Un corazón. [Supercorp AU]

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Lena's POV

Me he despertado con mi madre corriendo por cada rincón de mi habitación, primero abre el lado izquierdo de la cortina, camina al ropero, selecciona mi ropa, las pone en el lado derecho de los pies de mi cama, junto con las toallas que llevaba segundos antes bajo su brazo, se acerca a mí, toca mi hombro con delicadeza, esperando no despertarme de un susto, aunque mi horario de sueño dura 5 minutos menos, la dejo creer que lo ha logrado, al final de cuentas, sólo quiere cuidarme.
Una ducha de 10 minutos, ropa ya predispuesta para su uso, cepillado de dientes, luego el cabello y un secado rápido, bajar con suma precaución las escaleras, desayunar las tostadas con mermelada y un vaso de nutritivo jugo con sabor a vomito, tragar la larga lista de pastillas que me tendrán viva hoy y luego volver a cepillar mis dientes. Jamás me he salido de mi rutina diaria, a menos que esté hospitalizada o haya sufrido algún desmayo mañanero, ninguno muy grave, generalmente son antes de salir de la cama, así que no ha pasado a más de un susto. Reorganizo mi organizado escritorio, que considero completamente inútil porque no puedo usarlo; mi madre ha decidido que pasaba muchas horas encorvada haciendo bobos garabatos y me ha sacado la silla. Hoy es viernes, no hay clases particulares hoy, así que me animo por uno de los libros del estante caoba instalado junto a la puerta. Mi padre me ha regalado una surtida colección en mi cumpleaños para que descubra cual género me gusta más, me he inclinado por las románticas historias cliché, donde una doncella es rescatada por su mágico príncipe azul, bobadas pero quiero comprobar si toda van de igual ¿saben? me he imaginado que quizás en alguna la princesa se rescata sola o la rescata otra princesa; hoy me he decidido por un clásico romance juvenil, me instalo en la cama buscando comodidad; Romeo y Julieta serán mis compañeros matutinos hasta la siguiente comida en mi horario.

Kara's POV

Me ha pasado por la cabeza poner el despertador justo detrás de una de las ruedas del auto para así no escucharlo nunca más y poder disfrutar de un viernes en cama, durmiendo hasta el almuerzo, como cualquier persona soñaría pero en cambio debo correr al baño antes de que Alex lo acapare por completo, después pelear sobre los sándwiches y finalmente caminar hasta la esquina de la cuadra, chocando nuestros hombros en señal de disculpa por la tonta discusión de hace un rato. Como cada día, mi amiga Imra, nos espera en la parada del autobús, hemos llegado un poco antes hoy, eso es algo nuevo, la mayoría del tiempo el autobús está cerrando las puertas, aunque yo no me niego a caminar un par de cuadras, Alex dice que es demasiado temprano para tal tortura.

-Hola, hermanitas Danvers, han llegado a tiempo esta vez. -destaca nuestra poca puntualidad cada vez que puedes. Es culpa de Alex mi cabello no ha quedado bien aún Danvers.

-Alex se ha decidido por usar peluca y ahorrarnos tiempo. -bromeo, generando risa en mi amiga y ganándome un pellizco por parte de mi hermana.

-La verdad es que Kara no se ha lavado los dientes hoy, bueno, nunca lo hace, ya sabes.

Nuestra risa es interrumpida por la llegada del autobús, Jeremy, el conductor, nos regala una sonrisa amistosa, tomamos asiento por la mitad, no muy cerca de Maggie y su grupo, Alex dice que nos asesinaría si se lo propone, yo digo que alguien con esos hoyuelos no puede ser tan macabra. Inicia el último día de clases de la semana y la monotonía del año escolar se me hace más notoria, ya saben, cuando todo es un poco más agotador de lo usual. Ingreso a historia, me gusta aprender sobre este tipo de cosas e imaginar cómo se vivía en Grecia, si en el invierno usarían abrigos o las túnicas también se diseñaban para combatir el frío y al mismo tiempo ser frescas para el verano. A veces mi mente tiende a volar a ese tipo de incógnitas tontas, en las que el resto no piensa, me intriga la vida en la antigüedad ¿cómo habría sido mi vida en ese entonces? Me imagino que muy aburrida, me refiero a que conozco la tecnología actual por lo que estoy acostumbrada a ella, entonces estando en esa época, prácticamente sin nada de mi vida actual, aunque evidentemente si hubiese nacido en esos tiempos no sabría... Un sonido estridente me trae fuera de mis pensamientos, el maestro le ha dado con el libro a su escritorio, ha dicho mi nombre, más de una vez al parecer, ¿qué me han preguntado? ¿qué veíamos exactamente? ¿habré escrito eso en mis apuntes o...?

-¿Está usted presente en esta clase, Danvers Kara? -con qué necesidad lo decía de aquella manera tan extraña.

-Lo siento, creo que no he despertado del todo. -en parte no mentía, estaba soñando despierta, más o menos.

-No quiero excusas, al menos tome los apuntes. -prosiguió diciendo nombres y preguntas al azar.

Por un segundo sentí la mirada de cada uno en mí, aunque hubiese querido dar respuesta a su incógnita, en primer lugar ni siquiera sabía cuál era y en segundo mis nervios estaban al máximo debido a la cantidad exuberante de miradas en mi persona, mis palabras saldrían disparadas sin ningún orden y repitiendo alguna más de dos veces. Alex fue la única que mantuvo sus ojos en mí, su semblante mostraba evidente confusión mezclada con algo de preocupación, le sonreía y negué, intentando darle a entender que no pasaba nada, asintió y su mirada volvió al sujeto alto, delgado y desaliñado que estaba apoyado despreocupadamente en el escritorio central. Seguí cada palabra que salía de su boca hasta la campanilla; Alex me ha encontrado en mi casillero.

-Te han regañado por primera vez, ya puedes unirte al séquito de Maggie. -comenzó a reír de su pésima broma.

-No me han regañado, me han traído de vuelta a la clase y no, no pensaba unirme a ningún séquito. -reprocho.

-Eres una chica mala, ahora vendrán los tatuajes y piercings, ya lo veo, también el cabello de colores y sin peinar.

Quizás Alex exageraba demasiado cualquier llamada de atención hacía mí únicamente porque sabía lo mal que se me daba aceptar que había saltado alguna promesa que le había hecho a Eliza, como la de prestar atención a las clases sobre cosas que no sabía pero todo sonaba tan nuevo y mi imaginación volaba fácilmente. Durante el resto del día me limité a prestar atención y comprender lo que se veía en el pizarrón, el timbre de salida de pronto me generó malestar, retumbaba en mis oídos, todo parecía girar y la voz de Alex se hacia lejana.