Capítulo 39

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El Altice Arena bullía de emoción y gritos, pero entre bambalinas no había mucha diferencia. Nos habíamos despedido de los compañeros que no actuarían y que nos esperarían directamente en la Green Room. Ahora Claudia me estaba dando los últimos retoques de maquillaje, Laura me miraba emocionada y Rafa nos metía prisa.

—Ya es la hora, hay que ir yendo.

Nerviosa como estaba salí del camerino, seguida de Claudia y Laura. No era la única que se dirigía a la zona de espera, nos acompañaba todo el grupo de EQUINOX, Netta, Alexander, Saara, las anfitrionas... Todos igual de emocionados y excitados.
Al llegar a nuestro lugar tuvimos que aguardar unos minutos para salir al escenario. Las presentadoras estaban haciendo su trabajo y en breve anunciarían la pasarela de banderas, cuando nosotros saldríamos acompañados con sus voces nombrando nuestros países. Todavía no actuaba pero estaba nerviosa.

—Ahora nos vemos— me dijo Rafa guiñándome un ojo. Abracé a las chicas y las despedí, ya que ellos se iban directamente a la Green Room.

Entre toda la gente logré divisar a un apuesto hombre joven de pelo oscuro y estatura alta que enseguida reconocí como Melovin. Llevaba su indiscutible lentilla y un traje tan estiloso y original como él mismo era. Corrí hacia él agarrándome los lados del vestido para no caerme y me puse a su lado.

—¡Nat!— dijo feliz. Pura felicidad es lo que tenía en la cara. Me dio un raudo beso en los labios y me sorprendí, ya que nunca habíamos tenido esas muestras de afecto en público.

—Me sudan las manos— dijo vergonzosa cuando él me agarró una de ellas y entrelazó nuestros dedos.

—Las mías también— sonreímos. Alguien por megafonía anunció que en treinta segundos salíamos y, por lo tanto, nos teníamos que poner en orden.— Soy el primero, luego nos vemos.

Me soltó la mano y se fue a su sitio, no sin antes darnos otro cauto beso. Yo me puse en el que me indicaron, si más ni menos que detrás de Benjamin. Estaba guapo a rabiar con esa chupa de cuero negra. Me miró sin llegar a girarse del todo y en sus ojos, rebosantes de felicidad, pude ver una nube oscura de pena y consternación. No quería, no podía verle así. Ahora mismo todos los problemas que hubiera habido quedaban detrás.
Apoyé una de mis manos en su espalda y le sonreí cálidamente. Él me respondió de la misma manera, sin mostrar los dientes, y apretó mi mano.

—Salimos en 3, 2, 1...—anunció el de megafonía y al terminar la cuenta atrás Melovin salió al escenario, acompañado por el nombramiento de su país.

En la fila yo seguía nerviosa, Benjamin se movía como si de un portero en los penaltis se tratara y el grupo húngaro, AWS, ideaban rápidamente un saludo chulo para la cámara.
Salí, la cámara me apuntó y yo saludé efusivamente. Había pensando lanzar un beso o algo así pero con los nervios ni me acordé. Por el paseo hacia la Green Room me hice unas pocas fotos con fans, saludé a todos los que pude y choqué los cinco. Cuando llegué a mi asiento abracé a Sam y me senté entre el resto del equipo. Todos teníamos una sonrisa imborrable. ¡Que empezara la final de Eurovision de 2018! 

{Take Me} Melovin & Benjamin IngrossoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora