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Me quedé pensando durante un instante todo lo que sucedería conmigo ahora, como afectaba todo esto a mi tratamiento, que mi día a día ya era bastante complejo como para sumarle ahora la invalidez, si bien no sabía que el suero podría tener un efecto permanente, era muy probable y me preocupaba demasiado el hecho de qué diría Kara, ahora tiene una novia con problemas cardíacos e inmóvil parcialmente. Ni siquiera sabía como decirle lo que me había sucedido, porque tampoco estuve consciente después de lo del suero; observé mi reflejo en la pantalla del móvil, tenía puntos sobre la ceja izquierda, unos parche cerca del ojo y otro por la boca, el muy hijo de puta me había molido a golpes por un buen rato, tenía mancha violáceas por todos los brazos, también en las piernas y el estómago, tamaños cardenales me han quedado, solo me duele la mitad del cuerpo y hasta ahora es la única ventaja de no sentir las piernas ¿no?

Me entra la duda si pedirle a Kara que venga, sé que mi familia estará sentada afuera, menudo susto debieron pasar como para dejarme sola, quiero decir, apenas me han encontrado. Le envío un mensaje a Lex pidiéndoles que entren, quizás estoy siendo demasiado calculadora pero si les lanzo esta bomba, sé que tendrá menos impacto ahora.

-¿Qué sucede? -pregunta Lex.

-Siéntense, por favor.

-¿Está todo bien? -dice mi padre.

-En teoría no pero eso del secuestro no es sobre lo que quiero hablar.

-¿Qué es?

-Vale, que sé que no es el momento más adecuado, que quizás no debería y estoy apostando demasiado ahora mismo pero si no les hago saber esto ahora, jamás lo haré.

-¿Qué es tan importante, mi niña? -mi madre se sienta en la camilla junto a mí.

-Sé que quizás no se lo vayan a tomar bien, tampoco espero que lo hagan, sé que creen que soy demasiado joven para decidirlo aún pero me conozco lo suficiente y sé que lo que siento no es algo pasajero. -mis manos empezaron a sudar y mi corazón latía más rápido.

-Ya sé lo que es. -dijo Lex, besó mi frente.- Tú sabes que opino. Estoy contigo si quieres hacer esto ahora. -tomó mi mano con firmeza.

-Es algo que siempre ha estado ahí ¿vale? Nadie me lo ha metido en la cabeza, ni me ha pasado algo con alguien, ni me han hecho alguna cosa, simplemente es parte de mí, desde siempre. Tampoco es culpa suya, ni de como me han criado, solo es... es así. -suspiré- Si soy sincera, tengo algo de miedo ahora pero dejaré los rodeos. -inhalé tan profundo como pude, contuve el aire un par de segundos y exhale.- Soy... yo soy... -cerré los ojos.- Me gustan las chicas, soy lesbiana.

Hubo un silencio magno en la habitación, como si todos contuviésemos la respiración, mantuve los ojos aún cerrados, esperando que, de alguna forma, aquello evitara lo que podría salir de la boca de mis padres.

-¿De verdad? -habló mi madre.

-Sí, de verdad.

-¿Desde cuándo? ¿Desde cuándo sabías eso?

-Dos años, quizá, que también me ha costado asumirlo.

-Mi niña. -me abrazó y besó mi cabeza.- No es algo que esperara de ti o que quisiera para tu vida, no porque esté en contra, para nada, es solo que la sociedad aún tiene una mente cerrada y retrógrada sobre otras orientaciones sexuales. Siempre estaré aquí para apoyarte ¿bien? Al final del día, siempre serás mi hija y siempre estaré orgullosa de ti.

Estaba sin palabras, mi madre en realidad se lo estaba tomando bastante bien, mucho mejor que yo inclusive, suspiré y abrí los ojos, observé a mi padre, aún algo confundido.

Un corazón. [Supercorp AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora