Capítulo 26

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—Uy, perdón— me disculpé al verle sin camiseta debajo de la ducha, al menos todavía tenía puestos los pantalones.

—No te preocupes. ¿Buscas a Melovin?

—Sí.

—Se fue de los primeros.

Asentí y avancé unos pasos hacia dentro, asegurándome de que no hubiera nadie más a parte del sueco. Le vi que se estaba intentado limpiar la espalda así que me acerqué y le ayudé, echándole un poco de gel.

—Qué señorito, no hacía falta lavarse a conciencia.

—Es que no me gusta estar sucio. ¿Tú no te has lavado o qué?

—Me me echado un poco de agua por encima...

Antes de que acabara la frase me agarró de los brazos y me puso debajo del chorro de agua para seguidamente ponerme gel en el pelo.

—¡Tío!— me quejé entre risas.

—No me seas guarra y estate quieta— dijo removiéndome el pelo.

—Ay, que me haces daño.

—Pero qué dices, si lo estoy haciendo con cuidado.

—Una mierda, me estás tirando.

Para molestarme pasó su mano llena de gel por mi cara y yo le empujé, pero él me volvió a agarrar y quedamos cara a cara. Para evitar el momento incómodo me aclaré el pelo y él hizo lo mismo por lo que quedamos mucho más juntos intentando estar bajo el chorro de agua.

—¿No te sientes tremendamente humillada?

—¿Por qué?

—Porque has perdido incluso haciendo trampas.

—Pff— negué con la cabeza y me mordí el labio evitando reírme, pero con su risa contagiosa era imposible no hacerlo.

Miré hacia arriba hasta encontrarme con su mirada, que era mucho más cálida que la de Kostya. Tenía gotas de agua por todo el rostro, el pelo empapado y sus manos de un momento a otro estaban en mis caderas.

—Cómo te gusta regodearte— dije mientras apoyaba mis manos en sus hombros y fruncía los labios. Él asintió cerrando los ojos y yo me quedé observándole de cerca, con una sonrisa.

Cuando volvió a abrir los ojos me quedé pillada en su mirada y prácticamente paralizada. Apretó ligeramente mis caderas acercándome todavía más a él y llevó su mirada hasta mis labios, mojados por el agua de la ducha. Con cuidado acaricié su mejilla en la que florecía barba de hace unos días, escruté cada centímetro con la mente en blanco, sin saber lo que hacía, simplemente dejándome llevar. Él acarició mi pecho por encima de la camiseta dándome escalofríos y por alguna razón quise que no parara. Miré fijamente a sus labios, sus ojos y otra vez sus labios, que se fundieron con los míos rápidamente. Y nos besamos, nos besamos con una pasión desmedida, sedientos y sin aire. Le sujeté por el cuello mientas me arqueaba y él me agarraba de la cadera. El agua de la ducha nos caía encima pero a penas se notaba, hacía de nuestra piel un terreno más suave y resbaladizo. Pasé mis manos por su pelo una y otra vez mientras que nuestros labios se juntaban sin parar, como si inconscientemente llevaran tiempo esperándolo poder hacer.
Las voces de fuera del baño nos hicieron salir del trance y nos separaron. Él clavó su mirada en mis ojos, tenía los labios rojos y se pasó la lengua por ellos. En ese momento me sentí jodidamente culpable porque le miraba y no quería parar. La vergüenza me enrojeció las mejillas, me separé de él y rápidamente cogí mis cosas para salir de ahí.

********************

Lo que había pasado con Benjamin no tenía sentido, no entendía cómo me había dejado llevar hasta esa situación. Pero lo peor es que no podía dejar de pensar en ello, en la forma en la que nos besamos con desesperación y pasión y que si llegamos a tener un poco más de tiempo no sé yo lo que habría pasado allí...
Mientras bajaba en el ascensor a cenar cruzaba los dedos para no encontrarme con Melovin y si fuera posible tampoco con Bejamin. Pero oh, sorpresa, entro en el comedor y están los dos juntos en la misma mesa. Mel me hizo una señal indicándome además que me estaba guardando un sitio. Cogí la comida y me senté a su lado con resignación aunque intenté poner buena cara.

—¿Te has lavado bien?— me preguntó Mel. Mi mente simplemente voló a aquel baño y se ve que la de Benji también porque puso la misma cara que yo.

—Sí, claro. Estaba llena de barro.

—Lo hiciste genial— dijo dejando un beso en mi coronilla.

—Y tú— sonreí.

Procuré ignorar a ambos chicos y simplemente atendí al resto que hablaba de la carrera con mucha alegría y emoción. Ryan parecía un comentarista y Mikolas tenía una risa tan contagiosa que acabamos por reír a carcajadas toda la mesa.

—Qué mierda que no entiendo nada— me dijo Mel haciendo una mueca.

—Ya— hice una mueca y le di una palmadita en el hombro.

—Oye, ¿al final por quién esperabas, Nat? En el baño de chicos digo— habló Mikolas y yo le fulminé con la mirada.

—Por ti, guapo— bromeé y le guiñé el ojo. Benjamin se río pero me lanzó esa mirada que hasta Mel entendería.

Bajé la vista al plato y empecé a devorar la cena para poder subirme ya a la habitación. Mucha gente se estaba yendo ya que al día siguiente empezaba la primera semifinal y debían descansar. Nos quedamos pocos en la mesa y eso dificultó las cosas.

—Bueno, yo me subo— dije levantándome rápidamente.

—Espera, voy contigo— habló Mel repitiendo mi acción. Yo rodeé los ojos ya que no quería estar a solas con él en ese preciso momento, ¿cómo le iba a mirar a los ojos después de lo que había pasado?

Salimos juntos del comedor bajo la atenta mirada de Benjamin. Cuando esperábamos al ascensor Mel pasó su brazo por mi cintura y me apretó hacia él.

—¿Sabes qué? Mañana viene mi amiga, tengo ganas de que la conozcas.

—Ah genial— respondí entrando en el ascensor.

—Se llama Lesya. Estoy seguro de que os llevaréis bien— esbozó una sonrisa y me dio un casto beso en los labios.— Hoy me ha molestado mucho no haberte podido tocar enfrente de las cámaras.

—Fuiste tú el que quisiste llevar esto en secreto.

—Sí, lo sé...— dijo acariciando una de mis mejillas con suavidad. Le agarré la mano y sonreí.

—Pues ahora no te quejes, Mel— reí.

—¿Por qué últimamente no me llamas Kostya?— frunció el ceño y se apartó ligeramente.

—Se me olvida supongo...— en ese momento las puertas se abrieron en el piso de Mel y él salió extendiéndome una mano.

—¿Vienes a mi habitación?

—Estoy cansada, mejor otro día.— Él resopló pero acabamos sonriendo los dos.— Hasta mañana, Kostya.

—Hasta mañana, Nat.

{Take Me} Melovin & Benjamin IngrossoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora