32.

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Sidney.

- Buenos días, bonita. - escuché a Chanyeol en mi oído, mientras acariciaba mi espalda para que despierte. Me di la vuelta, para poder verlo mejor, y me encontré con esa sonrisa dulce con la que me gustaba comenzar mis días.


Ultimamente, había estado teniendo un presentimiento extraño en el pecho, uno que no me dejaba tranquila. Había llegado a tal punto que, a veces, Chanyeol era lo único que me daba fuerzas para seguir adelante.


- Buenos días, amor. - saludé de vuelta.

- ¿Cómo amaneciste hoy? ¿Mejor? - asentí, aunque todavía tenía la sensación extraña. - Todo está bien, mi amor. Estamos juntos, estamos vivos.

- Y no sabes cuán feliz me hace eso. - repliqué, antes de levantarme para comenzar a asearnos y salir a cumplir nuestra agenda.

- ¿Puedes creer que nos falta una semana para graduarnos? - preguntó, mientras yo me cepillaba los dientes. - Me gusta la idea de que lo hagamos juntos.

- ¿Enserio?

- Me gusta saber que cerramos una etapa juntos. - replicó, tomando la toalla para secar el contorno de mi boca. - Comenzamos esto como desconocidos y lo terminamos como esposos, ¿no te parece increíble? - sonreí ante su pregunta, como lo hacía desde que había decidido ser parte de su vida.

- Claro que sí, cariño, claro que sí.


x


- ¿Tienes todo? - le pregunté a mi esposo, mientras le acompañaba hacia el ascensor.

- Sí, bonita. - replicó. Me acerqué a arreglar un poco su ropa y su cabello, y luego, me puse de puntitas para poder besarle. - Te amo.

- Te amo más. - dije segura y sentí la enorme necesidad de abrazarlo fuertemente.

- ¿Otra vez esa sensación? - asentí, descansando mi cabeza en su pecho. - Mi amor, aquí estoy, no me he ido a ningún lado y no me iré. Aun si no estoy contigo físicamente, mi corazón entero es tuyo. - añadió y sentí como su mano buscaba la mía, donde descansaba nuestro anillo de matrimonio. - ¿Ves esto? Esto es para siempre.

- Para siempre. - repetí. - Ve con cuidado, ¿bueno? Te esperaré en el estudio.

- Sí, amor, en cuanto termine mi reunión, iré para allá. - Chanyeol se inclinó para darme un último beso y luego, lo vi desaparecer tras las puertas del ascensor.


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- ¿Cómo van las filmaciones? - le pregunté a Kyungsoo, mientras ambos tomábamos café en la cafetería de la compañía.

- Muy bien. - replicó animado. - Estamos avanzando rápido, así que creo que terminaremos a tiempo. - añadió antes de darle un sorbo a su latte. - ¿Cómo va la búsqueda del mini Yeol o mini Australia? - no pude evitar soltar una carcajada con aquel comentario.

- Seguimos intentando.

- Ah, pero se divierten en el proceso. - bromeó y le solté un golpe en el brazo. - Es normal, Australia, están casados. Pero vayan con calma, recuerda que tienen una vida por delante para tener hijos. - la sensación extraña en el pecho volvió en cuanto Kyungsoo dijo aquello y no pude evitar voltear hacia la calle. - ¿Qué sucede?

- Chanyeol se está demorando, ¿no?

- ¿Otra vez con ese mal presentimiento? - asentí. Fuera de Chanyeol, solo Kyungsoo y Min Seok sabían de la sensación extraña con la que había estado cargando. - Él está bien, Australia, jamás haría algo que le pusiera en peligro porque sabe cómo te afectaría aquello.

- Voy a llamarlo, solo para asegurarme que ya está cerca. - dije y marqué el número de mi esposo al instante.


Kyungsoo me miraba fijamente, intentando leer en mi expresión lo que pasaba. Esperé que el teléfono sonara una, dos, tres veces, y no tuve respuesta. Colgué y volví a llamar una vez más, intentando mantener la calma, pero como no obtuve respuesta y tuve que llamar una tercera vez, mis manos comenzaron a temblar sin control.


- ¿Nada? - preguntó el mejor amigo de mi esposo y vi cómo se removía en su asiento, contagiándose de mis nervios. - Llamaré al staff.


Por favor, que solo sea un presentimiento, le rogué al cielo.


x


Nadie contestaba. Ni el staff que acompañaba a Chanyeol, ni mi esposo. La compañía intentaba localizarlos con la mayor prontitud posible, pero Kyungsoo y yo nos poníamos nerviosos con cada minuto que pasaba.


- Están revisando el GPS del autoque los transportaba. - me avisó Kyungsoo, mientras yo me movía intranquila de un lado a otro de la oficina de reuniones en la que nos encontrabamos. - Deberían venir a avisarnos en cualquier momento.

- Le ha pasado algo. - afirmé con los ojos llorosos. - D.O, tengo el maldito presentimiento de que mi esposo está en peligro.

- Australia, tranquilizate un poco. - me pidió, acercándose para poder envolverme con sus brazos. - No estás segura de eso. Esperemos a tener respuestas.

- Llámame loca, pero siempre he pensado que Chanyeol y yo tenemos una conexión. - le confesé a mi amigo. Él me miró comprensivo, solo imaginando el dolor que podía estar sintiendo al no tener noticias de mi esposo. - ¿Recuerdas cuando Yeol se enfermó hace unos meses? Yo no estaba a su lado en ese momento, pero algo en mi interior me dijo que debía volver cuanto antes a casa.

- Eso es algo muy lindo, Australia. - negué con la cabeza. Él no estaba entendiendo el punto de todo lo que le decía.

- El problema es que ahora, en este preciso momento, no siento nada. Es como si Chanyeol no estuviese... - Kyungsoo colocó una mano en mi boca para que no pudiese continuar y allí mismo me puse a llorar como una niña pequeña.

- Todo va a estar bien, Australia. - logró decir antes que uno de los trabajadores de la compañía entrara a la sala.

- Sid... Sidney sunbae. - balbuceó la joven.


En ese preciso instante lo supe. Chanyeol me había dejado.

Love Me Right | EXODonde viven las historias. Descúbrelo ahora