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"Ya no es lo mismo"

Volví a casa caminando tratando de admirar el paisaje, los pájaros e incluso a las personas que paseaban por ahí; sin embargo esta tarea se me estaba haciendo imposible, pues me di cuenta de que nunca lo hice. ¿Alguna vez me agradó estar aquí? Desde hace mucho que vivo en esta ciudad, pero ¿En serio disfruto de este lugar?

Escucho el sonido de un claxon, pero lo ignoro. De tanta insistencia frunzo el ceño y me giro para gritarle al estúpido, pero me llevo una gran sorpresa al ver un carro polarizado negro, con unas llantas relucientes y rines especialmente hechos para una persona.

Yo conozco ese carro.

Me acerco lentamente al coche, y bajan el vidrio de atrás.

— Thalia.

— Hola papá...

Sin decir otra palabra abrió la puerta y se recorrió, me estremecí al saber que estaba en problemas, cosa que me hizo sentir anonada pues ya no era la típica niña que se atemorizaba por esto. Entre y puse mi mochila en mis muslos. Sin duda alguna este día me va a hacer tener canas...

El carro para y espera a que los portones de mi casa se abran, en ese transcurso de tiempo noté que Danae y Tyler platicaban muy a gusto en las escaleras de su puerta de entrada. ¿Quién rayos hace eso? Vi a Danae en la escuela... Rayos, van a ver esto.

Una vez el carro entra y estaciona, papá sale y me observa, esperando a que yo también lo haga. Solo una vez en mi vida papá se ha enojado muchísimo conmigo, por lo que se que eso significa que en cuanto salga me jalara del brazo y me llevará a casa.

Avergonzada de que me vean mis vecinos, niego y aprieto mi mochila a mi misma. Dios, me siento como una cría.

— Thalía, sal del auto ahora mismo.— Nada.— Es una orden.

Una orden.

Miles de recuerdos atraviesan mi mente, y el tan solo pensar en las veces en las que lo obedecí y me hicieron cambiar hicieron que el enojo recorriera por todo mi ser.

— ¿Una orden? ¿Es en serio?— Escupo sin pudor, y mi padre abre los ojos como plato.

Jamás le respondo de manera tan seca, pero de verdad que ya no tengo cinco años. He madurado, tal vez de buena o mala manera, pero lo he hecho. Ya no aguanto tener que seguir sus órdenes, lo amo pero esto tiene que acabar.

— Thalía, es mejor que no me respondas en ese tono jovencita.

— ¿O qué? ¿Me castigarás?— Se empieza a poner rojo, y eso crea un poco de desconcierto en mi. En serio que lo estoy enfureciendo.

Consiente de que este no es el lugar para pelear, salgo en la otra puerta y azoto esta misma. Camino a paso pesado y veloz a la casa, una vez dentro dejo caer la mochila y voy a la cocina por un vaso de agua.

— Señorita Bernard, prepárese porque hoy viene su...

— Que sea la última vez qué haces eso, ¿me escuchaste?

— ¿mi papá? Si, ya me di cuenta Jane.

— Sal.— Jane rápidamente asiente y se retira de aquí.

— ¿También quieres agua?

— ¿Que hacías merodeando por ahí en horario de clases?— Agarro un vaso y lo coloco en la máquina de agua fría, pronto mi vaso de ve lleno.

— Se cancelaron.

— No es cierto, pase por el colegio a recogerte más temprano de lo común para pasar tiempo con mi "buena hija" porque mañana me voy a Argentina.— me termino el agua y dejo el vaso aún lado.— ¿desde cuando lo haces? ¿Desde cuando me mientes?

¡Bitch! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora