Capítulo 10

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Abrí los ojos perezosamente al escuchar unos fuertes golpes en la puerta de mi habitación, me levanté algo malhumorada y al abrirla me encontré cara a cara con Rafa. Al saber que era él me volví a tumbar en la cama.

—¿Pero tú sabes qué hora es?—me recriminó, yo negué.—Las 9:30, así que si quieres desayunar en el hotel ya puedes ir bajando.

—Vale...—susurré contra las sábanas.

—¿Qué hiciste ayer para estar tan cansada?

—Estuve hasta las tantas hablando con Sam...—dije enderezándome y empezando a prepararme.—Creo que hasta las 3:00, y eso que ella "no quería hablar mucho porque tenía que estudiar"...

—Madre mía...—negó Rafa evitando la risa.—Pues ya puedes reponer fuerzas porque hoy tenemos el primer ensayo.

—¿A qué hora?

—A las 17:00.

—Vale, no me quejo.

Terminé de vestirme con lo primero que pillé y salimos los dos de la habitación hacia el comedor. Desgraciadamente, Rafa me obligó a bajar por las escaleras para entrar en acción y al llegar a una de las plantas nos encontramos con Benjamin, Sennek, Vanja, Ari, Michael y SuRie.

—Natalia, vamos a ir a dar una vuelta por Lisboa, ¿te apuntas?—me preguntó la inglesa.

—Uf me encantaría pero todavía tengo que desayunar y no creo que me de tiempo...

—Si quieres te espero— propuso Benjamin. Yo le sonreí y negué con la cabeza.

—No te preocupes, ya me apuntaré otro día.

—Está bien. Y a ver si descansas más— dijo pellizcándome una de las mejillas en las que se me había quedado la marca de las sábanas. Reí ligeramente y me despedí de todos.

—¿Ves? Si hubieras dormido como se debe hoy podrías socializar...—me volvió a recriminar Rafa.

—Ahg qué pesado. Te prometo que hoy me meto en la cama a las ocho de la tarde.

—Eso espero— dijo esbozando una sonrisa, disfrutando de la tortura que me producían sus mandamientos.

Cuando terminamos de desayunar me tuve que reunir con Claudia y Laura, ya que al día siguiente era la Blue Carpet y teníamos que pensar en el vestido y en el maquillaje. Una vez tomada esa decisión (que no costó mucho puesto que me encantó la idea que habían pensado) hablamos sobre el vestido que llevaría en el escenario. Ese tema sí que nos tomó más tiempo, sobretodo porque no nos poníamos de acuerdo en si debería llevar un maquillaje cargado o simple.

—¿Y si lo pensamos después del ensayo? Vamos a ver cómo queda todo y luego ya retocamos— propuse.

—Vale, pero yo solo digo que una sombra de ojos oscura y unos labios fuertes y rojos te quedarían de lujo— insistió Laura, que era la maquilladora profesional.

—El vestido ya es llamativo así que iría demasiado exagerada... Tú eres la que sabes pero sinceramente, creo que un maquillaje ligero sería más apropiado— habló Claudia que estaba muy empecinada en el tema.

—Bueno, lo dicho. Vamos a ver qué tal queda y luego ya cambiamos lo que haya que cambiar— dije levantándome de la silla.

—¿A dónde vas?— me preguntó Clau.

—Me dijeron que hay una sala para tocar el piano, voy a ver si está libre.

—Está bien.

Salí de la habitación de Laura y, tras coger un par de partituras, bajé hasta la sala donde anteriormente me habían indicado. Abrí las puertas y me encontré con un especie de teatro muy pequeño con un piano negro en el medio. Recorrí las pocas butacas que había y me senté enfrente del gran instrumento. En cuanto mis dedos tocaron las teclas y empezó a sonar la melodía se me hizo inevitable sonreír y cerrar los ojos. Cantar era algo que me encantaba hacer pero el piano me llevaba, me hacía viajar a un mundo indescriptible de paz y música y soledad. Adoraba como mis manos traducían la partitura en delicadas notas musicales. Aquel sonido me daba una tranquilidad y una fortaleza indescriptibles.

