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—¿En dónde están?

—Es un hostal llamado Minhia, está a dos calles del centro de la ciudad.

—Voy para allá.

—¿Puedes traer comida? Estamos muy hambrientos —Kyungsoo rodó los ojos totalmente enfurecido y colgó sin contestar.

Desde que se enteró de la orden contra Sehun, una nube negra llena de amargura, se posó sobre él.
Todo iba de maravilla; no tuvo problemas cuando el director de la agencia se enteró del caso "clandestino". Kyungsoo estaba seguro y se mantenía firme ante el caso: él no lo dejaría. El señor Kyuhyun decidió guardar silencio respecto al caso de Hirina ya que él tampoco quería que quedara impune pero dejó en claro que se deslindaría de cualquier rumor o noticia acerca de eso y Kyungsoo estaba satisfecho. Además, Tao había entrado a la APSN como forense interino y eso facilitaba algunas cosas como la obtención de los resultados de la necropsia. Todo marchaba de acuerdo al plan, hasta que Jongin le dio la pésima noticia.

Ahora, caminaba por las calles de Incheon, buscando el dichoso hostal. Llevaba varias bolsas con ropa y artículos de higiene personal. Aún no había comprado comida ya que creía perdería el sabor y la temperatura así que se detuvo en una pequeña tienda a comprar algo.
Algunas sopas instantáneas, sodas y snacks llenaban la canasta del azabache. Se acercó a la caja y con una sonrisa pidió que lo atendiera. Alzó la vista a la pequeña pantalla que se encontraba en la pared, justo encima de la cabeza de la chica que lo atendía. Un show de comedia era parte de la programación. Las bromas malas y las risas falsas del público colmaron la paciencia del bajito.
Con el rostro serio, pagó los artículos y agradeció el servicio.

Jongin y Sehun huyeron a la ciudad más cercana. Para Kyungsoo, era una gran oportunidad pues ahí vivía Jiyong y podría al fin hablar con él.
Llegó al hostal y, para disimular un poco, rentó una habitación. La anciana mujer que atendía ni siquiera volteó a verlo, tan sólo le tendió las llaves para que se fuera. Subió las estrechas escaleras hasta llegar a la habitación 12 y dejó las bolsas sobre la cama. Tecleó el número de Jongin pero mandó directo a buzón. Frunció el ceño e intentó llamar a Sehun, éste le indicaba estar fuera de servicio.

—¿Y ahora qué mierda...? —Bloqueó el celular e inhaló hondo, sobando sus sienes. Su celular comenzó a vibrar y rápidamente contestó—. ¿Hola?

—¿Kyungsoo? —La suave y molesta voz de Baekhyun llenó los oídos del azabache.

—¿Cuál es el número de su habitación? —dijo enfadado.

—Es la habitación 13 aunque... —No terminó de escuchar y colgó.

Salió con todas las bolsas y tocó con uno de sus pies la puerta de la habitación de al lado. Kyungsoo escuchó claramente como los cuchicheos cesaban y unas fuertes pisadas se acercaban a la puerta, la cual se abrió sólo un poco, dejando ver unos pequeños ojos que el bajito reconoció de inmediato.

—¿Quieres abrir ya? Las bolsas están pesadas.

Jongin abrió por completo y tras quitarle las bolsas, ambos entraron a la habitación. Sehun estaba sentado en el sofá, moviendo la pierna derecha de arriba a abajo rápidamente. Baekhyun estaba a su lado, acariciando los hombros del más alto. El pelirrojo se percató de la presencia de Kyungsoo y, tras enviarle una mirada fulminante, susurró en el oído de Sehun un par de palabras para que volteara a verlo. Kyungsoo desvió la mirada y carraspeó.

—Necesito que me cuenten todo —evitó que su mirada y la de Sehun coincidieran.

—El juez Junmyeon giró una orden de aprehensión en contra de Sehun. Me enteré cuando Mina me pidió traer las impresiones de la fotocopiadora. Había un documento firmado por el mismo Yifan en donde se ordenaba un arresto inmediato.

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