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"Amistades mediocres"

*Dos años después*

— ¡Estúpido! ¡Me tiraste la quesadilla!—

— Ja, por pendeja.—

— Agh, ¿Podrían callarse?—

Mariana, Sebastián y Camila habían empezado a pelear. Por décima vez en el día.

En cambio yo, como siempre, disfruto el verlos peleando. Es muy divertido cuando prestas atención y escuchas las babosadas que dicen.

— ¡Pues mira que este estúpido empezó!— Mariana señala a Sebastián entre enojo y diversión.

— Meh. Es su culpa por no darme de su quesadilla.—

— Serás...

— ¿Hermoso? ¡Claro! Yo siempre.— Le guiña un ojo.

— ¡Estúpidisimo!

— ¡como chingan!— Camila se levanta de su lugar y avanza hacia mi, dedicándome una mirada comunicativa.

Rápidamente agarro la botella de agua que está a mi lado y se la lanzo. Ella la agarra sin problema alguna y le abre, dispuesta a tomárselo.

Es entonces cuando Sebastián le aprieta la botella y ella se atraganta con el agua.

— ¡HIJO DE TU CHINGADA MADRE!— Grita está como una fiera y le mete un putazo en su hombro.

En cambio nosotros, nos matamos de la risa.

— ¿Ups?

— ¡Te voy a matar!

— Si es que me atrapas.— Y los dos salen corriendo como chiquillos.

— ¡No se vayan a caer!— Grito cuando los veo cerca de la orilla del techo.

Porque si, nuestra guarida secreta está en el techo de el instituto.

Ruedo los ojos cuando me doy cuenta de que les vale tres hectáreas de mierda lo que les digo.

Era de esperarse.

Sigo comiendo mi torta, de manera tranquila. Ahora solo quedábamos Leslie, Mariana, Danae y yo.

— Son estúpidos. Los dos por igual.— Escucho decir a Danae, y yo solo me río de eso.

— ¿Verdad que si?— Mariana rueda los ojos.

— Leslie, préstame tu teléfono.—

— ¿Para qué?—

— Para llamarle al baboso de mi hermano.—

Cruzan unas cuantas palabras más y pronto Leslie le presta su teléfono a Danae.

Está se retira para así poder llamar de manera tranquila a su hermano.

Pero como era de esperarse, Leslie camina hacia ella de manera silenciosa y empieza a hacer gemidos falsos. Y pronto Mariana de sigue.

Yo solo las observo con una ceja alzada. Pero no lo repito. Es decir, eso —Aún para mí— es muy vulgar.

— ¡Ya cállense pendejas!—

— ¡¿Acaso ya no quieres tijerasos?!—

***

— Esa zorra me las va a pagar.—

— ¿Ah, si?—

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