Capítulo 5.

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Todo resultó más fácil de lo que había pensado para Outer, con las indicaciones de su acompañante pudo rellenar lo necesario y así tener hora la próxima semana donde podía llevar a su hija en ser examinada, después de terminar todos sus asuntos se despidió de Stave con estrecharse las manos, con un "hasta pronto", puesto a que habían acordado después de conversaciones a cómo funcionaba todo el sistema a que se juntarían para seguir ayudándole, también para que Stella pudiera ver a su querido desconocido.

Los días pasaron y Outer tanto como su hija se mantenían nerviosos por distintos motivos, pero en uno particular donde concordaban, estaban inciertos de como resultarían los exámenes, y el mayor temía que fuera algo grave y que por su inexperiencia y su acto tardío fueran las causas de una enfermedad sin marcha atrás. Por lo menos Stella se veía menos preocupada cuando le contó que estarían con Stave.

Stella no se soltaba de la mano de su padre caminando por los pasillos de la misma clínica donde le atendieron, buscando con la mirada a quien le había hallado un brillo especial que necesitaba verlo más seguido, necesitaba más tiempo de examinarlo, porque sentía que si él seguía en sus vidas, la rutina iba a cambiar más de lo que estaba sucediendo recientemente, y mantenía confianza que los cambios serían positivos, y mucho más para su padre.

— ¡Stave! —Exclamó al reconocerlo, soltándose de la mano de su padre para ir corriendo donde se encontraba el aludido, Outer detuvo su andar en medio camino, cada día parecía ver al de pecas cada vez más abrigado, ahora portando una bufanda y un gorro, y en ese día no hacía tanto frío como para andar en esas condiciones, no quería aceptar que estaba preocupado, pero lo estaba, y más al ver su sonrisa hacia la menor, más cansada— ¡Hola!

El joven se había inclinado para poder corresponder su abrazo sin levantarla, tapándose bien con la ropa antes de saludar con la mano al mayor, este correspondió el gesto con la cabeza.

— Hola Stella. Y hola, Outer.

— Hola, Stave, perdón por la demora, me costó ubicar la calle.

— No importa. Lo importante es que están a la hora. Vamos.

La menor junto a su padre acompañaron al joven para guiarse por todos los pasillos, pero una idea cruzó de su cabeza al estar entre ambos, tomando la mano de su padre y la de Stave por la otra, caminando firme y determinada en lograr que los demás los vieran con gran envidia, pues gracias a las pecas que compartía con el joven parecían ser de la misma sangre.

Stave hizo caso omiso si se veía a simple vista, mas Outer notó la incomodad de aquel contacto con su hija, no sabía si esa era la sensación que sentía pero sabía que no era nada positivo, no quería tampoco provocarle problemas, ni decepcionar a su pequeña, iba a solo cambiar el tema.

— ¿Por qué sabes todos los caminos del hospital?

— No me los sé todos, solo el de ciertas áreas, como ésta.

— ¿Algún motivo?

— Cuando niño siempre mis padres pensaban que un estornudo era un problema fatal... estoy relacionado con estos lugares por eso...

Outer sabía que ocultaba algo, pero no iba a empeorar el ambiente, Stella miraba con curiosidad a ambos adultos, y carraspeó para llamar la atención.

— Señor Stave, ¿Por qué está tan abrigado?

— Por nada, me gusta estar abrigado.

— Pero la primera vez dijo lo contrario.

—...¿Eso dije? Ah... Los gustos pueden cambiar.

— Stave. —Interrumpió Outer— ¿Por qué... Por qué le mientes?

— Yo no estoy mintiendo.

— Mírame a los ojos entonces. ¿Por qué nos mientes?

No le importó que se hubieran detenido a medio corredor, Stella algo asustada por el comportamiento de su padre, le tomó el brazo como único gesto que se atrevía para que la pregunta no se convirtiera en algo peor, su padre siempre había sido tranquilo, pero estaba tan sorprendida como Stave que reaccionar de otra forma no podía.

Stave frunció el ceño con una expresión indescriptible en su rostro, callado ante la mirada acusadora del otro, sabía que se había metido en un lío por haber sido contradictorio, y que sus acciones eran sospechosas para cualquiera, pero de verdad es que no podía y no quería se parte de la vida ajena... por el bien de todos, pero su comportamiento siempre le hacía meter la pata, invitando u ofreciendo ayuda aunque no quiera.

— Yo no estoy... —Le costaba mirar ambos focos de las cuencas de Outer, el esqueleto era unos pocos centímetros más alto y junto a sus ojeras no lucía nada amigable cuando el tono amenazante se hizo presente, una gota de sudor bajó de su sien, y tomó aire para responder.— En ese sector estarán esperando por su hija... Fue un gusto verlo, señor Outer... Adiós Stella.

Stave caminó por el lado contrario y a la primera esquina dobló dejando solos padre e hija, Stella apretó la mano del mayor, había entendido el cambio de tema, y se sentía culpable que aquel ambiente tan confortante según ella hubiera durado apenas minutos, Outer siguió con mirada seria como se iba, soltó un suspiro y movió a su hija para esperar a que le llamaran.

Cuando salieron del examen, uno en donde Stella solo padecía intolerancia a la lactosa cosa que alivió de sobremanera a Outer, se devolvieron a casa, pero no era lo mismo, Outer quería contarle a alguien lo sucedido allí adentro, además de agradecer a ese alguien por su ayuda, se sintió culpable por haber hecho aquel espectáculo de la nada, ese joven lo estaba ofreciendo su tiempo y lo primero que hacía era querer quitarle toda la información.

Estaba actuando mal, y la culpabilidad le estaba perturbando la espalda.

— ¿Qué pasa papá...?

— Nada, Stella, solo es el estrés...     

Dulce Estrella | OuterStaveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora