Un corazón. [Supercorp AU]

25

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Este capítulo contiene lenguaje explícito, de considerarse sensible a dicho contenido, favor abstenerse de continuar la lectura.
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Kara se quedó quieta, intentando procesar la situación, caminó lentamente hasta la puerta, tomó el pomo vacilante pero finalmente la cerró, volteó a verme, le sonreí.

-¿Sabes qué me gustaría?

-¿Qué te gustaría?

-Uno, tal vez, dos... besos tuyos.

Se acercó sonriendo, se inclinó tomando mis mejillas, acunándolas en sus palmas, comenzó a besarme lento, con ternura, danzando despacio; sabía que mi corazón tenía un límite en estas situaciones más íntimas pero ya he vivido al borde de la muerte tantas veces, que hacerlo una vez más no sería la gran cosa, además ésta vez lo disfrutaría. Intenté profundizar el beso, mi novia no me siguió el juego, así que no insistí, como ella lo había dicho, no la forzaría a nada que no quisiera; de pronto su lengua pasó por entre mis labios, instantáneamente los separé, su lengua se coló entre mis dientes, encontrándose con la mía, casi tan ansiosa como la suya por el tacto, acarició despacio, como si de alguna forma pudiera memorizar cada centímetro de mi lengua con aquello, jugaba conmigo, de pronto parecía intensificarlo más y de la nada volvía a ser lento, no podía quejarme, amaba que tomara el control sobre eso tan fácilmente. Mis manos caminaron por si solas hacía su cintura, encontrándome con su playera, apreté los costados, atrayendo a Kara más cerca de mí, poco a poco encontraba la posición cómoda pero no estaba lo suficientemente cerca, me separé despacio, dejando su beso a la mitad.

-¿Puedes subirme a la cama?

-Sí, sí puedo, ven. -mis brazos rodearon su cuello y los suyos me sujetaron, elevándome con facilidad.- Podrías contratarme como tu silla.

-Podría. -besé su cuello.

El cuerpo de Kara pareció tensarse aún más, suspiró, aquello le había gustado, volví a besar un poco más abajo, como aquella vez en mi habitación de la clínica mientras jugábamos ajedrez; lentamente mi cuerpo reposó en el centro de la cama, Kara me sonreía algo sonrojada.

-Podemos parar si quieres. -sonreí acariciando su mejilla.

-No quiero pero me preocupa tu corazón.

-Hemos vivido muchas cosas y aún está funcionando.

Se mordió el labio, mi pulgar recorrió la línea de su boca, Kara cerró los ojos y mi mente quedó paralizada ante aquella vista, lentamente se acercó a besarme, la recibí con ternura, sus brazos se acomodaron en mis costados, estaba prácticamente sobre mí, sin dejar todo su peso; el beso comenzó a intensificarse, no era algo rápido, como si fuese necesitado, era más bien lento, como anhelado, disfrutando cada roce, cada mordida suave, la manera en la que suspiraba leve sobre mi boca solo me volvía más loca, besé la comisura de su labio, sonrió, sabía a donde quería ir. Mis manos viajaron a sus brazos, mis labios recorrían su cuello y sus clavículas, intercalando besos y leves roces de mi lengua, su piel se sentía caliente incluso en ésta; sus suspiros eran cada vez más pesados, parecían arrastrarse por su garganta. Besé entre sus clavículas, bajando en línea recta por su pecho, esperando entre cada beso su reacción para saber si detenerme, se alejó de mí, quitándose la playera, dejándola a unos centímetros de nuestros cuerpo, su cabello quedó sobre su hombro izquierdo, se sentó a horcajadas sobre mí, me mordí el labio, podría acostumbrarme a verla ahí, mis ojos enfocaron su abdomen y cual imanes, mis manos lo acariciaron, dejando uno de sus brazos junto a mi cabeza, lentamente volvió a su posición anterior, permitiéndome besar hasta llegar al centro de su sujetador, oía fuertes suspiros, comencé a besar la frontera entre su sujetador y la piel, avanzando hacía el lado derecho.