Capítulo 2

251 18 3
                                    

El discurso de bienvenida había sido todo un éxito, además de la actuación que hice conjuntamente con Barei, que había venido también ha recordar viejos tiempos. Ella me contó lo bien que se lo había pasado el año que fue a Eurovision y me recordó que lo importante no era el lugar en el que quedara finalmente, sino el esfuerzo y las ganas que le pusiera.

—Ha sido una actuación genial— espetó Rafa chocándome la mano. Yo sonreí aliviada.

—Gracias. Menos mal que todo ha salido como esperaba.

—Eso es. Y creo que ahora deberías ir a conocer al resto de concursantes...— dijo Rafa mirando detrás de mí. Al darme la vuelta me encontré con Mikolas, que estaba esperando a hablar conmigo. Rafa se fue alejando poco a poco.

—¡Hola, Mikolas! ¿Qué tal?— aunque no nos conocíamos, yo había escuchado su canción mil veces y ya me sentía toda una fan.

—¡Hola! Estoy genial, he disfrutado mucho con tu actuación.

—¿De verdad? Ay, muchas gracias.

—Además tenía ganas de conocerte, tu canción es una de mis favoritas de este año— dijo él con una sonrisa enorme y seguidamente se puso a cantar y a bailar el estribillo.

—¡Qué mono!— solté entre risas en español.—Gracias, tu canción es genial también. Lie to me, lie to me oh baby come a little closer...

—¡Yeah!

—¿Te inspiraste en alguien o es pura imaginación?

—Uhh, sí. En mi ex hahaha

—Ups okay. Agradécele lo que sea que haya pasado entre vosotros porque gracias a eso has escrito esta maravillosa canción.

—Es cierto. Más tarde la llamo— dijo bromeando.

Mientras hablaba con Mikolas vi a lo lejos a Melovin, de Ucrania, y el corazón se me puso a mil por hora. Me había enamorado de aquel hombre desde la primera vez que escuché su canción. Además me moría de ganas por conocerle.

—Voy a ver si conozco a Melovin, ¿luego hablamos?

—Por supuesto, un gusto conocerte.

—Igualmente— le di dos besos al amable checo y luego me enfile hacia Melovin.

Al llegar a su lado me puse super nerviosa, era más alto de lo que parecía en los vídeos, imponía un montón y olía genial. Parecía una niña de diez años esperando a que me prestara atención, pero cuando se giró y me vio se le iluminó la mirada y esbozó una enorme sonrisa.

—¡Hola! Soy Natalia, representante de España. Solo venía a saludarte y a decirte que me encanta tu canción— y así lo dije, todo de retahíla, sin vergüenza.

La chica que estaba a su lado al parecer le tradujo al ucraniano todo lo que había dicho, él respondió y ella me lo volvió a traducir a mí. Me pareció un poco raro que no hablara inglés.

—Dice: sé quien eres, tenía muchas ganas de conocerte, te admiro mucho y creo que podrías ser una de las ganadoras de este año.

¡No podía ser! Casi muero al saber que pensaba todo eso de mí. Creo que notó mi emoción en mi voz, mis ojos y todo mi cuerpo.

—¡Muchas gracias! Tú también, sin duda. Tienes una voz preciosa y además, ¡hueles genial!

—Ha dicho: ¡gracias! Es mi nuevo perfume, ¿quieres probar un poco?

De la nada se sacó un bote de colonia del abrigo y roció un poco en el ambiente, yo lo absorbí con los ojos cerrados.

—Me encanta— dije entusiasmada.

Hablar con Melovin fue una de las cosas más extrañas y a la vez que más me gustaron en toda la noche. Amaba su voz, aunque no entendía ni un poco de lo que decía, ¡menos mal que tenía interprete! A pesar del problema con el lenguaje, parecía una persona divertida y bromista. Creo que acabé más enamorada de lo que ya estaba.
Durante el resto de la noche procuré conocer al resto de gente. Hablé con Alexander Rybak, de Noruega, que era súper simpático y no paraba de bailar. También estuve un tiempo con Julia, de Rusia, que aunque iba en silla de ruedas y tenía dificultades de movimiento, no paraba de mover la cabeza y cantar. Conocí al grupo de EQUINOX, de Bulgaria, y hablé un poco con todos cordialmente. Más tarde fui a hablar con Waylon, pero se me cruzó Ieva, de Lituania, y estuvimos muchísimo tiempo conversando. Finalmente terminé sentada en una silla con Rafa a mi lado.

—No son ni las 3 de la mañana y ya estas cansada...

—¿Tú sabes lo que cuesta estar hablando todo el rato en inglés? Uff...

—No te quejes tanto, que eso le esta pasando a todo el mundo.

—Pero no todos llevan estos taconazos— dije señalándolos, a lo que Rafa simplemente negó con la cabeza y se rió.

—Si te quieres ir te dejo las llaves de mi casa y cuidas de mis hijos. Eso seguro que te gusta más.

—Bueno, bueno... Tampoco te emociones. ¿Me puedes traer algo de beber, por favor?

—¿Qué quiere la niña?

—Cualquier cosa que no suba mucho— dije con una sonrisa exagerada. Rafa se levantó renegando a por mi pedido.

Me sentía un poco mal estando sola, ya que todavía tenía que conocer a un montón de gente, pero necesitaba un descanso. No estaba acostumbrada a esta vida de fama, de vestidos con escotazos y tacones altos. Hace menos de un año iba en zapatillas a todos lados, no me quitaba los pantalones y me pasaba casi las veinticuatro horas sentada en una silla estudiando como loca. Todo había cambiado muchísimo y en muy poco tiempo...

—¡Hola Natalia! ¿Cómo estás? Yo soy Benjamin Ingrosso, de la delegación de Suecia— una voz en español me sacó de mis pensamientos. Miré hacia arriba y me encontré con el sueco que me extendía una mano.

—¡Hoola! Un gusto conocerte— enseguida me levanté y nos dimos dos besos.— Veo que hablas español.

—Un poquito. Es que mi padre vive en España, así que...

—Ah, que guay. ¿Dónde vive?

—Voy a pasar ya al inglés— dijo entre risas, a lo que yo asentí.—Humm, vive en Palma de Mallorca.

—Wow, una isla preciosa.

—Sí, sí... ¿Tú de dónde eres?

—De Madrid, la capital.

—Yo también soy un chico de capital, Estocolmo— dijo poniendo su mano para que le chocara. A todo esto llegó Rafa con un vaso que parecía de vino.— Bueno, ya no molesto más. Ya nos veremos.

—No molestas— sonreí.—Me alegro de haber conocido a alguien que sepa español— dije guiñándole un ojo. Él se rió y respondió de la misma manera.

Cuando me volví a sentar me encontré a mi misma con una sonrisa tonta y mirando como el sueco se alejaba. Al retornar mi mirada a Rafa él tenía una ceja alzada.

—¿Qué?

—No nada...

—Era majo, sabía español...

—Sí sí... Y es tu tipo, ¿no?

—¿Qué dices! Jajaja, no. Ni hablar. A mí me gustan españoles de pura cepa.

—Claro que sí, mujer.

{Take Me} Melovin & Benjamin IngrossoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora