caí. En cuestión de segundos ya estaba recostada en el sofá de la oficina.

- Gracias Benzon---exclamé débil----puedes darme un vaso de coñac, por favor

- Pero srta. Carlota, usted ha tomado mucho---respondió preocupado

- Mucho es nada para lo que realmente quiero tomar---respondí con dolor---por favor---él suspiró y sirvió otro trago para luego dármelo---gracias Benzon. Ahora, si no te importa quiero estar sola y si puedes bajar esa caja al auto, te lo agradecería mucho.

- Como usted diga---Benzon agarró mi caja y salió de la oficina. Cerré los ojos y dejé que las lágrimas corrieran por mis mejillas. Eran tantas las emociones que tenía que era difícil centrarse. En mi cabeza todo estaba revuelto y me dolía por ello. Despacio me enderecé en el sofá y de golpe me tomé el vaso de coñac. "Acabo de desnudar mi alma frente a millones de personas" pensé rota. Mi más íntimo secreto, al desnudo de la prensa para que no creyeran que soy una asesina. "Si lo eres Carlota" dijo mi voz interior, "siempre lo has sido. Digna hija de tus padres"

- ¡CALLATE!--grité histérica a la voz que ha reinado mi mente por diez años. La voz de mi conciencia. El estómago se me revolvió y corrí hasta el baño. Vomité otra vez. Sentada en el piso del baño, lloré desconsoladamente. Mi vida estaba acabada. 

La Oscuridad de mi CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora