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Tocó el extraño timbre que estaba a un costado de la puerta y esperó a que atendieran. Luego de caminar por las calles de la zona residencial, al fin encontró la casa de Luhan. No dudó en sacar su pistola, pero inmediatamente se arrepintió de ello, por lo que volvió a guardarla en la cinturilla de su pantalón y aparentó ser un ciudadano común. No pasó demasiado tiempo cuando una chica abrió la puerta y sacó un carrito con utensilios de limpieza, detrás de ella, la figura de Kwon Jiyong se hizo presente.

—Gracias por venir. —Despidió a la chica. Sus ojos se encontraron con los de Kyungsoo—. ¿Puedo ayudarlo en algo?

—Busco a Xiao Luhan.

—¿Puedo saber para qué? —Se cruzó de brazos, recargándose en el umbral de la puerta.

—Necesito hacerle unas preguntas.

—¿Sobre qué? —Luhan apareció un par de metros detrás de Jiyong, con unos pantalones cortos y el torso descubierto—. Pase y explíqueme.

Jiyong salió del marco de la puerta, dándole paso a Kyungsoo. El bajito entró, dejó sus zapatos en un mueble y caminó en calcetines. Luhan no le despegó la vista de encima y se dio la vuelta para verlo completamente. Kyungsoo avanzó hasta estar frente al rubio. Soo había imaginado a Luhan bastante diferente. Más alto, más rudo y menos tierno, no se parecía tanto a la foto del sistema. Viéndolo de cerca, Luhan era bastante atractivo y parecía un ciervo inofensivo. Jiyong pasó de largo hasta la cocina, dejando a ambos hombres en privado.

—Dígame, ¿sobre qué quiere preguntarme?

—¿Conoce usted a Oh Hirina?

Luhan se aferró a la pequeña taza cafetera que sostenía entre sus manos y bebió un sorbo de golpe. Aún no contestaba la pregunta y justo cuando Kyungsoo iba a repetirla, el extraño timbre sonó de nuevo. El sonido de algunos vasos cesó y Jiyong salió de la cocina con un trapo entre las manos.

—¿Qué mosco les picó para que vengan a visitarnos tan temprano? —dijo Jiyong mientras avanzaba a la puerta.

Luhan y Kyungsoo aún mantenían la mirada fija entre sí. Un sonido puso en alerta a Kyungsoo. Despegó la vista del rubio y miró hacia la puerta. Como si el tiempo se volviera más lento, vio como el cuerpo de Jiyong cayó al piso bruscamente y de inmediato un par de hombres trajeados entraron a la casa, ignorando el cuerpo del diseñador en el suelo.

—¡Abajo, abajo! —gritó Kyungsoo para luego sacar su arma y apuntarle a ambos hombres.

Era muy tarde. El más alto de los tipos fue más rápido y disparó un par de veces. Luhan cayó de bruces frente a Kyungsoo. La parte posterior de su cabeza comenzó a sangrar y de inmediato recordó a Lisa. Un disparo más captó su atención, había pasado muy cerca de su brazo, sacándolo de su trance. Ambos hombres dispararon, pero Kyungsoo fue más escurridizo y gateó hasta llegar a la cocina.

Los pasos pesados de uno de los tipos resonaban por el pasillo. El crujir de las escaleras indicaban que el otro hombre había elegido buscar por las habitaciones. Kyungsoo preparó su arma: quitó el seguro y la pegó a su pecho, apuntando al techo, y el dedo sobre el gatillo. Esperó a que el tipo entrara a la cocina y así lo hizo. Era extremadamente alto y aún no había divisado a Kyungsoo, quien estaba sentado con la espalda pegada a la pared, justo detrás del hombre. Un par de disparos bastaron para que el tipo más alto cayera al suelo, sin vida.

Kyungsoo no movió ni un dedo, esperando a que el otro tipo apareciera. Y así fue. El sonido de los pasos apresurados en el piso de arriba y el crujido de las escaleras se hizo presente. Los pasos cesaron justo en el umbral de la puerta. Kyungsoo reafirmó el agarre sobre el mango del arma y esperó para disparar, pero un disparo atravesó la pared de cartón yeso, justo encima de su cabeza. Se encogió de hombros por reflejo y gateó lejos. Más disparos siguieron atravesando el lugar en donde momentos antes estaba escondido, pero él ya no estaba ahí.

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