Renuncia doble

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Yukina tomó sus cosas, salió rápido del aula ignorando al profesor que le llamaba, alcanzó al castaño y se dirigieron juntos al lugar donde debería estar el azabache.
Justo cuando llegaron al lugar, encontraron la puerta cerrada pero escucharon voces provenir del interior del lugar, voces que Yukina reconoció muy bien.

—¡ah! ¡Duele!

—solo un poco más...

—eso... Es lo que has dicho antes... ¡Y duele!

—pero ha sido culpa tuya, te precipitaste demasiado

—hmmm, y-ya no aguanto, ¡quítalo!

—solo espera un poco

—¡termina de una vez! ¡Estás tardando mucho!

—solo dejame colocar esto y habremos acabado

—termina ya, ¡que duele!

Yukina estaba dando vuelta para irse pero Onodera lo sujeto de la chaqueta manteniéndolo firmemente en el lugar en que estaba para que no se fuera y abrió la puerta de golpe llamando la atención de los dos hombres que se encontraban dentro de aquel  salón, quienes voltearon a verles, los castaños se quedaron fuera de aquel salón observando unos segundos la escena; delante de  ellos estaban ambos hombres sentados frente a frente y a un lado  había una pequeña caja de primeros auxilios, en el dedo índice derecho del editor se acababa de colocar una bandita y el hombre frente a él tenía en las manos unas pequeñas pinzas sujetando lo que parecía ser una astilla.

—bien, terminamos, eso fue todo

—¡ah! Gracias, esa astilla molestaba mucho...

—entraste muy rápido y no viste el cuadro, por eso tropezaste.— guardó el botiquín, y Ritsu se acerco hasta quedar al lado de Shouta, Yukina sin en cambio entró con mucha discreción al lugar,

—Shouta-san, ¿qué está pasando aquí?

—te lo explicare después pero, Ritchan... ¿Qué haces aquí? Creí que te habías ido con Takano-san

—¡claro que no! ¡Es un idiota! Pero explicame ¿qué pasa?

—bueno... Es largo de contar...

—¡Onodera! ¡Vámonos ya!— el editor en jefe había seguido los pasos de su castaño y estaba parado al lado de la puerta algo molesto.

—¡no iré contigo a ninguna parte!

—¡he dicho que nos vamos!— acercándose peligrosamente al castaño avanzó, sin embargo alguien se interpuso en su camino... Ichinose-san

—el chico no quiere ir contigo, será mejor que te vayas... Masamune

—Ritchan... Será mejor si regresas al trabajo, yo te explicaré todo más tarde — el pequeño azabache se miraba apenado por los problemas ocasionados, de su bolsa sacó varios documentos que entregó al chico de ojos verdes— toma, ya están terminados y listos para enviar a la imprenta...

—- espera un segundo, ¿porqué tienes eso tú?-- Ichinose-san estaba sorprendido del material recién entregado al castaño de orbes esmeraldas.

--bueno, es que yo... Me sentí mal de dejar todo el trabajo en manos de mis compañeros de trabajo... Yo sé muy bien lo pesado que es el ciclo en la editorial y no me pareció justo aumentarles el trabajo, así  que... Me llevé algunos manuscritos a casa para hacerlos yo...--la cara de Shouta se veía sonrojada, y Yukina no daba crédito a aquello.

--¡¡pero Shouta-san yo jamás te ví hacer trabajo en casa!!

--¡ah! Eso es porque lo hacia cuando tú no estabas o cuando estabas dormido, debí decírtelo Yukina...

Ichinose-san prestaba total atención a pesar del desconcierto, volteó a ver a Onodera serio pero no molesto-- ¿porqué los manuscritos terminados te los da a ti?

--b-bueno, es que Takano-san tiene mucho trabajo, así que me dio un par de manuscritos y Mino-san y Hatori-san se dividieron el resto... Pero Shouta-san quiso ayudarme con esto... Por eso... P-pero, ¿qué hay de malo con eso?

--¡¿que qué hay de malo con eso?! ¡Tiene todo de malo! ¡El trato está roto! ¡¡No seguiré trabajando en este caso!! ¡Sólo les daré la información que he recaudado hasta ahora y ya!

--¿¿qué?? Pero...

--¡Onodera vámonos ya!

-- ¡No, yo no iré a ninguna parte contigo Takano-san! ¡Y lo que es más, toma tú los manuscritos!...¡RENUNCIO!

--¡¿Ah?! ¡¿qué crees que estás diciendo?!

--¡que todo esto es culpa tuya, ¡vete! ¡No quiero verte!

-- ¡esto es un asunto aparte y a mí no me interesa!-- imperturbable como siempre Takano hablo serio y tranquilo pero Shouta se veía preocupado y desesperado

--¿pero porqué?...-- sus ojos ya estaban llorosos, aquel hombre que le  había brindado un poco de esperanza para encontrar a sus hijos ahora no seguiría buscando, no haría nada y se iría así sin más, ¿qué iba a ser de sus hijos si permanecían en manos de su tío? ¿Qué iba a ser de él sin sus dos grandes amores?

Takano  estaba sorprendido por la reacción de  Ritsu, tomó los documentos y salió del lugar molesto, Ichinose-san tomó asiento en uno de los sillones del salón, se miraba frustrado, Onodera estaba de pie sin un atisbo de idea de que hacer a partir de ese momento, Yukina estaba pensativo y algo desconcertado, pues todo pasaba muy rápido ante sus ojos y tenía que armar el rompecabezas el solo

--usted es...-- lo único que alcanzó a pronunciar... Ichinose-san volteó a mirarle

--sí, estos días he estado trabajando e investigando el paradero de los gemelos

--pero... ¿Porqué no seguirá trabajando en el caso...?

--¡¿es que acaso no conoces los términos y condiciones bajo los que yo acepte este trabajo?!

--¿qué? Yo no... No sabía nada de esto... Shouta-san... No me dijo nada...

--eso... ¡Eso es tu culpa! ¡Eres un idiota! ¡No te dije nada porque sacaste tus propias conclusiones antes de hablar conmigo! ¡Me insultaste y me ofendiste! ¡Me trataste como a un cualquiera! ¡Me encerraste en casa! Si ahora  no encuentro a mis hijos... Juro que te odiaré por el resto de mi vida Yukina.

Festejando el cumpleaños de Kisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora