Capítulo 9.

189 53 11
                                    


Su celular vibró con impertinencia, obligándole a escapar de su mal sueño, estaba agradecido de por fin liberarse de la tortura de haber soñado nuevamente con los males que lo perturbaban desde hace años, aunque la sorpresa que se llevó fue tal que dudó si responder o no, era un número desconocido, el cual reconoció con la foto de perfil que se podía ver en la aplicación.

¿Stella?

Se levantó de su cama individual con pereza, despertar en la mañana de un sábado no estaba en sus planes antes de tener que ir a hacer sus actividades de fin de semana, pero la curiosidad le podía, no comprendía como aquella niña había obtenido su número telefónico, a menos que haya enviado mensajes a todos los números hasta dar con él, sentía probable esa posibilidad.

Contestó, aunque de pronto era llamado por ella misma, no le vio lo dañino en descolgar, siempre era bien recibida aquella joven en su vida, le había entregado experiencias que creyó que iba a degustar, siempre con los niños había tenido problemas en hablarles y poder cuidarlos pero ella tenía un comportamiento agradable y audaz.

"Al habla."

"¡Stave!"

"Hola, pequeña. ¿Cómo has obtenido mi número?"

"Ink me lo dio. Y mira que ni lo pedí."

Ink había sido un compañero de trabajo desde hace un tiempo, no le agradaba del todo al ser hablador y muy abierto con todos, como si todas las personas del mundo fueran hippies que apoyaban la paz mundial, de él aprendió a ser más reservado con quienes compartir su información o no, aunque supo de las consecuencias muy tarde, así como sucedía ahora con la hija de su... "conocido".

"No se la des a cualquiera. ¿Vale? ¿Qué deseas, Stella?"

"Quería invitarte a mi fiesta de cumpleaños. ¡Cumplo quince! Me parecía una buena idea a que vengas otra vez a nuestra casa con papá, seguro que también querría contactarte pero no tenía forma."

"¿Él te dijo que hablaras conmigo?"

"Nop, pero se lo puedo decir ahora, solo si es que tú quieres."

La idea era tentativa, ver después de un mes a aquel par era curioso, aunque con tal de volver a pensar en Outer le revolvía todo su ser, además de un vuelco en su alma por los nervios que sufría con tenerlo cerca, podía haberlo perdonado por los problemas de hace un tiempo pero ello era pasado y tenía sus razones, pero no entendía lo que sucedía en su mente, no quería aceptar que sentía cierto afecto por él, ni ella de todos modos, no menos con su situación.

No podía ser grosero, pero tampoco un mentiroso...

"Claro. ¿A qué hora?"

"A la tarde, después de almuerzo. ¿Puedes, puedes, puedes?"

"Bien. Nos vemos a las seis."

Colgó tirando lejos el celular, antes de volverse a tirar a la cama y mirar el techo por un largo rato, su cabeza iba a explotar ante la duda de ir o no, y menos sabiendo que iba a tener que enfrentar a una casa envuelta en niños y gritos, esperaba no ser el único adulto aparte de Outer en el lugar, no sabría soportar la presión o entraría en pánico.

Estornudó, y se vistió con un sweater en vez de su remera para poder irse a hacer sus trámites diarios y hacer hora antes que el reloj marque las seis.

-

Le costó elegir un regalo para Stella, no tenía el conocimiento suficiente para saber lo que le gustaba o no, apenas que le gustaba las poesías, por lo que lo único que pudo encontrar referente a ello fue apenas un pequeño libro de poesías de un poeta que desconocía y un poco de helado.

Se le hizo curioso ver que no había globos a las afueras de la casa, ni ruido de griteríos o risas, apenas una suave música se escuchaba a dos pasos del umbral, y tomando aire para no perder la calma tocó la puerta esperando que le abrieran.

Vaya sorpresa que se llevo fue al ver pocos globos y nada más que eso, además de una adorable Stella con un gorrito de fiesta al abrir la puerta, no lucía triste, se mostraba emocionada al tener su invitado estrella.

--- ¡Stave!

--- ¿He llegado primero...?

--- En teoría sí, o en teoría el único. ---Sonrió para tomar su mano y adentrarlo a su hogar, fue cordial recibir su regalo y dejarlo en la mesa donde había otro par de obsequios de distintos envoltorios, aunque todos con la misma cinta de regalo.

A los segundos el padre de Stella salió por la cocina secando el vaso con un paño, para pronto dejarlo en la mesa, y darse vuelta para saber quién era el recién llegado, sonrío por inercia aunque algo asustado de tenerlo.

--- Bienvenido, Stave.

--- Hey.

--- Stella, ve a lavarte las manos, vamos a comer.

--- ¿Qué... Qué es todo esto, Outer?

--- ¿Por qué lo dices?

Stella salió corriendo al baño, aunque fue apresurada para devolverse lentamente y escuchar la conversación, Stave apretó los labios observando el aura aunque sea festivo, solitario, realmente se le era extraño estar en esa situación tan deprimente.

Outer sonrió melancólico para después sentarse en el reposabrazos del sofá, sin apartar la mirada del invitado.

--- No creas que no invité a nadie más... Stella invitó a todos sus compañeros, pero su cumpleaños es el mismo que otro chico y es conocido por las mejores fiestas del año. No se llevan muy bien, así que... Digamos que ya estamos acostumbrado a este ambiente, es primera vez que colocamos algunos globos.

--- ¿Cuándo te dijo Stella que yo vendría...?

--- Me despertó para decirme saltando sobre mí que vendrías. ---Suspiró aunque con una sonrisa al recordar aquel momento, hace tiempo que no la había tan emocionada hasta para gritar por toda la casa aquella noticia.--- Así que me insistió que hiciera algunas cosas hasta esta hora, apenas he podido sentarme.

--- ¡Lo siento, paaa!

Así entró a la escena abrazando a su padre, Stave se quedó mirando con una expresión pensativa, la situación realmente le hacía sentir como sus años anteriores, donde también lo ocurría lo mismo al ser poco social a lo largo de su vida. Le costaba hablar con los demás, no lo podía evitar.

--- ¿No te disgusta esto, verdad? ---Preguntó el mayor, aún abrazando a su hija.

--- ¿Eh? No. No, yo... sé lo que es esto. Me siento honrado de ser un invitado especial de esta jovencita. ¿Quince años? No puedo creerlo.

Stave tomó a Stella para girar en torno a la sala, Outer suspiró feliz que su conocido pudiera comprenderlo.

Dulce Estrella | OuterStaveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora