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"Vecino"

— Aún no lo puedo creer. Ese perro, ¿Viviendo en la misma calle que yo? ¡Mucho peor! ¡Él vive enfrente mío!— Agarro la almohada con fuerza, y la arrojo a la pared.— ¡Esto es un cliché muy feo! ¡El enemigo enfrente de mi casa! ¡De mi casa! ¡Agh! ¿Y tú qué opinas, oso?

—Miau.— Maúlla el gato, mientras me mira con rareza.

Bufo, y me dejo caer en la cama. ¿Qué hice mal para merecer esto?... Bah, retiro lo pensado.

Miré de reojo el reloj, y me puse a pensar en las miles de excusas que podría darle a Jane para no ir, pero me ponía algo irritada cuando recordaba que casi me voy a graduar y ocupo una de las mejores calificaciones. ¡Mugre escuela!

Ya estaba lista, así que con flojera agarre mi mochila y salí de mi cuarto, para después ir al comedor y encontrarme un apetecible Desayuno.

— Buenos días, Señorita Bernard.

— Buenos días Jane.— Saludo con una sonrisa.

A pesar de estar molesta con el mundo, debía aguantarme, pues si Jane me nota mal, va a hacer todo lo posible por saber.

Desayuno, y pronto me veo en el carro, saliendo por los grandes portones — Que por cierto, de negros pasaron a plateados— de mi casa. Fue aún más grande mi sorpresa cuando vi a Tyler Thompson preparándose para irse, pero no en un lujoso carro, sino en una simple bicicleta roja.

Empecé a subirle el vidrio, y no fue hasta el último centímetro cuando él y yo cruzamos miradas, hasta que el vidrio tocó fondo.

¿Cómo puedo deducir su mirada? ¿Y por qué rayos un chico con su estatus de va en bici? Es decir, no lo conozco tanto, pero por lo que Danae me ha dicho él suele ser algo vanidoso

Rayos, Danae. Apenas estaba disfrutando de un tiempo récord sin pensar en tu traición, ¡Mierda!

En todo el camino me la paso refunfuñando y lanzando miles de ofensas hacia la persona de la que antes fue mi mejor amiga.

Al bajar del carro, me veo obligada a juntarme con la primera persona conocida que me encuentro, pues veo a Danae bajarse de su coche, y mirarme.

— ¿Que verga? ¿A dónde mierda me llevas?

— Tú solo camina.— Digo, mientras lo tomo del brazo y lo arrastro al interior de la institución.

Ya cuando sé que me perdió de vista, soy capaz de quitar toda la tensión que de manera inevitable invadió mi cuerpo de manera leve. Es decir, por Halsey ya soy consiente de que ella no se merece mi amistad, pero las experiencias nadie me las quita. Hace menos de un mes ella era mi mejor amiga, y yo hacía todo por quedar bien con ella, para que pensara que era cool.

— Ya puedes ir a tu clase, gracias.— Le sonrío de manera falsa y trato de irme, pero me agarra de la muñeca.

— ¿Qué pedo contigo, bitch?— Sebastián frunce el ceño y niega de manera lenta.— Secuestrar a alguien no está bien, casi te pego una patada ninja en tus sandías.— Señala mis pechos, y yo me río de manera lenta.

Sebastián y sus babosadas.

— ¿Sandias? Ni que fueran tan grandes, tonto.

— ¡Grandes es poco! ¿No vez las cosas gigantes que tienes? Son increíblemente llamativas, además de que te dan un toque de mayor, pero tu cara es aniñada, y tú cabello rojo es lo que te lleva a la popularidad absoluta. Casi nadie las tiene, eso es más que llamativo.— Parpadeo muchas veces, tratando de entender el porqué dijo todo eso.— Mierda. Me desvíe del tema.— Asiento de manera lenta, y trato de sonreírle.

—Ah... Ya casi es hora de entrar, nos vemos Sebastián. El G me espera.

— Si, emmm, hasta pronto.

Ejem... eso fue...

Completamente incómodo.

(...)

— ¿Quieres más?

— No, quiero estar un poco atenta, la vez pasada me robaron mi cartera.— Miento.

— Que poca madre tienen, ¡Que ratas!— Bufa Ella, pero no le para a la bebida, ni a ese cigarro, que a diferencia de la marihuana, hace más daño de lo que cree.

— Si...

La verdad es que desde ya hace más de un mes, volvió a empezar eso de los chupetones, y siempre que preguntó — De manera indirecta— con quien estuve y que hice, nunca recibo una respuesta clara. Los chupetones tardan en desaparecer, y hay veces en el que las bufandas pican, y es aún más tedioso tener que despertarse temprano para así taparlas con maquillaje.

Debo empezar a cuidarme, porque esas manchas me causan muchos problemas, además de que no me siento bien conmigo misma al saber que cualquier tipo me puso el dedo encima. O peor, una chica.

Debo aclarar que no tengo nada en contra de las lesbianas, pero creo que sería algo raro que me pasara. Estem...

— ¡Oh que hijo de puta!— Regreso a ver a Halsey, curiosa de sus palabras.— ¡Maldito seas Isak! Un día voy a tu departamento, para enterarme de que te fuiste a quien sabe dónde con tus amigos los idiotas. ¡Te odio!

— Yo también te extrañe, Halsey.— Es entonces cuando a mis ojos aparece un galán de ojos color marrones, cabello castaño y tez morena.

Wow... ¿Acaso esto que siento es atracción? Oh no no no, la ultima vez que sentí atracción por alguien, salió desastroso. Mugre Mark.

En serio perdón.— Se abrazan, y no es hasta que siento su mirada, cuando mis oídos se encienden y se aturden con el fondo de la música.

— Ah, si, Ella Es Thalía Bernard, mi amiguita.— Me agarra del brazo y recarga su cabeza en mi hombro.

Lo que no es raro en Halsey cuando está algo ebria.

— Un gusto preciosa, como la hueca de mi mejor amiga dice, soy Isak.— Se acerca y deposita un beso húmedo en mi mejilla, para después susurrar en mi oído un:— Un gusto.

¿Pero que...?

Es inevitable, me quedo embobada. Y una vez reacciono, le sonrío coqueta.

A poner en práctica mis habilidades.

¡Bitch! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora