Capítulo 31 "Nosotros ya no existe"

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Narra Nataly:

Al día siguiente.

Me levanté súper tarde, ya eran las 12:00pm.

Oscar vino a verme una hora después de haberme levantado.

Estábamos platicando en la sala.

—¿y cómo sigues? —señaló mi rostro.

Tenía un par de moretones, causados por las fuertes cachetadas que el desgraciado de Alejandro me dio. Pero con un par de días ya habrán desaparecido.

—mejor. Gracias por preocuparte —le Sonreí.

—ojalá que no salga nunca de la cárcel —se oía molesto.

—sí, gracias a Dios ya esta tras las rejas y va a durar mucho tiempo allí —con lo que Alejandro hizo, subió más años a su condena.

—me alegra que no te haya podido hacer un daño irreparable —tomó mi mano entre la suya —me dolería mucho perderte.

Comenzó a acercar su rostro al mío.

¿me quiere besar?

Cuando sus labios iban a chocar con los mios, me levanté de golpe del sofá.

—no... Eso no esta bien. Sabes que no siento lo mismo que tú por mí... Lo siento, de verdad que sí.

Su rostro se tornó triste. Pero prefiero verlo triste sabiendo que no lo amo y que lo nuestro no podrá ser, a verlo ilusionado y creyendo que lo amo cuando eso no es así.

—esta bien, pero no me pidas que no lo intente —se levantó también y me sonrió, tratando de ocultar su tristeza —¿y no me invitas a comer un pedazo de torta de esas tan deliciosas que hace tu madre?

Reí.

Él siempre a sido fanático de la comida de mamá. Y lo entiendo muy bien, pues ¡mi mamá es la mejor cocinera del mundo mundial!

—bien, vamos —tomé su mano entre la mía y nos dirigimos hacía la cocina.

Ahí estaba mamá, haciendo una deliciosa torta de esas que tanto nos gusta y hace que nos chupemos los dedos.

Narra Hugo:

Bajé del auto y toqué a la puerta. Sí, decidí venir a la casa de Nataly, meterme a la boca del lobo. Estoy claro de que al poner un solo pie en esa casa, mi suegro y cuñado me caerán a golpes. Pero necesito hablar con Nataly de una buena vez por todas.

Quien me abrió fue Diego, y me miró como si me fuera a matar.

—hola... —él me interrumpió brusco.

—hola un cuerno. ¿no te quedó claro que no te queremos cerca?

—yo sólo quiero decirles la verdad de lo que pasó —expliqué.

—¿qué haces aquí? —el señor apareció detrás de mí, haciendo que yo brindara de susto.

—sólo...

—largo. No me importan tus excusas —entró a su casa e iba a cerrar la puerta en mi cara, pero yo lo impedí.

—escuche, no se arrepentirá, lo juro. Por favor —supliqué. 

Abrí la puerta completamente.

El señor iba a responder, pero unas risas lo interrumpieron.

—¡no! Déjame —esa era la voz de Nataly entre risas.

—tú comenzaste, así que ahora no te quejes —esa voz era la de un hombre.

«¿quién esta con MI princesa?»

Destinados A Estar JuntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora