10: ¡Ups! Llegamos.

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Jongin arrastra el delicado cuerpo del mayor por los pasillos, por las escaleras y por la salida. Se chocan con varios estudiantes en el camino y algunos directivos que no tardan en regañar al moreno por estar corriendo por todo el instituto y unos que otros objetos que, casualmente, Mr. Humor se los lleva todos por delante. Y es que el menor de ambos no puede parar con su emoción.

—¡Espera! —grita Kyungsoo, deteniéndose y apartando su mano de la de Jongin. Éste se gira y lo observa, preguntándose qué le ocurre ahora.

—¿Qué ocurre? ¿Estás bien? —pregunta el moreno, observando como su compañero se apoya en uno de los autos del estacionamiento y toma aire, pasando su diestra por sus sienes—. Hey, ¿qué ocurre? —repite, acercándose hasta él y tomándolo del brazo, ayudándolo a mantenerse de pie.

—No es nada, en serio. Ya, déjame.

El rostro del mayor está de un pálido enfermizo, haciendo que aquellas manchas oscuras debajo de sus ojos se hagan más notorias que antes. Todo su cuerpo tiembla, pero no se trata del agarre que el moreno ejerce en él ni mucho menos por la cercanía de ambos.

—¿De verdad? Porque tu expresión dice todo lo contrario, te ves como si estuvieses a punto de vomitar.

—Ese es el efecto que tienes sobre mí. Ahora suéltame.

Jongin se aleja un paso hacia atrás y Mr. Maldad da un último suspiro, para luego impulsarse y ponerse derecho nuevamente. El moreno retoma el camino con una mueca un tanto amargada mientras el pelirrojo lo sigue detrás. Busca las llaves de su auto que se encuentran en el bolsillo trasero de su pantalón; desactiva la alarma y abre la puerta del acompañante, inclinando su cuerpo mientras se hace a un lado y, con su brazo extendido, le indica a su compañero que se suba.

—Ponte cómodo —le dice el menor, esperando a que entrara.

Pero Mr. Humor se dirige a la puerta de atrás, la abre con facilidad y se sienta allí, dejando a Jongin aun con aquella ridícula inclinación. Se acomoda y cierra la puerta con frustración, dándole una vuelta al automóvil para posicionarse al lado del conductor y colocarse en su respectivo lugar.

El menor se acomoda, se pone el cinturón de seguridad con agilidad y coloca la llave, para luego encender el auto. Ve por el espejo retrovisor a Mr. Humor, procurando que se haya puesto el cinturón como es debido, y así arranca.

El silencio está presente, ninguno habla y cada uno se dedica a hacer sus cosas. Kyungsoo observa el paisaje sin ánimos, mientras que Jongin mantiene la vista en el frente, lanzando alguna que otra mirada al mayor por el espejo. Luego de treinta minutos de viaje, el moreno enciende la radio para que el silencio no lo duerma. Mr. Mudez ni se ha inmutado.

—Kyungsoo, ¿no sabes si traje mi teléfono? —pregunta después de unos momentos el menor de los dos, sabiendo que su teléfono se encuentra en su bolsillo, solo que desea oír la voz del pelirrojo.

—Sí —es la simple respuesta que le da y Jongin no ha quedado satisfecho con sólo eso.

—Disculpa ¿qué dijiste? —insiste.

—Sí, lo trajiste.

—¡Oh, tienes razón! —suelta Jongin, tomando el dichoso celular de su bolsillo para levantarlo a la vista del otro y reír falsamente—. Que despistado que soy. De todos modos, ¿me harías un favor? ¿Podrías enviarle un mensaje a Luhan?

Mr. Humor toma el teléfono de su compañero y espera a sus indicaciones.

—¿Qué le envió? —pregunta con voz cansada.

Mírame. [KaiSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora