La pequeña Stella veía con mucha curiosidad aquella puerta, mientras movía las piernas con total tranquilidad, de todos modos, confiaba en que de ese lado, todo estaba yendo a la perfección, no tenía ningún mal presentimiento.
Su padre, también estaba sentado a su lado en la hilera de sillas apegadas a la pared del pasillo, estaba en silencio al igual que ella, sin hablar, fijo en la puerta que llevaba varios minutos cerradas. Sabía que estaba algo impotente por no poder colaborar con dinero, Geno había insistido en que no era necesario, lo mejor no era quedar cortos de dineros, de todos modos, tenía a una hija y pareja que cuidar.
— Papá. —Llamó entonces la pequeña, tirando un poco del abrigo de su progenitor— ¿Cuánto falta?
— No creo que falte mucho. Lo siento si te tengo retenida aquí. —Respondió Outer, desviando su mirada hasta su hija.
Stella sonrió ampliamente, pero antes de poder responder, el umbral se abrió con lentitud, saliendo del interior, Stave y Geno, ambos con una sonrisa en su rostro, haciendo evidente que todo había terminado con éxito.
— Stave, Geno, ¿Cómo les fue? —Preguntó Outer levantándose, Geno suspiró, quitando la tensión en todo su cuerpo.
— Nos fue bien. Solo debemos dejarle a los profesionales ahora.
— Sé que mi hermano sanará... Siempre ha sido un cabezota. —Agregó el de pecas, riendo bajo.
En ese momento, la menor sintió un subidón de felicidad, la alegría de su alrededor le encantaba, le daba esperanzas que todo había terminado para bien, como si fuera un final feliz, ahora les quedaba esperar que Blard fuera capaz de resistir al tratamiento, suplicar a Dios.
La joven se levantó de un saltito y se abalanzó contra Stave, quien apenas reaccionó abrazándole de vuelta, Stella no paraba de dar saltitos, moviendo su cabeza para restregarlas en las prendas ajenas.
— ¡Mamá, me alegra que estés feliz! —Exclamó.
Hubo un breve silencio, del cual Stave sintió su cabeza hervir de vergüenza por ser llamado de ese modo, no sintió ninguna molestia, pero se sentía demasiado raro que fuera llamado de ese modo, más frente al de bufanda y a Outer, tenía que acostumbrarse a eso.
— E-Eh... Y-yo... —Algo nervioso, esa incomodidad fue ofuscada por las risas de los mayores restantes y la pequeña, era bueno tener esos momentos de diversión.
Los cuatro volvieron a la casa de Outer, pero Geno se despidió al momento de dejarlos a la entrada, tenía varias cosas que hacer por ese día así que otro día volvería con noticias de los avances médicos, ambos adultos se despidieron hasta que el vehículo giró en la esquina, Stella entró de inmediato para ver televisión, no tenía tarea y llevaba muchas horas sin hacer nada.
El día resultó ser más ligero de lo que creyó Stave, él y Outer no tenían que trabajar ese día así que los tres estaban en la casa, almorzaron, y por la tarde fueron a caminar por la ciudad.
Stave de vez en cuando se perdía en sus pensamientos, la brisa ya corría al ser algo tarde, ya era hora de volver a casa, así que Outer le despertó acariciando su mejilla, Stella estaba tirándose de un tobogán.
— Hey, estrellita.
— ¿Umh? —Dijo girando la cabeza inconscientemente hasta su palma, al tener algo cerca el rostro del mayor, tensó sus hombros.
— Estás muy ido. —Dijo— ¿Seguro que estás bien?
— Sí... Solo pienso en cómo estará mi hermano.
Acariciando con el pulgar el pómulo cubierto de pecas de su amado, le depositó un pequeño beso en sus labios, con extrema suavidad tal cual como sabía que el menor dejaba de estar tenso, dejándose llevar por ese cariño que no admitía abiertamente que le encantaba. Cerró sus cuencas correspondiendo, esta vez, sin ser interrumpidos por la menor, quien se limitó a sacarles una fotografía con su celular.
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Dulce Estrella | OuterStave
Fanfikce× OuterStave × × Capítulos medios × Outer ha tenido una vida difícil, quedando sin nada más que su querida hija, tras una ruptura que fue capaz de marcar su alma dejándolo angustiado no importaba si había conseguido levantarse de la caída, todo es d...