Extra 3: TARDE EN LA PLAYA.

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POV Kyungsoo.

 

Siempre creí que había nacido para sufrir, para llorar y lamentarme. Creí que la vida me odiaba tanto que no quería darme ni un puto día soleado, siempre el diluvio y los relámpagos; Y uno se acostumbra a eso, aprende a convivir con la lluvia amarga o los ruidosos truenos, seguidos de los brillantes rayos. Yo me había acostumbrado a sufrir, había elegido ser frío y lastimar a la gente, antes de ser cálido y ser lastimado por ellos. Había cerrado mi corazón con un candado oxidado y malgastado, pero resistente porque nadie tuvo la valentía de adentrarse para abrirlo, para revelar mis verdaderos sentimientos.

Entonces, tuvo que llegar el bueno para nada de Jongin. ¿Qué era para mí? Uno más, el libro aparentemente aburrido que jamás leería porque era típico, tan típico que hasta un ciego podría leerlo. Algo que fácilmente puedes echar a un lado. Pero él, de algún estúpido modo, me demostró que  una vez que lo abres, te das cuenta, que esconde un secreto. No es cómo pensabas y es mucho mejor de lo que las personas quieren echar abajo. Tiene magia, imaginación, se encuentra lleno de inspiración y acertijos, es un misterio. Pero claro, uno no lo sabe, porque es esa clase de libros que nadie lee. Aunque yo sí lo leí, últimamente lo he estado leyendo todos los días y, la verdad, no me canso de esta lectura porque me sorprende más y más.

Pero la mayor parte del tiempo, Jongin me sorprendía con su estupidez en lugar de su magia, sus acertijos y su inspiración.

·          

—No.

— ¡Por favor!

—Claro que no.

—Vamos, Miss Delicadeza, yo sé que te gustará.

—No.

—Aunque sea una vez en tu vida, hazlo y vayamos juntos, por favor. Si quieres me arrodillo y te suplico…

—Jongin, ¡ponte de pies! ¡Vamos! No es no y nada va hacerme cambiar de opinión. Jode a Sehun, no a mí. —dije finalizando  aquella discusión por  ir a la playa –ideas absurdas que atravesaban la vacía cabeza de Jongin- y fui por Monggu.

Estaba decidido; no iba a ir a la playa con Jongin, ni con nadie.

Veinte minutos después de pensar aquellas palabras, me encontraba en un traje de baño de Jongin –el cual me quedaba jodidamente grande-, con Monggu siguiéndonos el paso hacia el lago de la ciudad. La verdad es que él tenía algún tipo de técnica que me hacía tragarme las palabras y seguir sus ridículas ideas.

Había algunas personas allí instaladas; unos comiendo, otros tomando sol y los más pequeños bañándose en el lago, jugando y riendo escandalosas mientras se salpicaban con el agua. Desviando mi mirada, noto la presencia de varios restaurantes y cafés, localizados en los caminos de los peatones y bicicletas. También, un enorme puente que permite a los automóviles pasar hacia el otro lado.

Sonreí levemente.

Ya hacía tiempo que no visitaba aquel lugar, no recordaba lo hermoso que era con aquellos enormes árboles brindando sombra ni lo pacífico que era cuando había poca gente.

Mirando a mi lado, noto que Jongin había desaparecido y cuando vuelvo a fijar mi mirada en el lago, lo encuentro quitándose su ropa hasta quedar con la de baño. Tardó segundos en quitarse todo, al igual que tardó menos de un segundo verlo meterse a la congelada agua que, claramente, le caló hasta los huesos.

Rio a carcajadas, sin importarme las miradas reprobatorias que me lanzan por lo fuerte que se oye su voz. Para nada, yo sigo carcajeándome de la desdicha de Jongin y Monggu marca territorio en los árboles que tiene cerca, con la correa impidiéndole que fuese más allá.

Mírame. [KaiSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora