{Take Me} Melovin & Benjamin Ingrosso

Capítulo 30

Había llegado la hora de comer y como había prometido estaba esperando a Lesya para sentarnos juntas. Llegó unos minutos después excusándose por haber llegado tarde, cogimos la comida y nos sentamos en una mesa pequeña.

—Gracias por esto— repitió una vez más.— Espero que Kostya ya esté para la cena.

—Seguro que sí... ¿Melovin y tú sois muy amigos?— pregunté haciéndome la desinteresada.

—Sí, nos conocemos desde hace años— sonrío con la mirada iluminada.— Le habrás conocido, supongo.

—Claro— asentí.— Es un chico muy agradable.

—Es más que eso, es muy especial— dijo con los ojos brillantes mientras se llevaba comida a la boca.— Es un chico muy cariñoso y sensible. Al principio con la fama lo pasó bastante mal... Pero es fuerte también.

—No lo dudo— esbocé una sonrisa y asentí vehementemente.

—De verdad, es que viste un rollo extraño, que me pone un montón, pero en el fondo es un amor.

Abrí los ojos como platos al escucharla decir eso pero aún así me hice la sueca y continué comiendo. Según me iba hablando de él más notaba que ahí había algo que yo no sabía.

—Una vez en los ensayos de X Factor se cayó del escenario y casi se muere de vergüenza— dijo entre risas.— Aunque esa no fue la vez que peor lo pasó.

—¿Ah, no? ¿Hay algo más vergonzoso que eso?— pregunté inocentemente sin saber la respuesta que me venía encima.

—Para él la peor situación fue cuando mi madre nos pilló en un momento íntimo.

—Ah...— respondí seca sin saber qué decir. ¿Ellos habían...? ¿Estaban...? ¿Estuvieron...? ¿No se suponía que eran solo amigos?

—Bueno, debería callarme, si Kostya se entera de que lo voy contando...— río.

—No diré nada, tranquila.

Y así fue, prácticamente no dije más en el resto de la comida porque ya me estaba entrando por mal lado. Ella era bastante parlanchina para lo que suele ser el estereotipo ruso. Aunque dejó de hablar de ese tipo de cosas, cada vez que nombraba a Mel más me aseguraba de lo que yo ya pensaba: ahí había algo de lo que yo no estaba enterada.
Cuando volví a mi habitación me tumbé a descansar pero no pude de tanto pensar en Lesya, Mel y Benjamin.

*********

Terminé de ducharme con agua fría, me puse algo cómodo y dejé que mi pelo húmedo se secara con la temperatura ambiente. Después de una tarde movidita (no solo por mis pensamientos caóticos sino por ruedas de prensa inesperadas) decidí que lo mejor sería relajarme y descansar. No había bajado a cenar ya que me había tomado un bocadillo de vuelta al hotel y tampoco tenía ganas de ver a nadie en estos momentos. Sin embargo, la vibración de mi móvil hizo que resoplara y me mentalizara para responder.

~Estoy en mi habitación, ¿te vienes? ;)

Le iba a poner una excusa pero acabé accediendo. No había visto a Mel en todo el día y quería darle buena suerte antes de dormir. Cogí un par de cosas imprescindibles como el móvil y la tarjeta de la habitación y fui hasta la suya. Él me recibió con los brazos abiertos y yo acabé directa contra su pecho y rodeando su cuerpo.

—¿Qué tal el último ensayo?— pregunté separándome y entrando en la habitación.

—Ha salido perfecto, el fuego estaba en su sitio y no me he tropezado con ningún escalón— dijo, creo, orgulloso de si mismo.

—Eso son buenas noticias— sonreí ampliamente.— Sé que lo harás genial, así que estate tranquilo.

—Lo intentaré— esbozó una sonrisa y entrelazó sus manos detrás de mi espalda. Seguidamente nos besamos durante un par de segundos y yo posé mi mirada en sus ojos azules.— Si mañana te consigo ver entre la multitud estaré mucho más tranquilo.

—Allí estaré aunque dudo que tengas tan buena vista como para verme desde tan lejos— carcajeé ligeramente. Kostya volvió a dejar un beso en mis labios y nos tambaleamos hacia atrás.

—No me subestimes...—dijo alzando una ceja y provocando que me riera.

—Por cierto, hoy conocí a Lesya— lo dejé caer y él se apartó un poco.

—¿Te ha caído bien?

—Sí, pero me sorprendió que no le hayas dicho nada sobre lo nuestro...

—Es que como lo estamos manteniendo en secreto...— se excusó aunque de poco o nada le sirvió.

—Pero es tu mejor amiga, ¿no?— seguí insistiendo, notando cada vez cómo le ponía nervioso.

—Lo es— asintió con la mirada en un punto perdido, incómodo. Luego me volvió a mirar y a besar como si nada hubiera pasado. Le quise recriminar pero no quería discutir así que simplemente le seguí el juego.

—Bueno, me voy a ir, estoy cansada— resoplé e hice una mueca, apoyando mis manos en sus hombros.

—¿Tan pronto? Si acabas de llegar...

—Tú también tienes que descansar. Mañana nos vemos— me puse de puntillas y dejé un beso en sus labios.

—Hasta mañana entonces— contestó él acompañándome a la puerta y observando cómo me iba.

Al volver a mi habitación sentí una especie de confusión interior, cuya raíz era Lesya. Me había molestado un poco la actitud repentina de Kostya hacia ella, queriendo evitar el tema y encima poniendo la excusa cutre que me puso. A pesar de todo pensé que lo mejor sería restarle importancia así que me tiré en la cama y me dispuse a dormir, no sin antes poner una alarma. Busqué por todos lados el móvil: en los bolsillos, entre los cojines e incluso debajo de la cama porque quién sabe, pero no lo encontré. Caí en la cuenta de que me lo podría haber dejado en la habitación de Mel así que volví hasta allí.

Bajé las escaleras hasta su planta con decisión y llamé a la puerta, pero me llevé una sorpresa al ver que quien la abrió fue Lesya, quien tapaba con las sabanas de la cama su pecho y el resto de su cuerpo desnudo.

________________________

¡Hola! ¿Cómo os va? Sé que hace mucho que no escribo y no quiero poner excusas, pero lo cierto es que ocurrió algo que me ha dejado sin ganas de nada. Aún así voy a hacer un esfuerzo por terminar la novela, que no creo que le quede mucho. Espero que siga habiendo lectores y si es así, muchas gracias por permanecer.
¡Disfrutad del verano! 🥥🍇🍍