Ya han pasado 4 meses desde que conocí a Albert.
En todo este tiempo ha hecho de todo para ganarse mi cariño, me da obsequios, que yo por supuesto rechazo, también me invita a salir, pocas veces acepto sus invitaciones. A mí lo material no me importa, y él tiene algo que me da cierto miedo, tiene cambios de humor muy bruscos.
Ahora me encontraba en un muy lindo restaurante de comida rápida con él. Era hora del almuerzo y él me invitó. Le iba a decir que no, pero él me insistió mucho y muy a mi pesar terminé aceptando.
Ya habíamos pedido la comida y estábamos almorzando en silencio. Hasta que él decidió hablar.
Con él nunca e tenido una conversación cómoda.
—Tú sabes que me gustas, ¿verdad? —ya va a empezar. No respondí, así que él siguió hablando —bueno, estuve pensándolo y me gustaría que fueras mi novia, ¿quieres?
¿Porqué tenía que preguntar eso?
¿No entiende mis rechazos como un no?
—Mmm... Voy al baño. Ya vuelvo —quería evadir el tema. Me iba a levantar pero él me detuvo.
—No huyas, siempre lo haces, pero ahora no te lo permito. Responde, ¿quieres ser mi novia? —no se escuchó nada amable.
Solté un suspiro de resignación y me volví a sentar soltandome de su agarre.
Pues si quiere escuchar mi rechazo de forma más directa, se lo haré escuchar.
—Pues... No, no quiero ser tu novia.
Seguí almorzando aparentando que él no preguntó nada, pero podía sentir su intensa mirada sobre mí.
—¿Porqué?, ¿no te gusto?
¿Cómo lo trato no es suficiente respuesta?, ¿tiene mala memoria acaso?
¿Cómo?, ¿cómo hago para que lo entienda?
—No, no me gustas —seguí comiendo y ni siquiera lo miré al responder.
—A ver, mirame —se levantó, yo lo miré —¿ya me viste bien? Soy Albert Miller. Deberías de estar alegre de que alguien como yo, se fije en alguien como tú —se volvió a sentar mirándome mal.
Tomé una inhalación antes de responder.
—Pues sí, tú eres Albert Miller, tienes mucho dinero y todo. Pero yo como Nataly Smith, no quiero ser tu novia y punto. Yo no me vendo. No me gustas, entiendelo de una buena vez.
Seguí almorzando, Albert no y podía sentir como me miraba.
—¿Qué? —pregunté y lo miré. Ya estaba arta de que me mirara tanto. Ya me quiero ir.
—Como quieras —tenia la mandíbula apretada y me miraba fijamente, sus ojos destellaban rabia —serás mía, algún día lo seras. Eso te lo juro.
luego se levantó sin siquiera decirme adiós y hecho toda una furia, se fue.
¿Qué bicho le pico?, ¿se puso así porqué le dije qué no? Idiota, no por ser rico le tenia que aceptar. No me gusta y punto, ¿es tan difícil de entender?
Lo que no me gustó para nada fue ese juramento que hizo. De sólo recordar sus palabras me recorre un horrible escalofrío.
Serás mía, algún día lo serás. Eso te lo juro.
Sus palabras se repetían en mi cabeza. Ese chico de verdad da miedo, mucho miedo.
El tener dinero y ser guapo no lo hace un Dios que hay que respetar. Además, ¿a cuál chica le gusta que le pidan ser novia tan secamente? Por lo menos a mí no, aunque tal vez lo vi así porque él no me gusta.
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Destinados A Estar Juntos
RomanceDos corazones destinados a encontrarse, a amarse. ¿creen en el destino? Yo sí. Pero como siempre habrán personas que quieran separarlos, el odio por sobre todo, el mal siempre a existido y nunca a dejado de ser. Por ello, estos dos corazones tendrán...