Se arregló un poco el abrigo antes de respirar profundamente, tenía que estar tranquilo pero de alguna forma ser invitado a la casa del de pecas le daba nervios, y entre las diversas razones era la falta de información del por qué Stave lo había citado a esas horas con un toque en su voz distinta a la de siempre, una animada, entusiasmada.
Tenía un presentimiento, pero no le causaba tranquilidad, sentía que era mucho más importante de lo que parecía y por eso se había arreglado bien por si la situación lo ameritaba, ahora solamente le faltaba tocar la puerta para poder iniciar con aquel día tan extraño, por lo menos Stella estaba en la escuela así que no tenía que preocuparse por la hora.
— ¿Ya te decidirás si tocar o no?
La voz que reconocía le había asustado, estaba a punto de colapsar sus nudillos con el material de la puerta cuando había hablado Stave, este estaba asomado en la ventana a un lado de la entrada, con los brazos cruzados apoyados en el marco mientras esbozaba una divertida sonrisa. Outer pudo mirar que su ropa era más acorde al clima, por lo que supo que no estaba expuesto a un resfriado, le sonrió de vuelta, más relajado.
— Estaba haciendo eso, pero creo que ya no es necesario tocar ¿No?
— Pff... La verdad es que sí.
El menor cerró la ventana y movió la mano en gesto de despedida dejando a un confundido pero divertido Outer frente la puerta, quiso comprobar si lo que decía era verdad, por lo que se quedó quieto por más de dos minutos, ya cuando el tiempo pasó y la puerta no abrió, se dignó negando con la cabeza a llamar.
— Y yo creía que te habías ido.
— Si quieres me voy. —Mencionó mientras entraba, haciendo ademán de darse la vuelta, mas, la puerta cerró casi en sus narices, se había salvado de un golpe.
— No-oh. Ahora eres mi rehén.
— Stave, tengo esposa e hijos.
— Lás-ti-ma.
Ambos rieron, Outer miró a su alrededor bastante animado, le alegraba que conversar con el de pecas fuera más ameno aquel día, quería saber de qué se trataba su emoción, pero quería darse el mínimo tiempo para examinar su hogar, un ambiente que no encajaba con la sonrisa del adverso, se veía apagado, desolado, eso le causó incertidumbre, y se quedó de pie esperando que Stave dijera la razón de que fuera a su vivienda.
Stave captó el gesto y continuó hablando.
— No sé si ya te contó tu hija pero... —Caminó hasta el mueble pegado a la pared para tomar un marco con la foto de otro esqueleto, uno más alto que Stave y una mirada joven, y se la extendió a Outer para que pudiera verla— Tengo un hermano, se llama Blard.
El mayor miró la fotografía, de hecho, Stella no le había contado nada sobre aquello, así que estaba impresionado que tal cosa recién fuera descubierta, buscó más imágenes pero solo estaba esa y la de los dos hermanos juntos y una de Stave, tomó ambas, por lo que veía, era de hace años aquello, así que el nombrado Blard sería mucho mayor.
— ¿Hace cuantos años tienen estas fotos?
— Mh... Seis años, creo.
Stave se sentó en el sofá, por lo que Outer dejó de curiosear para también sentarse a su lado, pidiendo el permiso como acostumbraba, Stave rió bajo ante sus peticiones, le dejó espacio para girar su cuerpo y poder seguir viéndolo mientras hablaba.
— El punto es que... ¿Recuerdas nuestros encuentros en el hospital?
— ¿Cómo olvidarlo? —Era difícil dejar atrás la vez que había roto casi para siempre la confianza de Stave, todavía se sentía culpable respecto a eso.
— Mi hermano está ahí. Interno. Yo... —Se sobó el brazo, desviando la mirada— Te he mentido respecto varias cosas. El dinero más que mis estudios, es pagar lo que puedo para que sigan cuidando a Blard, tiene una enfermedad muy crítica, y debe ser tratado.
Eso no se la esperaba, Outer había alzado la mirada al instante en gesto de preocupación, miró al contrario y sin saber qué decir llevó su mano a su hombro para apretar un poco, ese tema era muy delicado y no le importó en lo absoluto que le haya mentido, sabía que a Stave le costaba mucho más expresarse y contar parte de su vida, así que no le criticaría en lo absoluto.
— Lo siento mucho... ¿No es terminal, verdad?
— ¡Claro que no! —Clamó, había sido una reacción muy inesperada, y Stave se había dado cuenta, apartó con lentitud la mano del mayor para sentarse bien con las manos juntas entre sus propias piernas, sus cejas gachas, como si el entusiasmo se hubiera ido— Blard estará bien, solo necesito seguir trabajando para que pronto regrese, me he privado de muchas cosas, no quería tampoco distraerme con otras personas... Claro, hasta que llegaste tú.
Entre ambos se volvieron a mirar, Stave era un manojo de niervos al apartar su mirada reiteradamente, pero en ese momento quedó estática en las pupilas del adverso, quien por la declaración esbozó una pequeña sonrisa, imitada por el menor. Outer iba a corresponder a lo dicho, pero fue interrumpido.
— Mi punto, es que ayer su salud mejoró considerablemente. —Se levantó con un pequeño impulso, llevándose las manos a la espalda, recuperando el ánimo perdido— Y quiere verte, enfermo o no, Blard no sé qué hace para que le cuente lo que pasa en mi vida.
— Eso se llama poder de hermano mayor. —Rió Outer, aunque se sintió algo tenso por la propuesta, conocer al familiar que tenía Stave, se le hacía familiar a las escenas de presentar cuñados, y ante la idea se pegó mentalmente, una absurda y disparatada imaginación— Ciertamente no me esperaba esto.
— ¿Qué esperabas? ¿Que te esperaría sobre una cama llena de pétalos?
Stave se rió, aunque se llevó la mano al rostro algo ruborizado, quizás fue su mente pero logró escuchar una maldición, Outer sonrió algo ladino pero sin saber cómo responder, era mejor dejar estarlo a que empeorarlo.
— No me molestaría conocer a tu hermano, realmente, me emociona.
— Gracias por aceptar, igualmente como rehén irías sí o sí. —Más tranquilo había respondido, tomando sus documentos para dejarlos en el bolsillo y así abrir la puerta— Vamos, antes que el horario de visitas se termine.
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Dulce Estrella | OuterStave
Fanfic× OuterStave × × Capítulos medios × Outer ha tenido una vida difícil, quedando sin nada más que su querida hija, tras una ruptura que fue capaz de marcar su alma dejándolo angustiado no importaba si había conseguido levantarse de la caída, todo es d...