Durante el trayecto al hotel no le dejaba de dar vueltas a ese mensaje que me había mandado Mel en el que me pedía que habláramos. No tenía ni idea de qué podía ser pero seguramente fuera algo malo, esa frase siempre conllevaba algo malo.
—¿Estás bien?— me preguntó Benjamin, que veía cómo me temblaba la pierna y como no podía estarme quieta en el asiento del autobús.
—Sí, sí— sonreí para tranquilizarle, aunque él puso una mueca y apoyó su mano en mi pierna haciendo que ésta me dejara de temblar.
—Me lo he pasado muy bien— dijo guardándose el teléfono en el bolsillo y esbozando una sonrisa.
—Yo también, Benji– respondí cálidamente.
Cuando llegamos al hotel bajé rápidamente, le dije a Benjamin que nos veríamos a la hora de la cena y me enfilé hacia la habitación de Melovin. Antes de llamar me encontré con Fabrizio y Ermal, y claramente les saludé.
—Natalia, una pregunta, ¿sabes si la carrera de mañana es obligatoria?— dijo Fabrizio.
—Bueno, obligatoria como tal no. Es solidaria y además me han dicho que ayuda a dar una buena imagen y tal. ¿Nos vais a ir?
—No nos apetece mucho— dijo Ermal haciendo una mueca.— Pero si es solidaria iremos.
—Qué remedio— suspiró Fabrizio agarrando de los hombros a su compañero.— Nos vemos, Natalia.
—Adiós chicos.
Al irse los italianos llamé a la puerta de Mel y en menos de dos segundos me abrió y me dejó pasar. Llevaba una ropa un tanto causal pero todavía tenía puesta su gélida lentilla. Desde el primer momento noté cierta tensión por su parte así que evité estar demasiado cariñosa.
—¿Qué pasa, Mel?
—No sé, dímelo tú— dijo con los brazos cruzados.
—Mmm, ¿qué quieres decir?
—¿Tú acaso miras las noticias?
Resoplé ante su actitud y sin dar más rodeos cogí mi móvil y busqué algún artículo relacionado con Eurovision. El primero que salía hablaba sobre la entrevista que acababa de hacer con Benjamin y decía que nosotros dos teníamos una relación en secreto, ya que se podía ver lo bien que nos llevábamos, las miraditas, los tocamientos y lo más importante, el chupetón de mi cuello.
—Mel— dije entre risas mirándole.—¿Es esto lo que te tiene así?— me retiré el pelo dejando ver el chupetón.
—Pues hombre...
—Calla tonto, si esto me lo has hecho tú.
Él se quedó sorprendido y yo mientras me partía de la risa y rodeaba su cuello con mis brazos para seguidamente darle un beso.
—Madre mía lo nerviosa que me tenías por esta tontería...— reí.
—Vale, vale. Quizás el chupetón es mío— admitió mirándolo fijamente.— Pero, ¿qué te pasa con Benjamin? He visto la entrevista y aunque no entiendo una mierda sé leer el lenguaje corporal.
—Ay Mel...— resoplé apartándome un poco de él.— Nos llevamos bien y después de todo lo que pasó teníamos que aparentar...—mentí.
—Bueno...— él no lo tenía muy claro pero sus ganas de no discutir le debieron de superar.— Ven aquí, perdona.
Me rodeó con sus brazos y nos tambaleamos ligeramente a la vez que soltábamos pequeñas carcajadas. Cuando nos separamos le di un cachetazo flojo para picarle y le besé.
—¿Vamos a cenar?— pregunté, él asintió y salimos de la habitación.
El comedor estaba totalmente lleno así que nos pusimos en la única mesa con dos sitios libres, en la que justamente también estaba Benjamin. Por suerte no hablamos mucho, ya que no quería que Mel se pusiera más celoso, pero sí que hubo alguna que otra mirada que lograron ponerme bastante incómoda.
—Chicos, ¡mañana es la carrera!— dijo Netta ilusionada.
—Ya, estoy que me muero de ganas— añadió Isaura.
—¿Pero de qué va la carrera?— preguntó Alekseev que estaba en una esquina de la mesa, no escuchaba bien y encima tampoco entendía el inglés perfecto.
—Pues nos dividiremos en grupos y mediante relevos tendremos que llegar hasta el final. Pero no es solo correr, también te echan chorros de agua fría, hay que subir por cuerdas, reptar por el barro...— explicó Alexander.
—¡Me apunto!— habló Benji emocionado.
—Ehm yo también— dijo Mikolas tocándose su cabello rubio con algo de pena, y todos nos reímos.
—Tenemos que ir todos, va— dije yo animando a la gente. A su vez se lo expliqué a Melovin, ya que el pobre no se enteraba.
—Sí, uff— resopló Mel.— No sé yo...
—Que sí, Mel. Tú vienes— dije agarrándole del brazo.
—Si tú vas yo voy— añadió Alekseev.
—Ya le convenceré— dije guiñándole un ojo.
Y así nos pasamos toda la cena, hablando de la carrera solidaria del día siguiente. Todos estábamos emocionados, o al menos la mayoría, y casi al final pudimos convencer a Melovin de que se apuntara. ¡Tenía tantas ganas!
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{Take Me} Melovin & Benjamin Ingrosso
FanficAquel festival nos unió, nos destruyó y nos recompuso de nuevo. Durante un breve periodo de tiempo me encontré bailando de júbilo y felicidad, y también caí en el infierno de la desesperación y la tristeza. Y aquellos dos corazones formaron parte de...