Capítulo 27

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Hoy era un gran día no para mí, sino para todos aquellos países que debían pasar el corte de la primera semifinal. Se notaban los nervios por doquier, los representantes y grupos técnicos iban de un lado para otro mientras que muchos de los cantantes estaban ensayando sin descanso. El resto también se estaba empezando a poner nervioso recordando que en un par de días les tocaría a ellos. En cambio, los del BigFive nos quedábamos contemplando el caos y la adrenalina como si fuera ajeno a nosotros: teníamos nuestra plaza en la final asegurada.

—Gracias Salvador Sobral— dijo Claudia Pascoal agradeciendo a su antecesor de haber ganado y por lo tanto, haberles asegurado su puesto en la final.

—Gracias España— repetí yo sin apartar mi mirada del salón.

—Yo les envidio un poco— habló Emilie con su acento francés indiscutible.— Me encantan los nervios de no saber si entrarás o no.

—Era de las que aprobaba con 5 y nunca sabía si pasaría la asignatura— explicó Jean entre risas y se acabó llevando un codazo de su compañera y pareja.

—Yo estoy aquí tan agusto— dijo Michael llevándose las manos por detrás de la cabeza y recostándose en el sofá.

—¿Pero no os da pena pensar que habrá gente que no pasará?— habló SuRie con un tono de tristeza.

—La vida es así— dijo encogiéndose de hombros Fabrizio.

—Claro, como tú no socializas no te da pena nadie— le picó Ermal y seguidamente se pusieron a discutir en italiano. Yo no entendía nada pero aún así les prestaba atención porque me encantaba escucharles hablar en su idioma.

—¿Alguien sabe cuál es el orden de actuación?— pregunté.

—Sí, yo lo tengo— dijo Jean pasándome su móvil para echarle un vistazo.

Al coger el teléfono y ver la hora me di cuenta de que ya llegaba tarde, puesto que había quedado con Mel para ir a comer en tan solo cinco minutos.

—Gracias. Chicos os dejo, nos vemos esta tarde.

—Hasta luego— se despidieron.

Subí a mi habitación como una bala para coger un par de cosas y volví a bajar al hall donde ya se encontraba Kostya con unas gafas negras y una ropa oscura. Al llegar a su lado nos dimos un beso casto y salimos del hotel hacia algún restaurante.

—Cómo está la gente eh.

—Ya, acabo de estar con Alekseev y estaba bastante cagado, pero estoy seguro de que pasará.

—Menos mal que tú vas en la siguiente semi. Ésta le llaman la semifinal de la muerte porque están la mayoría de favoritos.

—Ya lo he escuchado— asintió y resopló. Yo sonreí y le apreté la mano cariñosamente.— Y menos mal que tú eres del BigFive, que sino tendría que estar nervioso por los dos.

—Cierto— reí.— Pero tú entras seguro, créeme.

—Eso espero...

Llegamos hasta un restaurante que tenía muy buena pinta y pedimos mesa. Mientras tanto solo hablábamos de la semifinal y del resto de compañeros. Yo quería mantener la conversación ahí por si acaso le daba por sacar otros temas pero obviamente fue inevitable.

—¿En qué semifinal esta Suecia?— preguntó dándole un sorbo a su bebida.

—En la segunda, en la tuya— respondí desinteresadamente.

—A ver si no me va a quitar el puesto— dijo riéndose pero yo que había entendido el segundo sentido permanecí estática.

—¿Y tu amiga Lesya cuando viene?— cambié de tema radicalmente.

—Esta noche, creo que su vuelo llega a las dos de la mañana...

—¿Irás a recogerla?

—No sé— se encogió de hombros y apoyó sus codos en la mesa. Se me quedó mirando por un rato bastante largo y luego se volvió a reír. Qué raro estaba.

—Ay quítate las gafas...— dije intentando cogérselas pero se apartó y se las quitó él mismo.

—¿Así mejor?

—Así por lo menos te puedo mirar a los ojos.

Okay— sonrió y me agarró de la mano.

Estuvimos unas dos horas más comiendo allí y después nos fuimos a dar un paseo por las calurosas calles de Lisboa. Íbamos dados de la mano hablando animadamente y quieras o no me daba miedo que algún periodista nos fotografiara y volvieran a inventar cosas sobre mí. Por esa razón estaba algo incómoda, porque para el mundo yo estaba con Benjamin y ahora estaba mostrando todo lo contrario.

—¿Estás bien?— me preguntó al notarme distraída.

—Me duele un poco la cabeza...— mentí.

—Volvamos al hotel entonces.

Asentí y pusimos rumbo al hotel de nuevo. Fuimos directos a su habitación ya que tan solo eran las cuatro de la tarde y no teníamos nada que hacer. Me tumbé en su cama y cerré los ojos y unos segundos después noté la brisa que entraba del balcón. Hacía un día perfecto. Kostya se tumbó a mi lado y yo me apoyé en su pecho. Él acarició mi espalda casi al descubierto por una camiseta de tirantes.

—¿Estamos bien?— preguntó de la nada. Levanté mi cabeza para mirarle y asentí besándole.

—Claro— susurré sobre sus labios.

Él agarró mi cara y me besó una y otra vez. Antes de que me quisiera dar cuenta ya habíamos llegado a ese punto, la fina línea que nunca me atrevía a pasar y que ahora por mucho que quisiera intentarlo, no podía. Benjamin cruzaba mi mente como un rayo en una tormenta: su recuerdo duraba a penas un segundo pero siempre volvía. No podía hacerle esto a Kostya, engañarle de esta manera. Lo había intentado con todas mis fuerzas pero simplemente estaba forzando algo que no se podía.
Kostya me apartó y se incorporó. Me quedé mirándolo sorprendida y asustada. Él negó con la cabeza y se pasó las manos por su pelo.

—¿Me dices que estamos bien y luego pasa esto?

—¿El qué?

—¡Esto! ¿No te das cuenta? ¿En qué coño estas pensando? Porque en mí no, desde luego.

—Kostya, perdona...

—¿Es Benjamin?

—No— mentí descaradamente. Él se levantó de la cama y se paseó por la habitación.

—¿Entonces qué es?

—Simplemente estoy distraída, estamos en Eurovision, a menos de una semana de la final... Lo siento, pero tengo muchas cosas en las que pensar.

Al ver que no decía nada me levanté de la cama y me dirigí hacia la puerta, pero antes de alcanzar el pomo Kostya me agarró de un brazo, me dio la vuelta y me abrazó.

—Perdona...—susurró.— Yo también estoy nervioso. No te vayas, por favor.

—No te preocupes— sonreí y le besé delicadamente.

Me condujo de nuevo a la cama y nos volvimos a acostar pero esta vez para dormir. Aunque él en poco rato se quedó dormido yo no podía dejar de darle vueltas a la cabeza. Tenía que terminar ya con esto.

{Take Me} Melovin & Benjamin IngrossoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora