Outer había aconsejado al menor buscar ropa de cambio pues debía pasar la noche con ellos, al llegar a casa, Stella soltó un resuello dejando su libro en el suelo; se tiró de inmediato a abrazar al de pecas. Outer sonrió enternecido, palmeó su cabecita.
— ¿Por qué no me ayudas a poner la mesa?
— La mesa está puesta, Outer. —Respondió Stave, ambos de pecas rieron al unísono.— Bien, coloca los servicios, Stella por favor.
La menor caminó a la cocina para hacer la mesa, el padre suspiro con una pequeña sonrisa, tomó la mano de Stave para conducirlo hasta el sofá, Stave se sintió como un crío, pero no podía hacer mucho; se había tratado pésimo y estaba muy débil, solo asintió y esperó que sirvieran la cena junto a Stella, la contraria estaba muy contenta de tenerle cerca, siempre respetando su estado de salud.
Comieron algo nada pesado, pues tras días de ayunos, reintegrarse a la dieta normal no era recomendado, fueron atentos con Stave sin hostigarlo, le hicieron sentir cómodo y apartaron los recueros que le atormentaban, así fue, tapado con el abrigo del mayor mirando la nada, estaba tranquilo, se sentía mejor.
— Hey, Stave. — Saludó Outer, había vuelto de acostar a su hija.
— Hola, ¿Ya se durmió Stella?
— Sí, o eso espero.
— Nos estará espiando, eso es claro.
— O escuchando, de todos modos su habitación no está lejos de acá.
Outer se sentó a su lado, sin hacer mucha fuerza en el momento de abrazarlo por sus hombros, después de tantos dás realmente quería compensar su ausecia, Stave se tensó por unos segundos, fijo en el suelo con su rostro vibrando en su rubor, todo era tan cálido y extrñaba la tranquilidad que le brindaba Outer a su interior, dejó escapar un largo suspiro, quitando las malas viras, e acurrucó entre sus brazos, cerrando levemente sus cuencas.
— ¿Tienes sueño, no?
— Tampoco he dormido muy bien, ¿Qué crees?
— Que necesitar dormir cómodo, puedo prestarte mi cama.
— ¿Y dejarte sin cama a ti? Estoy bien acá en el sofá, en serio. Allá prácticamente vivía en el sillón.
— Con más razón, Stave, debes despejarte.
— ... No.
— No me voy a rendir.
El de pecas rió bajo, decidió a quedarse callado como forma de victoria, el sueño aumentaba y al parecer, era igual por parte del mayor, después de tanto sopesar, ya era hora que estuviera sí de apegados, le necesitaba. Con tal valor tomó la mano ajena, cerrando sus cuencas por el cansancio, no pudo evitar sonreír suavemente ante el apretón.
— Stave...
— ¿Sí?—preguntó somnoliento, para Outer, aquel sonido era demasiado suave, adorable.
— Te quiero...
— Ya me lo has dicho allá...
— Quiero que lo recuerdes.
— Cursi... —Rió.
El mayor le dedicaba la mirada, enternecido y fascinado por cada expresión, Stave era fuerte, vivió mucho tiempo soportando la ausencia de sus hermano, sacrificándose por él, necesitaba apoyo, es difícil sostenerse por su cuenta por tanto tiempo, él mismo lo sabía, su hija fue quien estuvo por él.
Los dos estaban cómodos y antes que Outer se quedara dormido, susurró bajo.
— Yo también te quiero....
El padre ya se había dormido antes que el de pecas, pero no le importó, quería que ese momento jamás terminara.
Pasados los minutos, Stella salió de su habitación, había guardado silencio para escuchar la conversación, se sentía feliz, pasaban por un momento difícil pero ahí estaban, juntos, dispuestos a ayudarse y consolarse. En sus manos llevaba una mantita estampada de estrellas, con cuidado y en puntillas, los tapó, sin antes, por supuesto, sacarles una foto, debía imprimirla y pegarla en su próximo poema.