—No está nada mal.

—¡Joder!—me giré pegando un salto y encontrándome así con Mel, quien me miraba con una sonrisa y de una manera bastante admirativa.—Yo te mato, qué susto me has dado.

—Perdóname— dijo a la vez que se sentaba a mi lado.—Tocas muy bien.

—Gracias— di un suspiro y recogí algunos mechones de pelo detrás de mi oreja.

—Es verdad. Llevo un rato escuchando y parecías de otro mundo. ¿De qué planeta viniste?— yo me reí y le di un ligero golpe en el brazo.

—Humm de aquí— respondí señalando una de las estrellas que tenía tatuadas en su brazo.

—Lo sabía. Por algo lo tengo aquí conmigo— bromeó, refiriéndose a que se lo había tatuado sabiendo que yo venía de allí.

Para romper el pequeño silencio que se había formado él empezó a tocar y yo seguía el movimiento de sus manos, que era rápido y delicado. Me apoyé en su hombro y cerré los ojos para poder apreciar la música mejor, y me llené de alegría y de paz. En mi mente seguía teniendo la imagen de sus manos moviéndose por las teclas del piano, saltando de unos acordes a otros. Cuando paró me volví a incorporar y le miré directamente a los ojos, sobretodo a aquel que no estaba cubierto por una lentilla. Aquellos segundos fueron eternos, nuestras miradas unidas y nuestros cálidos cuerpos al lado, rozándose. Pero antes de que pasara algo indebido él carraspeó.

—¿Te ha gustado?—dijo prácticamente con un hilo de voz. Yo me preguntaba que a qué se refería exactamente, si a él o a la canción.

—Sí... Claro que me ha gustado— esbocé una sonrisa y aparté mi mirada hacia las partituras.

—Fue la primera canción difícil que aprendí a tocar. Si quieres te puedo enseñar.

—Vale...

—Ven— me indicó que pusiera las manos en una determinada manera y él puso las suyas sobre las mías. Eran grandes y cálidas y tuvieron el poder de dejarme la mente en blanco. Simplemente las seguí torpemente, intentando no perder el ritmo, intentando ir acompasada con su pie que iba pisando el pedal... Acabamos por soltar algunas risas.

—Esto va a tomar un tiempo...—observé. En ese momento mi teléfono móvil empezó a sonar, cortando por completo el aura que habíamos creado. Miré la pantalla y vi el nombre de mi madre. Me dieron ganas de cortarla y volverla a llamar más tarde pero luego se enfadaría conmigo y no quería eso.—¿Si?... Mamá, ahora no puedo realmente hablar... Es que estoy ocupada... Ahg, vale, un momento...

Miré a Melovin indicándole que me tenía que marchar, él asintió y salí de aquella sala hacia la salida del hotel, simplemente para que me diera un poco el aire. Mamá me estuvo contando alguna cosas intranscendentes pero también me dijo que a papá le habían ascendido en su puesto de trabajo y que iban a salir a celebrarlo.

—Por cierto hija, hoy es el aniversario del día en que te concebimos.

—No necesitaba saber eso, mamá— dije entre risas.

—Vamos a ir a cenar tu padre y yo. Ojalá estuvieras aquí, te echamos de menos.

—¡Y yo a vosotros! Tengo ganas de que vengáis, ¿habéis comprado ya los vuelos o vais a venir en coche?

—Ya lo iremos viendo, todavía queda para la final... Por cierto, mucha suerte con tu ensayo de hoy y mañana para la Blue Carpet, ya te llamaremos.

—¡Gracias! Os quiero.

—Y nosotros a ti, cariño.

Finalicé la llamada sonriente y alegre de haber hablado con mi madre. Cuando me estaba a punto de volver a meter en el hotel un grupo de fans se me acercaron y me pidieron unas fotos. Claramente accedí y me quedé un rato hablando con ellos hasta que llegaron Benjamin y el resto de su vuelta por Lisboa y finalmente entramos todos juntos para comer.

{Take Me} Melovin & Benjamin IngrossoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora