Capítulo 22 "Un dolor insuperable"

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- No está señor---me respondió el portero del edificio

- ¿Cómo que no está?---exclamé preocupado

- La Srta. Montenegro se fue ayer con unas maletas.

- ¿sabe si estaba sola? ¿Cómo se fue?

- se fue con su chofer

- Muchas gracias--- salí rápido de allí. Me dirigí en mi automóvil a las antiguas industrias Montenegro. Tenía una reunión con la junta directiva y conocería las instalaciones. Busqué el número de Thomas y le marqué. Tenía que encontrar a Carlota.

- Hola amigo, buenos días---escuché la alegre voz que lo caracterizaba.

- Hola Thomas, necesito un favor tuyo

- Tú dirás

- Encontrar a Carlota

- ¿Encontrar? ¿No está en su casa?

- No, se fue ayer, pero no sé a dónde y su teléfono está apagado.

- ¡Oh vamos Damien! Piensa---exclamó Thomas--- tu conocías a esa familia. Carlota es una mujer que lo acaba de perder todo ¿A dónde crees que pudo haber ido?---analice sus palabras. Sin dinero y casa propia, lo único que le quedaba era la casa de sus ancestros. Donde ella se crió. Es lo único que el banco no le quitaría.

- La casa de la familia Montenegro

- Exacto---respondió divertido

- bueno amigo te encargo la reunión con la junta directiva

- ¡Qué!---gritó Thomas

-Lo siento, tú sabes también del traspaso y eso. Adiós.

- Espera Da...---colgué la llamada. ¿Cómo no se me ocurrió antes? Era lógico que ella fuera para allá. Di la vuelta en U y fui para el lado contrario de la empresa. Mi prioridad era Carlota.

****

- ¡Despierta, Carlota!---su voz me sacó de mi ensueño--- ¡Es la hora! Debes despertarte---me levanté con desgana, como todas las mañanas. Bostece y fui hasta el baño. Me observé en el espejo y suspiré. Tenía ojeras cosa que era negativo para mi presentación. Quedaban cuatro horas para ello. Me bañé, luego me vestí con mi leo tardó negro y mallas blancas---¿estás lista caro-caro? ---salí del baño y sonreí.

- Por supuesto Cristian--- sonreí feliz

- Bueno andando que Pedro nos espera afuera--- Cristian me sonrío y no sé porque quise llorar. Agarré mi bolso y salí tras él. Margarita se despidió de mi como siempre y me monté en el auto, con Cristian tras de mí. Recorrimos el trayecto en silencio.

- ¿Estás nerviosa?---me preguntó Cristian cuando ya casi llegábamos al teatro.

- Si---respondí con una media sonrisa. Él tomó una de mis manos y la apreté fuerte.

- Tranquila, eres la mejor---Cristian sonrió---te grabaré--- me mostró la videocámara--- y en la noche verás la hermosa presentación que darás.

- Gracias hermano--- lo abracé fuertemente y quise llorar otra vez. Nos separamos y salimos del auto. Fui directa al escenario. Mi corazón se encogió temeroso, pero respiré hondo y caminé tras bastidores a los camerinos para arreglarme. El tiempo pasó en cámara rápida, los preparativos de una presentación de ballet, siempre son dinámicos y llenos de tensión. Me puse en mi posición y esperé a que comenzara el acto. El telón sube y todo está lleno. Comienza la función. Bailo porque es lo único que hago bien y porque realmente lo amo. Cristian y el ballet son lo único que tengo. Termina la presentación y espero los aplausos que nunca llegan. Abro los ojos y observo la sala vacía. Miró a mis compañeros y no hay nadie. "Cristian" hablo sin que se escuchara mi voz. Estoy nerviosa. El olor a sangre inunda mis fosas nasales. Miro el piso y todo está lleno de eso. Mis piernas y manos también. Retrocedo temblando y me golpeo con un cuerpo duro. Miro hacia atrás y veo a Dominic y a su lado a Katerina. Sus rostros de un color mortecino me miran con reprobación, con odio. Retrocedo con terror. Detrás de ellos, estaban mis padres. Avanzan hacia mí sonriendo. Sigo retrocediendo temblando. En sus manos llevaban dos armas. Quise correr, pero era imposible. Escucho los disparos y al instante el dolor. Ellos siguen sonriendo. Veo mi propia sangre y me sumerjo en la a oscuridad.

La Oscuridad de mi CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora