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Aquella tarde me la pasé hablando con Lex sobre la órtesis, me contaba que harían el prototipo con una impresora 3D, lo cual sonaba increíblemente loco y emocionante, me explicó un poco como funcionaría, me habló de lo importante que sería para él que funcionara y que el proyecto L.Kieran era como su pequeño bebé; me habló sobre las mejoras que le habían realizado, logrando poner en ese pequeño chip, un montón de cosas; en mi caso, me ayudaría de la misma forma que el desfibrilador y también le entregaría movilidad a mis piernas, que el ideal de todo el equipo era que aquel chip, incrustado en la parte trasera de la oreja, lograra abolir cualquier problema, desde una pequeña arritmia hasta la ceguera o parálisis. Era un proyecto ambicioso pero no imposible, según Lex y sus profesores de carrera, aunque me dijo que intentaba no hacerse ilusiones porque trabajar con aquello era sumamente delicado. Me llevó al jardín a leer un rato, me bajó de la silla, quedando sentada torpemente en el pasto, sentía molestias intermitentes en el pecho pero me negaba a admitírselo a nadie, intenté por las buenas pero me ganaba el cansancio; antes del desfibrilador, vivía en constante estado de agotamiento, me quedaba sin fuerzas apenas salía de la cama y aunque ya había superado aquello con mi exitoso tratamiento, ahora que no era funcional, comenzaba a caer en la misma sensación, muerta en vida.

Los días siguientes pasaron tan rápido que apenas pude darme cuenta, mi familia completa asistió al concierto que la orquesta daría, Kara usó un precioso vestido de gala, era largo y de una tela sedosa, se veía preciosa, deslumbrante y quedamos impresionados con lo bien que se le daba tocar el cello; Lex me dijo algo en doble sentido, que me tomó todo el concierto, hasta que finalmente comprendí, me causó gracia porque la verdad es que sí, tenía un talento increíble con los dedos; mis padres invitaron a las Danvers a cenar, Kara me contó que Alex no había dicho nada sobre su asunto con Maggie, lo cual la deprimió un poco pero me dijo que, al igual que ella misma, necesitaría un largo tiempo para dejarlo salir.

Luego de aquellas tranquilas semanas volví a la clínica, mi cardióloga me abrazó tiernamente, admití extrañarla también aunque ella no lo dijo, caminamos hasta mi habitación, intacta; al día siguiente me harían exámenes e intentaríamos poner en marcha un nuevo desfibrilador. Pasé mi cumpleaños en la clínica, la Doctora Gordon me dió un pequeño sitio del comedor, Sam me visitó por la mañana con la pequeña Ruby, me contó un montón de su vida, tenía un trabajo de medio, casi cuarto, de tiempo, tomaba clases, algunas en la institución y otras por internet mientras cuidaba de su pequeña que estaba cada día más grande, ahora balbuceaba un tanto, era bastante despierta para su edad; mi familia y las Danvers vinieron de visita por la tarde, comíamos pizza, permitida únicamente por mi cumpleaños, se quedaron hasta tarde, cuando ya anochecía todos se estaban despidiendo, mis padres, de paso, firmaron el consentimiento para la inserción de otro desfibrilador y Kara me prometió estar conmigo cuando despertara de mi operación; aunque le pedí que asistiera a clases y viniera por la tarde, no pude contra ella, era demasiado terca.

La operación fue todo un éxito, incluso lo fue mi recuperación, esta vez la herida no se abrió; mi cardióloga puso en funcionamiento el aparato en el instante, se sentía extraño, solía descargar más seguido que la primera vez, lo cual me causaba una sensación extraña; por la tarde mi novia se fue, llamó un taxi, lo cual me hizo dudar de si su madre sabía que estaba ahí, mis dudas se aclararon diez minutos más tarde, Eliza me llamó preocupada, diciendo que Kara no le había contestado en todo el día, ni había asistido a clases, a medias le conté que me había visitado pero que no era consciente de la hora de su llegada, no muy contenta me dió las gracias.

Acorde pasaba el tiempo, mi novia me visitaba más seguido, más temprano, lo cual genera pequeñas discusiones; en un lado tenía a Eliza pidiéndome que la hiciera ir a clases y por el otro tenía a Kara preguntándome si ya no quería su compañía. Finalmente le pedí con algo de tristeza a la Doctora Gordon que fingiera que debía tener menos visitas, ella, igual de triste, se lo comunicó a Kara al siguiente día, aunque nos podíamos seguir viendo por las tardes, me preocupaba su inasistencia a clases.

Un corazón. [Supercorp AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora