27 - Segunda parte

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Segunda parte


Y...

Todos pasamos a modo: ¡patitas pa' qué las tengo!

Aleixandre se perdió a toda velocidad por el pasillo del apartamento en busca de algo. Artie, con movimientos nerviosos, comenzó a recoger la mochila que había tirado sobre el sofá. Aegan, por otro lado, solo se quedó ahí parado como una plasta de excremento, escribiendo rápidamente en su teléfono a quien sabía quién.

—Sedster estará aquí en unos minutos —informó Owen.

Él ya había entrado en el apartamento, pero el agite y el nerviosismo no habían desaparecido de su rostro. Se veía más rojo que nunca, y muy pero muy asustado. No parecía el típico alumno rico de Tagus, sino un chico vulnerable y aterrorizado por una amenaza mucho más poderosa.

A decir verdad, ni siquiera le había visto la cara al famosillo Byron, pero en mi cabeza se formó una imagen semejante a la de un personaje del universo de Batman: gris, burlón, con unos aires del Guasón y unos ridículos pantalones de raya junto a un saco al estilo gánster.

Okey, el miedo me estaba afectando mucho.

—Váyanse ya —nos exigió Adrik a todos.

—¡Tengo las llaves del refugio! —anunció Aleixandre, apareciendo de nuevo en la sala.

—¿Te sabes los códigos? —le preguntó Adrik.

—Justo ahora sé los códigos más de lo que sé quién carajos es nuestro padre —respondió Aleixandre con una nota amarga y resentida.

—Hay que dejar los autos —informó Aegan también.

—¿Ed? —preguntó Aleixandre.

—Ya le avisé y vendrá a buscarnos —respondió Aegan al instante.

Wat?

¿Cuál refugio?

¿Cuáles códigos?

¿Quién era Ed?

Aturdida y como una estúpida, giraba la cabeza de un hermano a otro mientras ellos soltaban cosas de las que no tenía ni idea. Decían todo tan rápido y de un modo tan maquinal que no me quedó dudas de que eran asuntos que tenían planeados desde hace mucho, como si siempre hubiera existido la sospecha de que un momento así llegaría.

¿Problemas de ese tipo eran típicos para ellos?

—Todo listo entonces —asintió Adrik.

En cuanto escuché eso, reaccioné.

—¡No!

Lo solté con fuerza y decisión. De hecho, mi voz sonó más bien como un chillido que detuvo a todos. Cada par de ojos se posó sobre mí. Sin embargo, los ignoré y me centré solo en Adrik.

—¡¿Le escupes a los aviones o qué?! —le reclamé con la misma fuerza—. ¡Es una malísima idea!

—Lo sería si viniera de Aegan —contestó Adrik sin alterarse—. Las mías son menos estúpidas.

—¡Justo ahora estás siendo igual de estúpido que él!

Adrik puso cara de: really, nigga???

—Jude... —intentó decirme, pero volví a chillar:

—¡Es como un plan suicida!

—Pero...

Perfectos Mentirosos © [Completa✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora