01.

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Sidney. 

El cuidador tenía que estar bromeando. ¿Cómo podría ser cierto que en mi nueva casa viviesen 4 hombres? Cuando mi padre me había dicho que consiguió un sitio para mí en F5, su antigua casa de estudiantes, nunca mencionó que tendría que compartirla con hombres. Tampoco mencionó que la compartiría con mujeres, pero creo que era lógico que una mujer viviese con más mujeres y no rodeada de 4 hombres en pleno despertar de hormonas. 


- Entonces, los chicos que viven aquí, ¿todos son estudiantes? - le pregunté al cuidador mientras me ayudaba a subir mis maletas. 

- Sí, todos estudian, algunos trabajan. - replicó, mientras yo mordisqueaba mi labio inferior. 


No es posible, pensé. 


- ¿Están todos en la casa? - el hombre negó. 

- La casa está vacía casi todo el día, todos vuelven por la noche. - asentí, aliviada de no tener que verlos por el momento. El cuidador dejó mis cosas en medio de la sala y comenzó a estirar su espalda por el esfuerzo que había hecho. Cuando terminó, soltó un suspiro y le dio un vistazo a su reloj de muñeca. - Jongdae te enseñará tu habitación, cuando regrese. Puedes esperar aquí o salir a recorrer un poco la zona. De cualquier forma, yo debo irme ya, saldré de vacaciones esta semana, así que tengo que dejar varias cosas listas. - añadió, mientras yo le seguía en dirección a la puerta. - Sobre la mesa de la cocina está tu llave y me parece que Jongdae dejó su número de teléfono, por si necesitas algo. 

- Muchas gracias. - logré decir antes de que él hombre saliese de la casa a toda prisa. 


Dejé salir todo el aire de mis pulmones mientras veía a mi alrededor. Para ser una casa de solo hombres, estaba bastante limpia y lucía acogedora. La sala tenía un par de sofás, una mesa de centro de madera, una televisión demasiado grande para mi gusto y estantes llenos de fotos y adornos. No quise ver ninguna de las fotos, todavía en negación por tener que vivir en una casa de hombres, así que fui a la cocina. Si la sala me había sorprendido, la cocina mucho más. ¡No había un solo plato sucio! La despensa estaba llena, seguramente porque acababan de hacer compras, la cafetera estaba cargada y programada, y junto a esta, un área solo para tazas de diferentes colores. 

¿Enserio era una casa de hombres? 

Tomé mi llave y el número del tal Jongdae, saqué un abrigo de una de mis maletas, fui por mi bolso y salí de la casa. Si pensaban que les esperaría sentada, estaban equivocados. Tal vez eran organizados, pero igual seguía renuente a aceptar el hecho de que viviría rodeada de 4 universitarios hormonales. 



- Vanilla Latte, juseyo. - pedí en mi coreano oxidado, pero felizmente el mesero me entendió y luego de asentir con una sonrisa, fue hacia su compañero para que comenzara a preparar mi bebida. 


Mientras esperaba, saqué el número de Jongdae y lo añadí a mis contactos del celular. Tendría que hablarle tarde o temprano, así que a mal paso, darle prisa. En cuanto terminé, me quedé viendo la pantalla con el nombre de uno de mis compañeros de casa, intentando que me incomodara menos, pero era inútil. 


- ¡Vanilla Latte! - escuché al joven barista anunciar, cuando tuvo mi bebida lista y, por alguna razón, sentí que conocía la voz de algún lado. Volteé hacia él al instante para ver su rostro, pero él ya se había volteado a seguir con el resto de ordenes. 


¿De dónde lo conocía? 


- Aquí tiene. - me dijo el mesero al poner mi taza llena de Vanilla Latte frente a mí. 

- Disculpa. - el joven dirigió la mirada hacia mí al instante. - Tu compañero, el barista, ¿cómo se llama? - vi una sonrisa formarse en el rostro del mesero y luego, volteó hacia el otro trabajador. 

- Kim Min Seok. 


¿Era posible que el destino quisiera abofetearme de esa forma dos veces en un mismo día? 

Love Me Right | EXODonde viven las historias. Descúbrelo ahora