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EXTRA ESPECIAL

Sucesos ubicados antes del capítulo 24 (del libro en físico) en el que los Cash ayudan a Jude a salir del hospital. Aquí en Wattpad esto es antes del capítulo 36.

LOS HERMANOS CASH

Cuando Aegan entró apurado al apartamento, Aleixandre y Adrik llevaban más de media hora esperándolo, impacientes.

Ya todo había explotado.

El caos era imparable.

Jude había publicado los videos y le había mostrado a Tagus los colores más oscuros de la poderosa y popular familia Cash. Lo que el gran político Adrien había hecho estaría en las noticias en cualquier momento. El mundo que los tres hermanos habían conocido durante toda su vida, se pondría patas arriba de una forma irremediable.

Aun así, lo que los había reunido a los tres era más el hecho de que se habían enterado del accidente en el que un auto había impactado contra ese en el que iban Jude, Artie y Lander.

—Jude está estable, no fue tan grave para ella, aunque para los otros fue más fuerte... —les informó Aegan, ya que él se había encargado de ir al hospital a preguntar por el estado de todos.

—Pero está, ya sabes, ¿intacta? —preguntó Adrik con las cejas arqueadas de temor.

—Sí, al menos —asintió Aegan—. Tiene unos golpes y una contusión, pero va a recuperarse.

—No tuve que haber dejado que se fuera, soy un idiota... —suspiró Adrik con mucha frustración y preocupación.

—Bueno, no eres el único idiota —murmuró Aegan, más para él mismo.

Adrik solo recordaba la conversación que habían tenido al salir de Tagus, lo de Melanie, la forma tan desastrosa en cómo había terminado eso. «Terminado». Le dolía la idea de que Jude no quisiera volver a verlo nunca más, porque a pesar de todo, ninguno estaba enojado con ella.

De hecho, enfado hacia Jude era lo que Adrik menos sentía al haber revelado la verdad sobre Melanie de esa forma. Todo lo contrario, sentía que haberlo visto así, tan crudo y tan horrible, había servido de bofetón final. Ahora tenía una intensa sensación de arrepentimiento, de tristeza, de confusión por no haber sido capaz de salirse de la zona de peligro.

Más de un año atrás, Aegan le había dicho que ya era suficiente, que no podía permitir que Melanie lo manipulara más, que debía dejar de pensar que esa fragilidad que ella emanaba necesitaba a un protector. Entonces, él había tratado de alejarse al poner límites y distancia, pero había pasado lo del falso suicidio y ahí su vida se había ido a la mierda. Todas las noches se había culpado, pensando: «si hubiera estado ahí, no se habría suicidado», «si le hubiera prestado atención, no habría pasado», «si no me hubiera alejado...».

Al no estar muerta, al verla afectada, otra vez lo había absorbido ese vórtice de debilidad que ella representaba. Había escuchado de nuevo ese «le debes algo porque te escuchó muchas veces, porque te acompañó, porque te ayudó cuando eras un niño solitario y raro», esa horrible voz que le decía que nunca podría liberarse de esa maldición por haberla aceptado cuando aún no sabía que lo era. Esa maldición que nunca supo cómo romper por su inmadurez y porque hasta ahora solo había sido un niño.

—¿Y Owen por qué no está aquí? —se quejó Aegan mientras tecleaba mensajes en su teléfono.

—No ha aparecido, pero de seguro ya vio todo —dijo Adrik—. Debe de estar en shock o alguna mierda así.