FIN.

423 35 3
                                        

Ir a China, definitivamente, no había sido una buena idea. Había pasado todo un día internada en un hospital con los mismos síntomas que los que me llevaron al doctor en Corea: dolor de cabeza y cuerpo, mareos y un sabor metálico en el paladar que me daba ganas de devolver toda la comida. 


- Una baja de azúcar. - repitió Jongdae. Él había estado conmigo todo el día, yendo de un lado a otro para coordinar los análisis que necesitaba e intentando hacer soportable mi estadía en el hospital. - Es otra cosa, Sid, tiene que ser otra cosa. 

- El doctor dice que estoy bien. - Jongdae chasqueó la lengua y negó con la cabeza. Estaba preocupado por mí, cuando era mi trabajo cuidar de él. 

- Esperemos los nuevos análisis. - sentenció. - Es imposible que sea solo un baja de azúcar, no cuando te has sentido fatal todo el día. - como si hubiese esperado específicamente ese momento, el doctor pidió permiso y entró a la sala con los resultados. Por su rostro, supe que no era algo bueno. 

- Bueno, señorita Park, por lo que me contó, no ha estado pasando por un buen momento en el último año y su alimentación no ha sido óptima. - comenzó su discurso el hombre de bata blanca.  - Esto ha hecho que su cuerpo se debilite y que tenga carencia de glóbulos rojos sanos que transporten el oxígeno a los tejidos. 

- ¿Eso que quiere decir, doctor? - le apresuró Jongdae, mientras sujetaba mi mano en espera de la respuesta final. 

- Anemia, ese es el diagnóstico final. 


x


- ¿Sid? - llamó Jongdae desde el otro lado de la puerta, mientras yo me cambiaba. - El auto ha llegado por nosotros. 

- Ya voy. - repliqué, alargando las vocales más de lo necesario, cansada de todo, cansada de estar en el hospital, cansada de todo lo que el doctor nos había dicho, cansada de todo el tratamiento que tendría que llevar, cansada de estar cansada. 


Abrí la puerta como si esta pesara una tonelada y mientras me arreglaba la mascarilla negra, salí de la habitación. Mantenía la mirada en el suelo, intentando que Jongdae no viese lo afectaba que estaba por todo lo que había pasado, intentando mantenerme fuerte. 


- ¿Nos vamos? - pregunté, pero la respuesta de Jongdae nunca llegó. En su lugar, un par de brazos me rodearon fuertemente y me atrajeron a su pecho. 


Me aturdió, al principio, no entendía que pasaba. Pero bastó percibir su perfume para reconocerlo y corresponder su abrazo. 


- Mochi. - balbuceé, sin poder creer que estuviera en China justo en ese momento. - ¿Qué...?

- Tranquila. - susurró él, antes de dejar un rastro de besos por mi frente. - He venido a llevarte a casa. - añadió con un tono de voz tan dulce que no pude evitar soltar lágrimas, lágrimas de felicidad, lágrimas de agradecimiento. 


En ese momento, mientras apresaba su cuerpo con mis brazos y veía sus ojitos brillar, me dejaron de importar el diagnóstico, los tratamientos y medicinas, y solo quise disfrutar del amor de la maravillosa persona que tenía frente a mí. 


x


- ¿Quieres un poco de agua? - preguntó Mochi, mientras yo descansaba en el sofá de mi apartamento. - ¿O tal vez algo de comer? - rápidamente, negué con la cabeza y extendí una de mis manos para que se acercara. 

- Sientate junto a mi por un rato. - pedí soñolienta. La sonrisa que me mostró me hizo sentir una sensación agradable en el pecho y el calor de su pecho bajo mi mejilla me transmitió seguridad. 


En ese momento, recordé la pregunta que me hizo antes de que nos despidieramos en el aeropuerto y mi corazón comenzó a latir violentamente en mi pecho. 


- Mochi. 

- ¿Sí? 

- Dilo. - Min Seok se removió en su asiento y giró ligeramente para poder ver mi rostro. Al principio, no pareció comprender a lo que me refería, pero mientras más veía mis ojos y lo suplicante de estos, pareció aclarar su mente. 


Le vi tomar aire e intentar reunir valor, mientras sus dedos se movían nerviosos sobre el sofá. Me acomodé mejor en el sofá, cruzando las piernas sobre este, y una de mis manos alcanzó la suya. Mis palpitaciones eran tan fuertes que las escuchaba retumbar en mi cabeza. Anhelaba escuchar que lo dijera, anhelaba que sus ojos me viesen mientras lo hacía. 


- Sid... - balbuceó él y luego, aclaró su garganta. Sus ojos se ataron a los míos y sus dedos apretaron los míos, antes de por fin decir: - Te amo. 

- Y yo te amo a ti. 


Min Seok se desestabilizó completamente, sin poder creer lo que acababa de decir. No se lo esperaba, definitivamente, pero se veía tan feliz de haberme escuchado decirlo que intentó componerse rápidamente. 


- ¿Qué acabas de decir? 

- Lo que oíste. - Min Seok amplió su sonrisa, si es que eso era posible. 

- ¿Sabes cuánto he anhelado que lo dijeras? ¿Tienes idea de cuántas noches esperé por que esas palabras saliesen de tu boca? - él tomó mis mejillas con sus manos, atrayendo mi rostro al suyo con premura. Tenerlo tan cerca, sentir su respiración rozando mis labios y el calor de sus dedos sobre mi piel, me hicieron estremecer. - Pero fueron dichas en el momento indicado, en el momento que debían ser dichas. - añadió, dejando que la punta de su nariz acariciara suavemente la mía. - Gracias. 

- Gracias a ti. - repliqué. - Gracias por esperar, por estar a mi lado, por no rendirte y cuidar de mi siempre. 

- No tienes que agradecer, Sid, porque yo no lo hago esperando algo a cambio. - nuestros labios estaban cerca, tan malditamente cerca que anhelaba cortar esa distancia. - Solo ámame, ámame bien. 

- Con mi vida. - y en cuanto dije eso, Min Seok me besó con el deseo que había cargado consigo por años y con la ilusión de lo que vendría. 





---------------------

Me demoré mucho en subir este capítulo porque, siéndoles sincera, no tenía ganas de que esto se acabe. Me encariñé mucho con este fic y me había apegado tanto que no podía pensar en ponerle un fin. Pero, luego de mucho pensarlo, me di cuenta que era momento de hacerlo, de cerrar la historia de Sidney. Lo he dejado abierto para que su imaginación fluya y piensen qué podría pasar, así que escríbanme y cuentenme sus teorías para pensar en un buen epílogo. 

Gracias a todas las que siguieron Love Me Right desde el inicio. 

Las amo. 



Love Me Right | EXODonde viven las historias. Descúbrelo ahora