A la mañana siguiente, Stave abrió sus cuencas con desgano, sentía el ambiente distinto al de anoche, no demoró en notar que estaba en lo que sería la cama del adverso, cubierto de muebles elegantes pero sin mostrar demasiadas propiedades, estaba bastante limpio y ordenado, pareciendo que en realidad no había nada más que los muebles, las cortinas oscuras y la cama del que estaba recostado. Se sentó con pereza con sus parpados pesados indispuesto a abrirse mucho más.
Unos pasos le quitaron de su estado atontado, la puerta se abrió mostrando a Outer con una bandeja, le traía el desayuno, y el de pecas apenas pudo sonreír, sin creerse lo que veía, estaba muy avergonzado.
— ¿Cómo dormiste? —Preguntó el mayor, dejando la bandeja en el regazo ajeno una vez sentado.
— Bien, me sentí como un niño despertando en un lugar distinto al original.
— Si es así, dormiste bien, a Stella le pasaba, además ya te había dicho que no me iba a rendir. —Guiñó una cuenca.
Stave rió, no podía ocultar ahora la felicidad melancólica que le producía ser cuidado.
— A veces hablas como mi hermano.
— ¿De verdad?
— Sí, él es tan terco como una roca, se las ingeniaba para ganar, solo que a beneficio mío si lo miras de cualquier ángulo.
— Se preocupaba por ti.
— Como tú... Ustedes dos son... —Bajó la mirada apretando las sábanas, sonriendo— los únicos que han hecho esto, y lo aprecio... gracias a ti, no siento que todo está acabado.
— Oh... Uh... —El mayor no se esperaba esa ternura, parecía que Stave de verdad estaba feliz como para decir todo a la ligera, no pudo decir mucho, el menor ya había comenzando a comer el emparedado y el jugo.
Pasados los pocos minutos, Stave terminó, alzando una ceja por lo absorto que estaba el mayor, movió su mano verticalmente para quitarle del trance, al lograrlo, rió por su torpeza.
— Vale, ya terminé, ya puedes dejar de tratarme como bebé.
— Yo... Yo no te trato como bebé. —Declaró, recuperándose mientras tomaba la bandeja y la dejaba en el velador a un lado, le dedicó una pequeña sonrisa— Solo me preocupo por ti.
— Qué insistente eres en decir eso. —Rió.
Se quedaron mirando unos segundos muchos más lentos, las cosas estaban claras, sus sentimientos estaban declarados, las cuencas del de pecas brillaban nuevamente, ese brillo que lo hipnotizaban hasta más no poder; acarició su mejilla delicado, temiendo hacerle daño, Stave inclinó su cabeza hacia su palma, esbozando una tímida sonrisa. Pronto los dos juntaron sus rostros en un deseado beso, cerrando sus ojos para sentir mejor los labios del otro, permitiendo dejar atrás el nombre de amistad para llamarlo amor.
Stave sentía ver estrellas, su rostro hervía de mejilla a mejilla, pese estuviera en un estado tan conflictivo por su hermano, Outer le brindaba una paz inexplicable, no quería despegarse ademas de ser uno de sus primeros besos, tan torpe se sentía...
Pronto fueron interrumpidos por un chillido, Stella estaba con su uniforme espiando la escena, ambos mayores se separaron avergonzados de ser descubiertos, más Stave pues no creía que era tan temprano.
— S-Stella, ¿Ya acabaste de desayunar? —Cambió de tema, inútilmente el padre.
— ¡Ya tardaban con el beso! ¡Haha! ¡Ya quiero sacar una foto a eso! ¡Me falta guardar mi mochila!
Stella con gran alegría, parecía trotar en el lugar, retrocedió hasta huir en risas, y Outer soltó un pequeño suspiro, miró a Stave.
— Welp... Debo dejar a Stella a la escuela, si quieres puedes volver a dormir.
— Sí, tú ve.
Outer se iba a retirar, pero tras dar dos pasos, se devolvió para dar un choque de dientes a Stave, huyendo rápidamente, el de pecas, sonrojado se escondió en las mantas, sonriendo como tonto.
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Dulce Estrella | OuterStave
Fanfiction× OuterStave × × Capítulos medios × Outer ha tenido una vida difícil, quedando sin nada más que su querida hija, tras una ruptura que fue capaz de marcar su alma dejándolo angustiado no importaba si había conseguido levantarse de la caída, todo es d...