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—Son cientos de carpetas comprimidas —Jongdae observaba el montón de información con incredulidad—. Son muchos casos de la policía.

—¿A qué te refieres? —preguntó Jongin.

—¿Recuerdan el asalto al Banco Central? Aquí hay algo sobre eso.

Jongdae abrió la carpeta y cientos de archivos se hicieron visibles. Entre imágenes y documentos, un video captó su atención.

—Reprodúcelo. —Jongin se acercó un poco más para observar mejor y Jongdae obedeció su mandato.

—No creo que podamos entrar el viernes. —Un hombre habló con dificultad—. ¡Tiene que comprenderlo!

El video mostraba un lugar oscuro y silencioso. La voz de aquel hombre resonaba por el lugar, haciendo una especie de eco. Una lámpara se encendió sin previo aviso e iluminó un lugar del oscuro cuarto aún sin dejar ver algo en específico.

—No hay nada que comprender, Hyungsik. Si no hay voluntad, no hay nada. —La silueta alta y delgada de Yifan se hizo visible—. Tienes equipo, tienes hombres y lo más importante, tienes una oportunidad en puerta. ¿Sabes qué es lo que te detiene? —se cruzó de brazos esperando una respuesta que no obtuvo—. Tu mediocridad.

Se escuchó el chirrido de una silla metálica y el rostro de Hyungsik fue iluminado por la luz. Yifan mantenía una cínica y burlona sonrisa encarandolo. Su sucio truco tuvo efecto en aquel hombre pues parecía que estaba decidido y ansioso.

—Está bien, lo haré. Sólo sea paciente.

—La paciencia no es un problema. Sé que ese dinero será mío, con o sin tu ayuda —se acercó aún más al rostro pálido del castaño—. Será mejor que te involucres para que recibas tu parte, si no, ¿con qué vas a mantener a tu pequeña y linda esposa? —sonrió de lado.

Retomó su postura erguida y caminó lejos de la luz, saliendo totalmente de la toma del video. Luego de un par de minutos, Hyungsik se acercó a la cámara, la retiró de su lugar y detuvo la grabación.

—Ese hijo de...

—¿Qué más hay? —Jongin interrumpió a Minseok—. ¿Hay algo sobre Sehun o Kyungsoo?

—No lo sé —murmuró Jongdae sin despegar la vista de la pantalla—. Tendré que seguir buscando.

—Ojalá haya algo que nos sirva —Tao sobó sus sienes—. Estamos corriendo demasiados riesgos.

—Puedes irte si quieres —Kyungsoo habló—. Lo digo con buena intención y no sólo a ti. Todos pueden retirarse del juego. Nadie sabe que están involucrados en esto.

—Estamos aquí para apoyarlos. —Minseok observaba directamente a Kyungsoo—. Esto es un asco, ustedes no lo merecen y no vamos a permitir que Yifan se salga con la suya.

—No tienen que hacerlo. Por favor, sálvense ustedes —suspiró resignado—. La persona que quiera irse, hágalo ahora.

La sala quedó en completo silencio y todos se mantuvieron inmóviles. Todos excepto una persona, la última persona que Kyungsoo imaginó que aceptaría la oferta.
El corazón de Kyungsoo dio una punzada al ver a Chanyeol de pie, con un semblante serio y los puños a sus costados.

—Yo me iré —Jongin tiró del pantalón del más alto con angustia, esperando que eso pudiera retenerlo—... a comprar cervezas —sonrió ampliamente.

La risa escandalosa de Jongdae inundó la habitación y Tao se unió a él. Los demás mantenían una mueca en el rostro, mezcla de desagrado y alivio. Jongin golpeó con fuerza el muslo del mayor y frunció el ceño.

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