Un corazón. [Supercorp AU]

Prefacio.

Mi nombre es Lena Kieran Luthor, así es, soy la hija menor del magnate más conocido de todo Midvale, aunque mi familia, junto con mi apellido, no poseen realmente una buena fama o reputación, más debo destacar, son meras patrañas e inventos de la gente; ciertamente no conozco el negocio en el cual se desempeñan mis padres pero tampoco considero que sea de mi incumbencia, puesto que mi única labor dentro de mi núcleo familiar es, básicamente: no morir.

Algunas personas pensarían que tengo una vida increíble, que cada pequeño y miserable capricho es cumplido en milésimas de segundo pero no funciona así realmente, mi vida se pudre cada segundo que pasa e incluso voy con turbo de camino al mausoleo Luthor; quizás se pregunten ¿por qué? la respuesta no es muy elaborada, aunque no muchas personas conocen mi condición, poseo problemas cardíacos, los cuales, a su vez, me generan problemas respiratorios y concluyen en que no puedo decidir por mí misma cómo sobrellevar mi vida. El señor y la señora Luthor, mis padres, han hecho de las suyas para llevar las riendas de mi vida a su antojo, con la finalidad, o la excusa, dependiendo del lado por el que se le vea, de mantenerme estable y respirando.

Tengo que cumplir cada rutina impuesta por mi madre, ducharme rápido para que el vapor no me sofoque, secarme apropiadamente el cabello para no contraer pulmonía, recibir mi abundante cóctel de pastillas diarias, mantener una postura lo más recta posible y evitar, a toda costa, realizar esfuerzo físico innecesario. He vivido dieciséis años de un infierno que no tiene solución porque soy Lena Luthor, la vida se ensañó conmigo y no tengo muchas opciones para combatir contra eso.

Es gracioso como la vida quita tantas cosas pero te entrega otras, generalmente soy una persona negativa, introvertida, no sé manejar muy bien las conversaciones con personas que se asimilen a mi edad; estuve en un grupo de apoyo para evitar deprimirme, no funcionó mucho, me hizo peor saber que soy tan mala para algo tan básico como socializar. Lo más loco de esta historia es que cuando menos quise intentarlo me vi enfrascada en la mejor historia de mi vida.

"Los dos estaban caminando en el mismo sentido y no hablo de la dirección errante de sus pasos."