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"Ya no puedo más"

Apago la alarma y me levanto con un terrible dolor de cabeza, gracias a la resaca. En cuanto me paro y voy al baño me miro al espejo. Ojerosa como siempre, pálida, labios resecos y rímel regado. Por mera inercia regreso a ver mi cuello, causando que un jadeo salga de mi boca.

Un chupeton.

Me le quedo mirando por un rato, pensando en quién rayos me hace estos misteriosos chupetones, incluso me empiezo a sentir como una zorra porque no se ni lo qué pasa con mi cuerpo. Esto claramente no debería pasar, y me preocupo. Sé que la culpa la tiene el alcohol, pero no puedo ir a una fiesta y tan solo no beber, porque... soy la bitch. Antes dije que era la bitch, pero ahora se que mi yo interno siempre lo será.

Voy a vomitar.

No recuerdo nada más después de dejar a Leslie, pero como no es la primera vez que me emborracho sé que luego lo haré.

Hago mi rutina matutina y aunque empieza a hacer calor, me pongo pantalón. Ahora que lo recuerdo, no he vuelto a usar un vestido colorido y suelto desde que iba en séptimo grado... ¿Por qué lo habré dejado?

Bajo a desayunar y Jane me recibe con una sonrisa, para después dictar mi horario, y cabe recalcar que me está cobrando las juntas sociales que no hice ayer.

Vaya vaya vaya...

Salgo y me meto al coche, rápidamente el chófer arranca. Bajo la ventana y dejo que el aire choque contra mi cara para alejar las náuseas. Al abrir mis ojos me encuentro a Tyler, quien tiene en brazos a la linda y adorable Mia. Casi lo dejo pasar, pero unas pequeñas maletas moradas me hacen gritarle al chófer que pare. Casi salgo de la ventana cuando dio el frenon.

— ¡Tyler!— Salgo y azoto la puerta.— ¿Qué haces?— Susurro al ver que Mia se mueve.

— Estoy metiendo a La Niña al carro.— Murmura como si fuera obvio. Idiota.

— Ya lo sé tarado, pero ¿A donde?

— A la tienda.

— claro, con maletas.— Rueda los ojos, ¡Es un...!

— ¿Te das cuenta de que no es mi hermana?— Cierra la puerta,y se le queda viendo a través de la ventana.— Tiene que irse con su padre.

Cuando alza la mirada noto una pizca de lo que asumo como tristeza, y a decir verdad yo también lo estoy. No había pensado en que esta chiquilla se fuera tan pronto, lo peor de todo es que amo a los niños, y ella se robó mi corazón. ¿En serio ocupa ir con su papá? Yo pude sobrevivir todo este tiempo sin él...

Creo que de tantas decepciones, de tantos cumpleaños sola... ya soy como una huérfana.

— Espera.— Dije agarrándole el brazo cuando quiso irse al lado el conductor.—Déjame ir por algo, para ella.— Sin dejarle responder corro hacia la casa a toda potencia.

Una vez dentro y en mi habitación, saco la gran caja que esta escondida bajo mi cama. Al abrirla muchas cajas de diferentes tamaños se hacen presentes. ¿Dónde esta es estúpida ca...?

— Bingo.

Me regreso al patio de Tyler y en cuanto lo tengo enfrente le entrego la cajita. El pelinegro alza una ceja y trata de abrirla, pero pego un chillido causando que lo deje aun lado.

— ¡No la abras! No seas idiota, no es tuyo, ella debe abrirlo no tú, e-eso solo debe verlo ella. Mia sabrá si enseñártelo o no.— Trago en seco y doy un paso atrás. Debo alejarme lo antes posible porque sino no podré dejarla ir.

De un momento a otro ya me encuentro de nuevo en el carro, en camino a la escuela. Las dos semanas se pasaron volando, y creo que no las disfruté lo suficiente.

— Señorita Bernard, ¿Bajará?

— Eh, yo, si.

Bajo y cierro la puerta con cuidado. Veo como el carro se va lentamente y me es inevitable no imaginar que es el carro de Tyler. Mia... espero que nos encontremos pronto...

Camino hacia la entrada, y pronto Sebastian está a mi lado hablando de sus increíbles vacaciones, después se une Camila, y luego Mariana. Todos riéndose. Cruzamos algunos pasillos y mi mirada se cruza con la de Grace, quien va tomada de la mano con Yair. Meneo un poco mi cabeza para alejar los malos pensamientos, pues cada quien tiene derecho a elegir su camino.

En cuanto escucho la voz de Natalie, le digo a mis "amigos" que debo ir al baño. Casi corro hacia allá, abro la puerta con algo de fuerza pues empiezo a sentirme mareada por la aun existente resaca. ¿Adivinen quienes estaban ahí?

— Oh, Thalia, hola.— Mika me sonríe y meneo su mano, aún lado de ella se encuentra Danae quien se aplica un brillo rosa.

Le doy una sonrisa falsa a Mika, me lavo las manos con apuro y salgo atormentada. Escucho el timbre pero lo ignoro. Salgo de la escuela por el atajo en el que algún día solía salir con los que me inducieron a muchas cosas. Aun estando afuera, me empiezo a sentir estresada.

— Ya no quiero estar aquí.— Murmuro de manera inconsciente, y cuando analizo mis palabras, alzo la mirada, encontrándome con una imagen totalmente aberrante. Es ahí cuando suelto las palabras correctas.— Me quiero ir de esta ciudad de mierda.

¡Bitch! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora