12.

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Sidney.

Un café se transformó en una cena y, contrario a lo que pensaba, no la pasé tan mal con Chanyeol. De hecho, reí mucho por las cosas que decía y hacía, y disfruté de cada momento. Pero eso no cambiaba las cosas para mí, Chanyeol seguía siendo una persona de la que debía cuidarme, seguía siendo uno de esos chicos que solo se acercaban para terminar rompiéndote el corazón.

Recuerda, Sidney, recuerda el dolor y mantente alejada de Chanyeol, me dije mientras caminaba hacia F5.

Cuando solo me faltaba una calle para llegar, logré ver dos siluetas al pie de las escaleras de la casa. Pensé que podrían ser los chicos, esperándome porque ya era un poco tarde, pero mientras más me acercaba, más se destruía esa idea. No eran dos chicos, era un chico y una chica.

Ninguno de mis compañeros tenía novia, al menos no que supiera, así que, con la intriga martillando mi cabeza, me apresuré a llegar a ellos. Él reía por algo que ella había dicho y fue cuando se volteó ligeramente que pude distinguir su rostro. Al instante, deseé que me tragara la tierra y le rogué a mi corazón que dejase de latir tan fuerte.

Era Min Seok.


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Sehun.

Salí de mi habitación temprano y, a diferencia de otras mañanas, no estaba Sidney para competir conmigo por el baño. Me duché, me vestí, recogí mis cosas y fui a buscar algo para desayunar, pero una vez más, no encontré a Sidney.

¿Ya se había ido?


- Buenos días. - saludó Min Seok al entrar a la cocina por su taza de café matutino, más alegre que de costumbre, con mejor humor que el que tenia cuando alguien se acercaba a Sidney.  

- Hyung, ¿viste a Sidney esta mañana? - él giró hacia mí al instante y vi preocupación teñir su mirada.

- ¿No está en su habitación?

- La puerta ha estado cerrada desde ayer. - Min Seok soltó su taza de inmediato y salió corriendo hacia la habitación de la joven, le escuché tocar un par de veces y para cuando me asomé por el pasillo, él ya había abierto la puerta. - ¿Está allí? - Min Seok negó con la cabeza y volvió a cerrar la habitación de Sidney.

- ¿Qué les pasa a ustedes dos? - preguntó Jongdae al vernos aglomerados ante la puerta de la habitación rosa.

- Sidney no durmió en casa anoche. - replicó Min Seok, mientras golpetaba el suelo con la punta del pie. Se había puesto muy nervioso.

- Ah, sí, me escribió para decirme que iba a la casa de su abuela. - los ojos del amigo de la infancia de Sidney se abrieron de par en par y salió corriendo una vez más.

- ¡Hyung! - le grité, intentando alcanzarlo. - ¿Qué sucede?

- ¡No tiene familia en Seúl!


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Sidney.

Me vi en el espejo por última vez antes de salir rumbo a mi salón de clase y mientras caminaba por el pasillo, me repetía una y otra vez que debía dejar de ser tan patética y recomponerme. Min Seok y yo no éramos pareja, tampoco estabamos saliendo, entonces, ¿por qué me había derrumbado al verlo con otra chica?

Contrólate, me dije al ver a Chanyeol intentando llamar mi atención con la mano en el aire, para luego llegar a mi lado corriendo.


- Buenos días. - saludó con una sonrisa que yo imité. Pero Chanyeol no se lo creyó, por el contrario, me sostuvo por la muñeca para que dejara de avanzar e hizo que volteara a verlo de frente. Se inclinó para poder ver mi rostro más de cerca y por alguna razón, su mirada analizandome hizo que mis ojos comenzaran a llenarse de lágrimas. - ¿Qué pasó? - negué con la cabeza, incapaz de contestarle y tragué saliva para intentar disolver el nudo en mi garganta. - Hey, hey, tranquila. - pidió, mirando hacia ambos lados, seguramente porque estaba llamando la atención.

- Iré al baño. - le dije, intentando soltarme de su agarre, pero él no lo permitió.

- No te dejaré ir hasta que me digas qué te sucede.

- Nada, Chanyeol-ssi, son cosas mías. - rápidamente, llevé una mano a mi mejilla para secar la primera lágrima que había logrado escapar y desvié la mirada hacia el suelo para que Chanyeol no lo viese.


¿Por qué ahora? De todos los momentos que pude haber escogido para quebrarme, tuvo que ser frente a Chanyeol.


- Solo déjame ir. - le pedí una vez más, pero en lugar de soltarme, tiro de mí y me atrajo hacia su pecho para luego abrazarme fuertemente. Grave error porque comencé a llorar, sin importarme lo que la gente pudiese decir.

- Todos tienen derecho a sentirse mal en algún momento. - le escuché susurrarme al oído mientras una de sus manos hacía circulos en mi espalda, intentando calmar mis sollozos. - Pero no dejes que eso cambie tu día, no dejes que eso afecte tu vida.

- ¿Cuándo te volviste tan sabio? - pregunté al romper el abrazo y aunque todavía sentía una punzada en el corazón, le mostré una débil sonrisa.

- Estoy lleno de sorpresas. - con sus pulgares comenzó a secar las lágrimas que empapaban mis mejillas y cuando terminó, se quedó viéndome directo a los ojos, permitiendome ver mi reflejo en ellos.


¿Una persona como él podía tener ojos tan sinceros?

Love Me Right | EXODonde viven las historias. Descúbrelo ahora