Llevaba más de media hora dando tumbos por la ciudad, abrazada a mí misma por el frío que hacía y con los ojos hartos de llorar. En el móvil tenía diez llamadas perdidas de Sam, cuatro de Benjamin, tres de Alexander y... Espera, dos de Kostya. Decidí llamarle de vuelta porque era el único que no sabía por qué me había llamado.
—Natalia, ¿dónde estás?— preguntó con voz agitada y nerviosa.
—¿Para qué me has llamado?— evité su pregunta.
—Alex me ha dicho lo que ha pasado, ¿dónde estás? Voy a buscarte.
—Déjalo, Kostya— dije con la voz rota, no queriendo hablar pero a la vez queriendo estar con alguien, aunque fuera a través de una línea telefónica.
—Por favor, Nat, déjame estar ahí...— sus palabras resonaron durante unos segundos en mi cabeza, meditando la respuesta.— De todos modos, tenemos que hablar, ¿no?
Suspiré dejando salir el aire de mis pulmones lentamente. Quería seguir llorando pero simplemente acepté, le di mi localización y colgué la llamada. A orillas de esa pequeña playa estuve esperando durante unos minutos que me parecieron horas, machacando estos últimos días en los que de alguna manera había echado a perder todo. Por alguna razón, sentía mucho resentimiento contra Lesya y Sam, porque las localizaba como principal fuente de dolor, aunque en realidad solo me hicieron ver lo que yo misma estaba construyendo; algo insostenible.
De un momento a otro sentí una presión en mis hombros, unas manos posándose y seguidamente alguien sentándose a mi lado. No necesité girarme para saber que era él: el olor de su perfume ya lo decía todo.—Ya está— dije tras unos minutos de silencio.— Todo se ha acabado.
—No digas eso— y me cogió de la mano, haciéndome estremecer. Le miré a los ojos y pude ver su pena.— No me he enterado muy bien, pero creo que ha pasado algo entre Benjamin y Sam, ¿no?
Asentí recelosa, con escozor en los ojos.—Exacto. Pero bueno, segunda y última vez que me pasa.
—Lesya y yo nos besamos— admitió de repente, sin yo esperarlo ni quererlo.— Pero solo lo hice porque estaba celoso y enfadado contigo, aunque sé que eso no es una excusa...
—Da igual, Kostya.
—No, a mi no me da igual. Tú ya sabes que con quien quiero estar es contigo— dijo apoyando una de sus manos en mi muslo y torciendo el rostro para encontrar mi mirada.
—¿Y también por estar celoso te acostaste con ella?— le recriminé dolida. Él puso una cara de sorpresa y luego negó rotundamente.— Ya no hace falta mentir, Kostya.
—Te juro que eso no ha pasado, no desde hace años.
—La vi desnuda en tu habitación mientras tú supuestamente te duchabas— le expliqué con resignación.
—No, no... Ella debió desvestirse sola porque desde luego que yo no la vi de esa forma.
—¿Sabes qué ridículo suena eso?
—Es la verdad, te lo juro— algo en su mirada, su expresión y su tono de voz me hizo creerle. O simplemente porque me apetecía perdonarle.
—Está bien...— suspiré con una mueca mirando hacia el horizonte. Él pareció destensarse a mi lado y unos segundos más tarde colocó su chaqueta sobre mis hombros y me rodeó con su brazo.
—No quiero verte mal— susurró casi contra mi piel. Giré levemente la cabeza y le miré y le besé delicada pero decididamente. Después apoyé mi cabeza en su hombro y ambos miramos hacia el mismo horizonte. Pareciera como si la noche ya no fuera tan triste y solitaria como lo era hace unos instantes. Se sentía bien estar a su lado y sentir el calor de su cuerpo y compartirle el calor del mío.
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{Take Me} Melovin & Benjamin Ingrosso
FanfictionAquel festival nos unió, nos destruyó y nos recompuso de nuevo. Durante un breve periodo de tiempo me encontré bailando de júbilo y felicidad, y también caí en el infierno de la desesperación y la tristeza. Y aquellos dos corazones formaron parte de...