24 - Primera parte

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Un Cash no respetado es un Cash casi acabado


El fondo de pantalla del celular era una imagen predeterminada del sistema.

Gracias a los dioses egipcios no tenía contraseña, aunque se me hizo un poco extraño y llegué a pensar que quizás sí la tuvo y se la quitaron. Mi primer sospechoso fue Aegan, pero no me apresuré a sacar conclusiones, me concentré en lo importante.

Expectantes e intrigadas, Artie y yo comenzamos a explorar el celular. En la galería de imágenes había unas diez fotos, todas de Melanny. Un par eran selfies muy normales, como las que se tomaba cualquier chica bonita para Instagram.

De acuerdo, ella sí que había sido bonita. Tenía el cabello castaño muy largo y muy lacio, y los ojos grandes y expresivos. Sus rasgos eran finos, delicados, y la distinguían unas cejas espesas al estilo Cara Delevigne. Salía alegre en el resto de las fotografías que parecían haber sido tomadas por otras personas. En ninguna estaba acompañada.

Pasamos al WhatsApp: nada, ni una conversación activa, ni un chat viejo. Revisamos los mensajes de texto: vacíos, la lista estaba en blanco. Buscamos en los contactos, había varios números con nombres entre los cuales solo reconocimos los de los tres hermanos, Owen y Layla. También había uno de "Tío Adrien" y otro de "Regan". El resto parecía poco importante. Buscamos en las demás aplicaciones sociales y descubrimos que la cuenta de Instagram había sido cerrada al igual que la de Twitter y Facebook. Inaccesibles totalmente.

En resumen, no había nada revelador e importante en ese jodido teléfono.

Artie y yo nos miramos las caras como unas tontas.

—¿Entonces...? —preguntó ella, algo desorientada por el bajón de expectativas.

—Bueno nada, no hay una mierda aquí que nos sirva para algo —resoplé, igual de confundida que ella—. Y si lo hubo en algún momento, es probable que lo hayan borrado.

—Si es así, ¿por qué guardaron el celular a pesar de que lo limpiaron por completo? —inquirió Artie con desconcierto.

Admití que era un buen punto. Aunque tampoco sabíamos si lo habían limpiado, eran simples suposiciones. Todo eran simples suposiciones si no encontrábamos una pista o una prueba que nos llevara a la verdad de Melanny. Y si esas pistas no estaban en el celular, ¿entonces en dónde? Ella estaba muerta, e incluso su recuerdo lucía como un secreto. Nadie la mencionaba, no había fotos de ella en ningún mural, ni siquiera un pequeñito comentario. ¿Cómo conseguir algo de alguien que parecía no haber existido nunca?

Agh. La cabeza se me hinchó de dudas. Ya me sentía cansada.

—No lo sé, pero ya es tarde, podré pensar mejor mañana —suspiré al tiempo que me frotaba los ojos—. Me iré a dar una ducha y a dormir las pocas horas que quedan.

Apagué la pantalla del celular y lo dejé cargando. Logré dar unos pasos por la sala en dirección al baño, pero Artie, todavía en el escritorio con un montón de tareas en frente, habló:

—Jude.

Me giré para verla. Antes de pronunciar palabra, noté que volvió a observar con un detenimiento extraño la sudadera que llevaba puesta. Luego me miró a los ojos y detecté algo parecido a la preocupación.

—Ten cuidado, ¿de acuerdo? —dijo finalmente como si hubiese pensado decir algo distinto, pero de su boca saliera solo eso—. Todo lo que hemos descubierto es peligroso, y no tenemos ni idea de lo que Aegan puede llegar a hacer... a hacerte —se corrigió—, solo por sentirse traicionado.

Sus palabras me sonaron genuinas. ¿Qué te digo? Existen personas a las que puedes leer tan fácil como si en verdad tuvieras la habilidad de leer a cualquiera. Artie era así. Las emociones eran identificables en sus ojos grandes, y cada línea de su cara se adaptaba con facilidad a ellas. Al menos ya no había rastro del enojo de la discusión que habíamos tenido, aunque sí se percibía algo extraño, como si algunas cosas hubieran cambiado...

Perfectos Mentirosos © [Completa✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora