36

327 39 2
                                    

"¿Pijamada?"

Esto me estaba poniendo nerviosa.

Al parecer los padres de Tyler se quedaron estancados en una cabaña — Lo cual me parece raro pero no quiero ser pacotilla— y Danae se quedó en una pijamada. En la casa de Leslie; con Mariana y Camila.

Lo último me sorprendió un poco, es decir, se supone que siempre me incluyen en sus planes. No obstante, no me puse a pensar tanto en ello ya que nunca espere mucho de ellas. Solo son unas mentirosas que adoran a su amiguita Danae.

— Thalía, es tu turno.

Tiro los dados, y sonrío con satisfacción al ver el resultado. Decidí quedarme aquí por la lluvia — la cual estaba más que fuerte— además de que no quería quedarme sola en esa casa. ¡Que miedo!

Desde hace más de una hora que empezamos a jugar turista mundial, y si, con "empezamos" me refiero a Mía, Tyler y yo. Ese imbecil está aprovechando este momento para coquetearme y de más. A veces hasta se pasa. ¡No lo comprendo! Cuando se quedó a jugar videojuegos conmigo no fue así. Quiero decir, era de esperarse uno que otro piropo porque es lo que su reputación dicta, pero esto ya no es normal. Jamás había conocido a alguien tan coqueto, sonriente, miron y, sobre todo, bipolar. ¿Qué quiero decir con bipolaridad? Pues... ¡Que un momento esta feliz, y otro serio! Un claro ejemplo fue el momento en el que llegué a esta casa. Primero serio, encargándose de mí, pero en un segundo, ¡PUF! Cambió de actitud. Y no. No estoy exagerando.

Tyler tira los dados.

— Me tocó en paris, la ciudad del amor.— El peli negro me guiñó el ojo.

¡Ni porque está Mía! ¡Es un..!

— ¡No! ¡Encerrada por cuarta vez!— lloriquea Mía mientras con dificultad traslada su carro.

El juego sigue y sigue, hasta que en un parpadeo ya es media noche. Mia no tarda en cerrar los ojos y caer dormida en uno de los sillones. Tyler sube a su habitación a no se qué y me deja en la sala, en un silencio ensordecedor.

Me quedo mirando a la niña con mucho cariño. Ni siquiera la conozco de tanto, y ya la adoro. Es hiperactiva, amable, sonriente, ¡Adorable!

Entre sonrisa y sonrisa, llega a mi mente una pregunta que me hace temblar: ¿En el futuro seré capaz de ser buena madre?

Ni siquiera sé qué se siente tener una, pero creo que debe ser alguien amorosa, atenta, amable, un ejemplo a seguir... Pero yo no soy nada de eso. Al menos no mi yo de ahora...

Obviamente no quiero un hijo a esta edad, ¡El mundo me libre de eso! Solo debo ver de ejemplo a Grace y Yair. Ellos aún son jóvenes... ¡Y Yair no quería hacerse cargo! Y además todos los problemas que enfrentó ella...

Tampoco hay que olvidarnos de el grandioso final que tuvo el feto. Aún sigo enojada con Grace por el aborto. Creí que... éramos amigas. Pero ya veo que por más vulnerable que se vea alguien, siempre son lo mismo: basura humana. Nunca hay una verdadera amistad, ya hasta empiezo a pensar que no existe.

Pero volviendo al tema, en definitiva ahora no quería ninguna responsabilidad, y en estos precisos momentos agradezco el seguir siendo virgen.

Ja. La Bitch es virgen... oh no. La ex-Bitch, porque ahora ya no soy tan explosiva en cuestión de chicos, porque tengo a Isak.

Frunzo el ceño, algo enojada. ¡Me acabo de acordar de la pelea que tuvimos! Y todo por culpa de Natalie... ¡Ojalá y se caiga al cemento!

Doy un respingo cuando alguien toca mi hombro.

— ¡Por todos los cielos, no me espantes!— Susurro/grito cuando veo a Tyler riendo.

— Lo siento, pero estabas como que ida.

— No importa.— Regreso a ver a Mia.— Pudiste hacer que la despierte.

— Ya, ya, lo siento.

Me levanto con lentitud del piso, y me estiro. Paro en seco cuando siento la mirada penetrante de el perro en mi.

— ¿Qué miras?

— Nada en específico.— Sonríe mientras ve a otro lado de la sala.

Sospechoso.

— Tenemos un cuarto para invitados. Si gustas puedes ir para dormir...

— ¿Donde?

— ¿Dónde qué, Thalía?

— ¿Dónde está la trampa?— Pongo mis brazos en posición de Jarra, esperando una respuesta.

Pero él sonríe con arrogancia. ¡Eso me hace...! ¡Agh!

— No hay ninguna. No entiendo por qué desconfías tanto en mi.

— Eh, tal vez porque eres mujeriego, arrogante, manipulador, pervertido y sobre todo confuso.

— ¿Te confundo?— Alza una ceja, y yo tengo que hablar conmigo misma para no hacerlo puré de papa a puños.

— No... ¡Si!— Me cubro la boca, mirando a La Niña con miedo.

La linda Mia se mueve con incomodidad, pero pronto vuelve a sus sueños. Lo bueno que la lluvia calló mi grito.

Señalo a la niña con mi mano, dándole una mirada reprobatoria a Tyler. Él abre la boca con indignación y niega. Ruedo los ojos.

Camino hacia — Donde recuerdo— la cocina, y cuando noto que no me sigue, lo regreso a ver y le hago señas para que me siga. El peli negro, con una sonrisa que nuevamente quiero matar, niega.

Aprieto mi mandíbula y camino a paso apresurado hacia él. Pero el muy desgraciado carga a Mía y me mira de manera retadora. ¡Tramposo!

Sube las escaleras, y yo no sé si seguirlo o quedarme aquí, pues no es mi casa, y aunque sea rebelde, tengo educación inculcada.

— ¿Qué acaso no piensas venir?— Escucho la voz de el idiota.

Entonces, lo sigo. La parte de arriba parece ser grande, casi lo mismo de grande que la mía. Tyler para enfrente de una puerta rosa, pero al verme me susurra.

— La que está a mi derecha es la tuya. Esta es de Mía y a dos puertas más está la mía.— Asiento, algo confundida, pues no esperaba que fuera verdad lo de la habitación.

Camino hacia la puerta blanca de su lado derecho, y entro con cuidado.

No sé si estoy loca, o simplemente es porque la lluvia me lava el cerebro, pero creí que todos dormiríamos juntos, en la sala. Como una pijamada.

Solo Mia... Tyler y yo.

¡Bitch! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora