Capítulo 18

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Con una toalla tras sus hombros, observaba frente al espejo su cuerpo cubierto de pecas, aquellas que le producía dolor al simple roce continuo, dándole malas pasadas a cada minuto que se descuidaba. Siempre bañarse era una tortura, pero debía hacerlo o si no era peor. Se secó con la toalla con lentitud, quejándose bajo al pasarse a llevar, hasta comenzar a vestirte.

El silencio torturaba su mañana, estaba algo aburrido y ese día las visitas no estaban permitidas para poder hacer tiempo con su hermano e irse a trabajar en el supermercado, era su día libre en el café, ahora solo le tocaba quedarse en sus estados de reflexión, observando lo fúnebre de su hogar, recordar que antes todo era más alegre, siempre compartiendo con su hermano y antes su familia, ahora tenía que afrontar todo por su cuenta, al principio le había costado, y tenía algunas ayudas de su hermano cuando este tenía de alta, pero desde meses, años que no ha podido abandonar la camilla del hospital, y ahora tenía que encarar a la realidad y a su camino plegado de obstáculos para poder darle vida a quien tanto extraña tenerlo a su lado con un buen desayuno.

Ahora, tenía que privarse de los buenos alimentos, soportar el hambre pues se había infringido dos comidas al día, tenía que seguir así, por más que su hermano no le gustara lo que hacía por él, sacrificarse y matarse por salvar la vida ajena.

Se colocó un suéter de Blard, y se sentó en la cama que también era de su hermano, era un capricho para poder sentir a su familiar cerca, sentir que desde allá en el hospital le daba apoyo, consuelo, y por supuesto, sus largos sermones sobre cuidarse. Pero, sabía que eso último le estaba haciendo caso omiso, y la preocupación de su hermano podría afectar a su estado, podría empeorar.

¿Tenía que hacerle caso? ¿Pensar por sí mismo de una vez por todas? Poner atención a su propia existencia, y ver quienes estaban a su alrededor y le provocaba una felicidad, el apoyo que necesitaba.

Solo pudo pensar en Outer.

No estaba seguro como llamar el lazo que los unía, pero había brindado tal confianza que hasta le había contado la verdad que nadie de sus conocidos le había dicho, revelado sobre su hermano, y sentir calidez las veces que hablaban de cualquier cosa. No obstante aquellos momentos eran tan lejanas de cada una, habían días que no hablaban ni se veían, como si solo fueran para cada uno un pasatiempo más, pero... No creía que fuera eso, y le costaba aceptar tal hecho.

Gracias a Outer pudo distraerse de sus complicaciones, saber que estaba ahí para poner su mano en su hombro y decir que todo iría bien. No mentiría, tenía aún sus pequeños momentos donde no creía lo que oía, donde temía que todo fuera irreal, pero a ambos un hecho común los impulsó a acercarse, Outer por su hija y él por Blard, ambos hicieron motivos para que permanecieran las primeras veces juntos, y ahora... ¿Seguía siendo así? Blard no le decía específicamente que estuviera con él, sino, que siguiera lo que le hacía feliz y hacer brillar.

— ¿Cómo puedo brillar si no soy una estrella? —Se dijo, pero dejó estar las metáforas.

Outer... ¿Seguirá estando con él por los caprichos de Stella? Sabía muy bien, se notaba, que ella le gustaba dejarlos a solas, y que Outer solo estuviera con él por ella, de alguna forma le dolía y le cohibía, no sabía si confiar, no sabía si avanzar. Tenía que resolver esa duda, desatar los cabos y dar por hecho todo lo que ocurría entre ellos.

Ya había huído mucho... Desaparecido del mapa muchas veces apropósito, ya que más de una vez lo había visto en las calles y más de una vez se escondió para no pillarse. Eran nervios...

Revisó su celular, ahí estaba el contacto de su amigo, le costó varios minutos tocar el símbolo de llamada, pero por fin de múltiples intentos lo logró. Nervioso esperó a que respondieran, no comprendía por qué estaba tan nervioso, solo era pedir que... salieran. Se palmeó el rostro sintiéndose idiota, sin saber qué decir, pero ya no podía rechazar, habían contestado.

— ¿Stave? —Habló desde el otro lado. Stave se levantó por instinto.

— O-Outer. —Golpe mental por tartamudear— Hola, ¿Por qué llamas?

— Que yo sepa, tú me estás llamado, Stave. —Hizo una breve pausa, pero lo siguiente se escuchó muy bajo— Las estrellas brillan incluso en el día.

—... ¿A qué viene eso?

— No entendiste, ¿No es así? —Silencio por parte de Stave— Perfecto.

— Cómo sea. —Aquello tan propio del mayor le relajó, volviéndose a sentar para mirar el suelo— ¿Estás en el trabajo?

— Nop, estoy en casa cocinando.

— Anda, ¿Y no me invitas?

— No creo que un vegano le guste la carne. Pero si siempre estuve equivocado, bien, ven.

— Pff, no comemos carne, pero gracias por invitarme~, no te molesto entonces.

— De todas formas ya terminé. —Interrumpió, Stave quería huir y eso que nadie lo miraba, se estaba arrepintiendo de pedirle tal cosa— ¿Deseabas algo, no?

— ¿Acaso no puedo hablar contigo porque sí?

— Sí puedes. Pero es raro de ti, Stave.

— No me conoces lo suficiente, viejo ~.

Ambos rieron, ya veía que era la hora de que tenía que decir la verdad, por lo que después de soltar últimas risitas, dejó escapar un suspiro, le costó hablar, vacilando pero era ahora o nunca.

— Umh... Outer.

— ¿Sí?

— ¿Puedes salir... ahora?

Silencio, eso recibió, Stave observó el espejo que estaba a la pared, su reflejo demostraba fácilmente lo nervioso y tenso que estaba por hacerlo, agradecía mil veces que ambos no se estuvieran viendo, pero a la vez ansioso por querer verlo.

—...Claro, de hecho, tenía pensado ir al museo ahora, ¿Te apetece?

El peso de sus hombros se alivianó junto a un suspiro, todo está bien.

— Va, pero tú pagas. 

Dulce Estrella | OuterStaveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora