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Pueden leer este capítulo escuchando Homesick – Dua Lipa o Don't forget me – Nathan Wagner [recomiendo mayormente la de Nathan] al menos hasta que se haga mención de otra canción. Gracias.

-Estuvo inestable durante la mayor parte de la operación, su corazón se detuvo en varias ocasiones e intentamos todo lo posible dentro de lo que pudimos pero no logramos que Lena sobreviviera. Lo siento mucho.

Lillian se derrumbó en los brazos de su marido, quien la consoló con lágrimas en los ojos, Steff intentaba ayudarlo pero tampoco pudo evitar llorar; Lex se quedó inmóvil, no reaccionó a nada, en cuanto a Kara, se lanzó al suelo, en posición fetal y comenzó a llorar, echándose la culpa por cada mala decisión que había tomado con quien ella creía, era el amor de su vida. Dolía decir que era.

Le había costado mucho aceptar el quiebre con Lena, había creído que era mejor para las dos, había intentado salir con otras personas, terminando en un mal polvo con los recuerdos de Lena haciéndole el amor de aquella forma tan dulce, se había cuestionado el absurdo momento en el que acepto juntarse con los nuevos amigos de Imra, había buscado en su mente una idea de cómo había terminado de aquella forma, cómo había dicho la cantidad de imbecilidades que había dicho y de dónde las había sacado. Luego de llorar en aquel rincón de ese horrible lugar, Kara tomó las llaves de automóvil, condujo hasta su casa, Alex la pilló cuando estaba entrando y la recibió en sus brazos, dejando que Kara soltara todo, que llorase cuanto ella quisiera, que gritara y que se desahogase completamente; al fin y al cabo, había perdido lo único bueno que tuvo en su peor y más oscuro momento, la había cagado de una manera que seguramente sería descrita en los libros de historia, sobre como no amar a alguien. Al día siguiente, fue el mismísimo Lex quien apareció en su puerta.

-Hola. –saludó él con una media sonrisa.

-Hey. –le correspondió.– ¿Sucede algo?

-Fui a la clínica a recoger la cosas que eran de... de mi hermana y encontré esto. –le extendió una caja azul oscuro, con cinta dorada enganchada en un moño y un pequeño post-it con la letra de Lena que deletreaba perfectamente "Kara Danvers".– Sé que ella querría habértelo entregado y, bueno, ella te ha dejado su telescopio. –le entregó el estuche negro.

-Gracias, Lex. –comenzó a llorar sin poder evitarlo, intentando secarse de inmediato las lagrimas.– Muchas gracias.

-Sé que, que las cosas entre ustedes se pusieron difíciles al final pero sé también que la hiciste muy feliz. –sonrió.– Jamás llegué a imaginar que ella podría ser tratada de la forma en la que lo hiciste tú, la comprendías y la apoyabas, en cada situación difícil que enfrentó, tú siempre estabas para ella y te lo agradezco como tú no te imaginas.

-Pero al final solo la hice sufrir, Lex, fui una persona horrible, me porté muy mal con ella, con todos en realidad.

-Todos tuvimos un mal momento, tomaste un camino equivocado, es todo. –suspiró y sonrió.– Una vez Lena me aconsejó sobre una chica, habíamos discutido muy feo, estaba devastado, era mi primer amor y ¿Sabes qué? Luthor me dijo –volvió a sonreír.– que no había que temerle a las espinas de una rosa, esa es una de las razones que la hacen rosa; debía amar las espinas del mismo modo en que amaba los pétalos porque al final de todo, así como el amor sana, también destroza. Ella entendía lo que les sucedió y no querría que te echaras las culpa ¿Vale?

-Vale. Lo voy a intentar.

-Bien; mañana y pasado la velarán en casa, por si quieres...

-Sí, estaré ahí.

Se abrazaron, por primera vez en la vida, Kara sintió aquel vacío en el pecho, como si faltase una parte de si misma, como si tuviese un agujero en el centro por lo cual, apenas pudo sentir aquel abrazo. Lex se marchó en silencio, Alex la acompañó hasta su habitación, insistió por unos minutos en que Kara no abriera la caja y ésta le pidió que la dejase sola y cerrara la puerta, agregando un sutil por favor al final de su frase pero no abrió la caja. Al día siguiente fue al velorio de Lena, increíblemente había mucha gente, algunos eran amigos de la familia pero la gran mayoría eran personas que Lena conocía, algunas de ellas de la clínica, tanto pacientes como personal, había un montón de flores al rededor de su ataúd, Lex le mencionó que le había guardado un lugar para las suyas, casi en el centro del féretro, aquellas rosas azules con un girasol en el centro eran todo lo que nunca quiso entregarle porque las flores no eran para los vivos, eran para los muertos. Estuvo varias horas recibiendo pésames que no creía merecer realmente, ni siquiera se acercó a ver a Lena a través de aquel cristal, no podía, no quería que esa fuera la última imagen mental que tuviese de ella pero cuando aquella ceremonia terminó, luego de dos largos días, Kara se acerco a verla, parecía Lena pero repuesta, no había ni siquiera bolsas bajo sus ojos, es como si estuviese dormida, como si nada le hubiese pasado en realidad y aquello le rompió el corazón porque a Lena le había pasado todo.

Un corazón. [Supercorp AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora